Reverdecer la ciudad
Un tercio de la mortalidad atribuible a las islas de calor podr¨ªa evitarse plantando ¨¢rboles en un 30% del espacio urbano, seg¨²n la revista ¡®The Lancet¡¯
?Por qu¨¦ las calles se reasfaltan de oficio y hay que luchar por vestirlas de verde? ?Por qu¨¦ algunas aceras se perciben como trincheras y no como espacios compartidos? ?Por qu¨¦ cualquier hueco urbano tiene muchas m¨¢s probabilidades de acabar siendo pasto del cemento que de llenarse de arbustos y mariposas? Estas son s¨®lo algunas de las preguntas que surgen ante una gris realidad a la que se enfrentan diariamente millones de urbanitas. Adem¨¢s de las cuestiones est¨¦ticas y de disfrute de la ciudad por parte de los humanos y animales que en ella viven, debemos fijarnos en los efectos directos qu...
?Por qu¨¦ las calles se reasfaltan de oficio y hay que luchar por vestirlas de verde? ?Por qu¨¦ algunas aceras se perciben como trincheras y no como espacios compartidos? ?Por qu¨¦ cualquier hueco urbano tiene muchas m¨¢s probabilidades de acabar siendo pasto del cemento que de llenarse de arbustos y mariposas? Estas son s¨®lo algunas de las preguntas que surgen ante una gris realidad a la que se enfrentan diariamente millones de urbanitas. Adem¨¢s de las cuestiones est¨¦ticas y de disfrute de la ciudad por parte de los humanos y animales que en ella viven, debemos fijarnos en los efectos directos que el d¨¦ficit de vegetaci¨®n urbana tiene sobre nuestra salud. Uno de ellos ¡ªquiz¨¢s el que m¨¢s sufrimos¡ª es el impacto de las altas temperaturas asociadas a lo que se conoce como ¡°isla de calor¡±. Este efecto, mayor cuanto m¨¢s grande es la ciudad, provoca que la temperatura sea en su centro sensiblemente superior que en sus alrededores, y se debe a la capacidad del cemento, el hormig¨®n y el asfalto para retener el calor y reemitirlo por la noche.
Un estudio publicado en la revista m¨¦dica ¡®The Lancet¡¯ lo cuantifica de una forma bien contundente: un tercio de la mortalidad atribuible a las las islas de calor podr¨ªa evitarse plantando ¨¢rboles en un 30% del espacio urbano. La investigaci¨®n se ha realizado en 93 ciudades europeas, entre las que se encuentran Val¨¨ncia y Alacant. ?Los resultados? La isla de calor provoca aumento de temperatura de 0,9?C en la primera y de 0,3?C en la segunda. Ambas ciudades, seg¨²n constata el estudio, disponen de una densidad insuficiente de ¨¢rboles.
Afortunadamente, algo est¨¢ cambiando. Quiz¨¢s de forma demasiado lenta, pero hay s¨ªntomas de que por fin languidece la concepci¨®n de la ciudad como un entramado de arterias mec¨¢nicas ruidosas y aceleradas, por las que fluyen los coches y en la que el verde se considera un abalorio prescindible. La va sustituyendo una urbe en la cual la recuperaci¨®n de espacios para los viandantes es fundamental. Espacios que podemos y debemos llenar de verde: hierbas, arbustos, ¨¢rboles, lianas. Por su valor intr¨ªnseco, por la belleza que aportan a nuestras calles, por ser reservorios de biodiversidad... y tambi¨¦n, por supuesto, para combatir las temperaturas extremas. S¨®lo tenemos que acordarnos de los v¨ªdeos virales del verano pasado en los que, term¨®metro en mano, se obten¨ªan diferencias de decenas de grados entre el asfalto desnudo y en la sombra de una avenida llena de ¨¢rboles.
La capitalidad verde de Val¨¨ncia en 2024 apunta en este sentido, as¨ª como tambi¨¦n cambios urbanos de calado que ya no se conciben sin un verde abundante y gozoso. Cualquier proyecto de nueva avenida o reurbanizaci¨®n incorpora, por fin, un aumento significativo del espacio para las personas y las plantas. Y lo mejor de todo es que esto no surge de un enfoque tecnocr¨¢tico, de arriba hacia abajo, sino que la ciudadan¨ªa tambi¨¦n lo reclama. Es sintom¨¢tico que las cr¨ªticas iniciales a la remodelaci¨®n de la Plaza de la Reina -que tuvo la mala suerte de abrirse al p¨²blico en el verano m¨¢s caluroso jam¨¢s registrado en la capital- se focalizasen justamente en su percibida falta de verdor y su rocosa y deslumbrante dureza.
La gente pide verde, y en la ciudad del siglo XXI el tapiz de hojas, tallos y flores no dejar¨¢ de crecer a?o tras a?o; la pregunta es c¨®mo de r¨¢pido se extender¨¢. M¨¢s all¨¢ del cambio en las tendencias del paisajismo urbano y de las preferencias personales, la ciencia nos ha dejado bien claro que ser¨¢ m¨¢s segura y saludable. M¨¢s humana.