Muchas maestras y muy pocas programadoras inform¨¢ticas
Las estudiantes han consolidado su mayor¨ªa entre el alumnado universitario, pero se mantienen enormes brechas de g¨¦nero en algunos grados lo que empuja a las mujeres a empleos m¨¢s precarios
Irene Santesteban (20 a?os) no creci¨® viciada a la consola ni ten¨ªa muy claro qu¨¦ era eso de programar, pero ahora estudia tercero de Ingenier¨ªa Inform¨¢tica y eso s¨ª que es raro. Es una de las cuatro ¨²nicas mujeres en una clase de m¨¢s de cincuenta estudiantes en el tercer curso de la Universitat Polit¨¨cnica de Val¨¨ncia. El suyo es ...
Irene Santesteban (20 a?os) no creci¨® viciada a la consola ni ten¨ªa muy claro qu¨¦ era eso de programar, pero ahora estudia tercero de Ingenier¨ªa Inform¨¢tica y eso s¨ª que es raro. Es una de las cuatro ¨²nicas mujeres en una clase de m¨¢s de cincuenta estudiantes en el tercer curso de la Universitat Polit¨¨cnica de Val¨¨ncia. El suyo es el grado m¨¢s masculinizado del sistema universitario espa?ol con s¨®lo un 14% de matriculadas, seg¨²n los datos del ranking CYD (de la Fundaci¨®n Conocimiento y Desarrollo). En porcentajes similares est¨¢n otras ingenier¨ªas como mec¨¢nica o electr¨®nica. En el otro lado, en logopedia o magisterio en educaci¨®n infantil, el porcentaje de matriculadas est¨¢ por encima del 90% en centros como la Universitat de Val¨¨ncia.
¡°En mi caso -explica Irene- no era algo que pensara desde peque?a. Escog¨ª TIC (Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y de la Comunicaci¨®n) en bachillerato, vimos un poco en programaci¨®n y me interes¨® mucho. Vi que, como las matem¨¢ticas, era algo muy l¨®gico, se me daba bien y tir¨¦ por ah¨ª¡±, recuerda.
Cuando eligi¨® fue consciente de que no tendr¨ªa muchas compa?eras pero le preocup¨® m¨¢s otra cuesti¨®n de g¨¦nero. ¡°Eso lo pens¨¦ pero no era un argumento que me fuera a influir como para un s¨ª o un no. En cambio, s¨ª me preocupaba que pod¨ªa haber muchos chicos a los que desde peque?os les hubiese gustado mucho la inform¨¢tica o los videojuegos, un poco siguiendo los estereotipos, y que eso les pod¨ªa poner en ventaja. Ahora he visto que los hay pero me he dado cuenta de que aunque te hayan gustado mucho los videojuegos tienes la mismas posibilidades de programar bien que alguien que no. Eso me gustar¨ªa haberlo sabido antes para decidir m¨¢s tranquila¡±, admite.
Vicent Sabater (21 a?os) es su compa?ero de clase y ¨¦l s¨ª que trasteaba con ordenadores desde peque?o. ¡°Tambi¨¦n me gustaba programar, as¨ª que en ese sentido fue algo bastante natural¡±, explica. Ve claro existe un componente social en estos desequilibrados porcentajes de matriculados. ¡°La sociedad siempre nos ha mostrado que las ingenier¨ªas son cosas de hombres¡±, afirma antes de dar su receta para ayudar de equilibrar esos porcentajes. ¡°Hay que visibilizar a las mujeres que han conseguido grandes logros en el mundo de la inform¨¢tica porque las hay y tambi¨¦n a las mujeres que ahora mismo est¨¢n cursando el grado¡±, reclama. Irene le acaba de tener que explicar a su prima peque?a en qu¨¦ consiste el grado y sus salidas y sostiene que es fundamental una mejor informaci¨®n para abrir estos grados a las mujeres y compensar as¨ª
el ¡°peso de la historia¡± a la hora de elegir. ¡°Hace cuatro d¨ªas aqu¨ª no hab¨ªa ninguna mujer. Falta tiempo, a ver si en doscientos a?os esto ha cambiado¡±, afirma. ?Doscientos? ¡°Bueno, de momento muy r¨¢pido no va¡±, sentencia con naturalidad.
En parte as¨ª lo ve tambi¨¦n Helena Rausell (51 a?os), vicerrectora de Igualdad de la Universitat de Val¨¨ncia. ¡°Aparentemente no vamos lentos pero en el fondo s¨ª, porque son cuestiones estructurales que cuesta cambiar. Lo que no se ve, lo que se hace, tiene un peso mayor que las pol¨ªticas expl¨ªcitas que se ponen en marcha¡±, admite.
Entre las causas de la ¡°distribuci¨®n sexual del conocimiento¡± distingue tres claras. ¡°La estructura social, un sistema educativo que mantiene los roles tradicionales y un curr¨ªculo androc¨¦ntrico. Faltan modelos femeninos, hay que recuperarlas porque las ha habido pero no basta con eso, hay que explicar por qu¨¦ se les ha excluido en cada ¨¦poca. Habr¨ªa que explicar que si no hab¨ªa muchas pintoras o escultoras en un momento es porque no se les dejaba asistir a las academias o presenciar desnudos y que si se formaban era porque ven¨ªan de familias en la que el padre lo era y les ense?aba¡±, ejemplifica. Y as¨ª con todas las ¨¢reas.
El papel social de las mujeres al frente de los ¡°cuidados¡± lleva a que estudien enfermer¨ªa o magisterios, donde adem¨¢s son ellas las modelos. ¡°Los hombres est¨¢n en los grados que posibilitan acceso a los mejores trabajos. Eso supone que las mujeres en general est¨¦n en empleos peor remunerados y m¨¢s precarios¡±, subraya.
A¨²n as¨ª, subraya que el proceso avanza. ¡°Es lento pero irrefrenable. Hay mucho que cambiar porque son cuestiones estructurales, el g¨¦nero es transversal y hay transformaciones de calado que encuentran resistencias¡±, desliza.
Las mejores noticias son la evoluci¨®n de las matriculas de mujeres en grados como ingenier¨ªa electr¨®nica industrial (en la UV de 2,2% en 2010 a 9% en 2019), en la de telecomunicaciones (de 8,7% a 18%) y en multimedia (de 0% a 24%). Todo en un contexto en el que las mujeres son ya un 56% de las estudiantes universitarias espa?olas, un porcentaje que en centros como la UV se dispara al 63%.
Si el vuelco no llega por justicia social o por volumen tambi¨¦n puede hacerlo por los resultados, defiende Rausell. ¡°Son mejores los de las mujeres en todo el sistema educativo. En la universidad, ademas, hay menos abandonos el primer a?o¡±, resume. Aunque, de momento, incluso eso se les vuelven en contra. ¡°Esa adaptabilidad no se valora como algo positivo sino como una mayor docilidad, como si faltara les iniciativa. Ellas tienen un mayor ¡®s¨ªndrome de la impostora¡¯, les cuesta m¨¢s reconocer sus logros¡±, analiza.
A Ang¨¨lica Rubio (21 a?os) le han explicado en sus clases de magisterio por qu¨¦ no hay apenas chicos en su clase. ¡°Es una carrera que tiene una parte de cuidados y eso ha ido hist¨®ricamente ha estado asociado a las mujeres. Apenas est¨¢ la excepci¨®n de educaci¨®n f¨ªsica. En cuanto a las mujeres, hay muchas en infantil y primaria pero menos en educaci¨®n secundaria y menos a¨²n en la universitaria y eso tambi¨¦n es algo significativo. Cuando se empieza a subir, hay muchos m¨¢s hombres¡±, reflexiona. Su compa?ero Ram¨®n Reig (20 a?os) estudia magisterio en educaci¨®n f¨ªsica y explica que lo suyo es vocacional pero no muy com¨²n. ¡°Muchos chicos tiran a carreras cient¨ªficas. Yo no he tenido presiones pero en general se ve magisterio como algo m¨¢s de mujeres, tal vez porque casi todos hemos tenido maestras¡±, recuerda. La pescadilla que se muerde la cola, aunque parece que un poco menos.