Una comedia que no es comedia: la ultraderecha ha regresado
El dramaturgo alem¨¢n Roland Schimmelpfennig, que vive entre Berl¨ªn y Valencia, analiza la ascensi¨®n de Vox en la Comunidad Valenciana y Espa?a y de los partidos extremistas en Europa
Casi se podr¨ªa creer, visto desde lejos, que se trata del argumento de una nueva comedia de un autor loco con inclinaci¨®n a la exageraci¨®n, que se estrenar¨ªa en teatro o plataformas de streaming: un gobierno reci¨¦n nombrado de un pueblo en medio de la nada, en Santa Cruz de Bezana (Cantabria), cambia el programa de cine al aire libre de este a?o porque considera que una de las pel¨ªculas programadas es moralmente reprochable y va en contra de los valores tradicionales y las asignaciones de g¨¦nero de los ni?os locales, ya que en esta pel¨ªcula dos seres femeninos se besan. Son dos personajes animados. Por la misma raz¨®n, esta pel¨ªcula no se ha exhibido, por ejemplo, en Arabia Saudita y en Malasia.
Al mismo tiempo, en Valdemorillo, una ciudad de 15.000 habitantes en la Sierra de Madrid, se cancela la representaci¨®n de una obra de teatro del programa de oto?o local. Se trata de una obra basada en uno de los textos m¨¢s preciados del siglo XX: Orlando de Virginia Woolf. Ahora se argumentan razones t¨¦cnicas, financieras y organizativas para esto, pero existe una fuerte sospecha de que simplemente no tienen el coraje de mencionar los verdaderos motivos para intervenir en el programa: en Orlando un hombre se transforma en mujer.
En ambas ciudades, Bezana y Valdemorillo, gobiernan nuevas coaliciones entre el Partido Popular (PP) y VOX.
La comedia, mientras tanto, contin¨²a a un ritmo fren¨¦tico. Risas estruendosas en la audiencia: en la Comunidad Valenciana se nombra a un ex torero como conseller de Cultura. Y no solo eso, el loco autor de la comedia agrega otra broma m¨¢s: el hombre de la plaza de toros tambi¨¦n se convertir¨¢ en vicepresidente. Se llama Vicente Barrera y es miembro de Vox. Su compa?era de partido, Llanos Mass¨®, una devota declarada, la nueva presidenta de Les Corts en Valencia, afirma en el peri¨®dico Las Provincias, en el mejor neolenguaje orwelliano, que no es antiabortista, sino ¡°provida¡±, y que adem¨¢s no se ha demostrado en absoluto que el cambio clim¨¢tico sea de origen humano.
Mientras tanto, se cuelga un gran cartel en el fondo del escenario donde se desechan los s¨ªmbolos de varios movimientos pol¨ªticos y sociales, incluyendo la bandera LGTBIQ+, el s¨ªmbolo violeta del feminismo y el s¨ªmbolo de la Agenda 2030. El partido que cuelga el cartel se llama Vox y es el partido que, despu¨¦s de las elecciones del 28 de mayo, decide sobre Orlando (cancelado) y sobre Lightyear (cancelado).
En la Comunidad Valenciana, Carlos Maz¨®n est¨¢ hablando ahora ante el Parlamento. Es el momento de la investidura, el inicio del gobierno. Maz¨®n se muestra conciliador, paternal y pac¨ªfico. Es obvio que el nuevo presidente de la Generalitat Valenciana quiere quitarle el miedo a aquellos que no han olvidado que solo gobierna porque ha pactado con Vox, el partido ultraderechista que niega la existencia de algo llamado ¡°violencia machista¡±. Elisa N¨²?ez S¨¢nchez ser¨¢ la consellera de Justicia en su gobierno. Su partido se llama Vox.
Como gesto de reconciliaci¨®n, Maz¨®n anuncia ahora -en teatro lo llamar¨ªamos un punto de inflexi¨®n dram¨¢tico- el nombramiento de la Consellera de Igualtat como ¡°segunda¡± vicepresidenta. Maz¨®n habla frente a las c¨¢maras de televisi¨®n. El lugar y el momento parecen estar bien elegidos, y sin embargo, si esto no fuera la realidad, sino una obra de teatro se podr¨ªa acusar al director de un estilo casi demasiado obvio, ya que justo detr¨¢s de Maz¨®n est¨¢ sentada una mujer en la imagen. Ella est¨¢ sentada a sus espaldas un poco por encima de ¨¦l y solo parece reaccionar cuando se menciona la palabra ¡°igualdad¡±, pero la impresi¨®n puede ser enga?osa. La mujer es Llanos Mass¨®, la nueva presidenta de los Corts, de Vox. Vox es el partido que retir¨® las banderas LGTBIQ+ despu¨¦s del cambio de gobierno en N¨¢quera.
Bueno, es hora de la aparici¨®n de los payasos, dir¨ªa un director de teatro en este momento.
Pero no entran. Donde estan? Entran o no entran, que pasa?
A las Dones Clown de Xirivella, participantes en la Mostra Internacional de Pallasses i Pallasos de Xirivella que se celebrar¨¢ en septiembre de este a?o, la gestora cultural de Xirivella, por mandato de su concejal de Vox, pide primero el video completo o el texto de su obra Erre que Erre para ver si ten¨ªa ¡°algo pol¨ªtico¡±.
No estamos en la Edad Media. No estamos en Oriente Medio. Y, como el lector de estas l¨ªneas ya sabe, todo esto no es una comedia. Es la realidad. Es la realidad espa?ola y por lo tanto, la realidad europea del siglo XXI. El mensaje de la pancarta madrile?a es claro: se opone a una serie de logros pol¨ªtico-sociales del mundo libre e ilustrado, y la farsa de Pixar y Virginia Woolf revela un pensamiento que va mucho m¨¢s all¨¢ de lo provinciano y retr¨®grado. Aqu¨ª, los pol¨ªticos locales declaran la guerra cultural a la libertad de pensamiento y de so?ar.
La comedia, que no es una comedia, no solo se representa en Espa?a. Se juega en facetas y variantes similares en casi toda Europa. La ultraderecha ha regresado. Est¨¢ aqu¨ª, y no es un fen¨®meno marginal, ya est¨¢ gobernando en muchas regiones de Espa?a y en otros lugares.
En mi pa¨ªs de origen, Alemania, el partido de extrema derecha Alternative f¨¹r Deutschland (¡°Alternativa para Alemania¡±) tiene actualmente una aprobaci¨®n en las encuestas de alrededor del 20 por ciento. El partido aboga, entre otras cosas, por el restablecimiento de las fronteras europeas (con vallas), la abolici¨®n a medio plazo del euro y una mejor relaci¨®n con Rusia. Citando el programa b¨¢sico del partido, dice que ¡°la estrechez actual de la cultura alemana de la memoria en el periodo del nacionalsocialismo debe abrirse a una visi¨®n hist¨®rica m¨¢s amplia¡±, se pretende abolir la investigaci¨®n de g¨¦nero y no quieren ¡°una inclusi¨®n ideol¨®gicamente motivada a cualquier precio¡±.
AfD apoya el cierre de las fronteras exteriores europeas y una pol¨ªtica de inmigraci¨®n herm¨¦tica siguiendo el ejemplo de Jap¨®n. Sin embargo, el partido se abstiene de la homofobia abierta y descarada de VOX, probablemente porque una de sus l¨ªderes, Alice Weidel, vive con una mujer.
Alternative f¨¹r Deutschland, que comenz¨® hace diez a?os en 2013 como un partido anti-euro (y fue ridiculizado), se ha ido moviendo cada vez m¨¢s hacia la derecha. Uno de sus protagonistas, el l¨ªder de AfD en Turingia, Bj?rn H?cke, es el fundador del ala derechista del partido. Seg¨²n una sentencia judicial, a H?cke se le puede llamar p¨²blicamente fascista. El partido y su organizaci¨®n juvenil son clasificados como extremistas de derecha y est¨¢n bajo la vigilancia del servicio de inteligencia alem¨¢n.
Las cifras est¨¢n aumentando. El partido ha logrado tener un alcalde en una peque?a ciudad alemana y un administrador de distrito en otro lugar. Esto tampoco es una farsa provinciana, no es una comedia. Es la realidad alemana. El partido de derecha espa?ol se llama Vox, en lat¨ªn significa ¡°voz¡±. El nombre probablemente se deriva del t¨¦rmino latino ¡°vox populi¡±, la voz del pueblo. En las elecciones regionales espa?olas del 28 de mayo, aproximadamente el 7% de la poblaci¨®n vot¨® a Vox. No es un n¨²mero especialmente impresionante, pero en este punto, la comedia, que desafortunadamente no es una comedia, se convierte en un drama de reyes y posiblemente en una tragedia, porque aqu¨ª comienza el juego por nada menos que el poder, y el poder, como ya sabemos no solo por Buzz Lightyear sino por Yoda de Star Wars, tiene un lado oscuro.
En Alemania, entre los partidos democr¨¢ticos del pa¨ªs, hay un consenso en todo el espectro pol¨ªtico, desde la izquierda hasta la derecha: no hay colaboraci¨®n conjunta, ni coalici¨®n, ni formaci¨®n de gobierno con la ultraderecha. Este pacto no oficial se llama ¡°muro de contenci¨®n¡±. Sin embargo, los conservadores espa?oles encabezados por Alberto N¨²?ez Feijoo no tienen escr¨²pulos en dejarse utilizar por Vox para llegar juntos al trono, al menos a nivel regional (de momento). En Extremadura, donde Mar¨ªa Guardiola todav¨ªa mostr¨® algo as¨ª como integridad pol¨ªtica por un momento, el drama de los reyes se convierte en tragedia: una pol¨ªtica sacrifica sus propias convicciones para llevar a su partido al poder.
- ¡°Es repugnante¡± -alguien en la audiencia grita.
- ¡°No importa¡± -alguien del escenario responde- ¡°as¨ª es como funciona la democracia¡±.
No, as¨ª no funciona la democracia. Tambi¨¦n en Alemania es una pr¨¢ctica com¨²n y bien establecida que los grandes y peque?os partidos formen coaliciones para gobernar juntos, y as¨ª, incluso los partidos elegidos por un peque?o porcentaje de la poblaci¨®n ya sean de derecha, izquierda, liberales o verdes, participan en posiciones de gobierno. Pero: todos estos partidos, ya sean de derecha, izquierda, liberales o verdes, est¨¢n firmemente arraigados en el estado de derecho y la realidad, y la realidad es que s¨ª existe la violencia de los hombres contra las mujeres, y s¨ª, las emisiones de CO2 causan el calentamiento global. La sexualidad y la identidad de g¨¦nero son derechos inviolables e individuales.
La historia la escriben los vencedores. Incluso los vencedores de las elecciones.
Vox no gan¨® las elecciones. Los dos grandes partidos, el PP y el PSOE, ganaron, uno de derecha y otro de izquierda, y aqu¨ª la tragedia repite una cat¨¢strofe hist¨®rica: el cisma espa?ol, porque la derecha y la izquierda realmente no son capaces de hablar entre s¨ª, incluso casi cinco d¨¦cadas despu¨¦s del final de la dictadura de Franco.
La historia no solo la escriben los vencedores, tambi¨¦n es ocultada por los vencedores.
La democracia postfascista espa?ola es joven. La democracia post-nazi (occidental) alemana es casi 30 a?os mayor. Los hornos de los campos de concentraci¨®n a¨²n no se hab¨ªan enfriado cuando los turistas alemanes comenzaron a visitar en los a?os sesenta y setenta, con gran alegr¨ªa, la dictadura fascista en Espa?a. Se sent¨ªan c¨®modos all¨ª.
Aunque d¨¦cadas despu¨¦s del r¨¦gimen de horror, los antiguos nazis pudieron seguir haciendo carrera dentro del estado de la Alemania Occidental, y aunque monstruos como Eichmann y Klaus Barbie no fueron descubiertos por los alemanes -qu¨¦ extra?o-, y aunque nunca capturaron a Josef Mengele (que muri¨® en 1979 en Brasil en un accidente de ba?o), es correcto decir que en la Rep¨²blica Federal de Alemania hubo un esfuerzo visible para enfrentar la historia. No puedo culpar a la Rep¨²blica Federal de Alemania de hace 22 a?os, nacida tras la liberaci¨®n de Auschwitz, de haber ocultado la historia. Crec¨ª como ni?o viendo im¨¢genes de monta?as de cad¨¢veres en los campos de concentraci¨®n. El silencio de Espa?a sobre su pasado es ensordecedor.
El arte, en cualquier forma, no es para los ganadores. El arte se?ala las heridas. El arte trata del dolor, del fracaso. El arte trata del cambio. El arte sue?a, desarrolla utop¨ªas. El arte y cualquier forma de exclusi¨®n se contradicen fundamentalmente. El arte es libre, debe ser libre. El arte es democracia. No hay arte fascista, y donde el Estado se apropia del arte, surge la propaganda. Donde el Estado reprime el arte, reina la tiran¨ªa. Mis obras se representan en muchos pa¨ªses, desde Chile hasta India y China, y las personas que interpretan estos textos son tanto heterosexuales como homosexuales, entre ellas hay hombres que son mujeres y mujeres que son hombres, hay personas que no quieren definirse, son blancos, negros, amarillos, y son cristianos, musulmanes, hind¨²es, budistas y ateos. Hacen teatro, cuentan historias, y por eso son LIBRES.
La pancarta en Madrid se ve¨ªa m¨¢s que clara. Ya no est¨¢ colgada, pero nadie podr¨¢ decir alg¨²n d¨ªa que no se ve¨ªa claramente lo que se avecinaba para el orden democr¨¢tico europeo. A aquellos que creen que ¡°tal vez no ser¨¢ tan malo¡±, les insto en¨¦rgicamente a que no se hagan ilusiones falsas. No es una comedia lo que se est¨¢ representando aqu¨ª. Los nuevos protagonistas, como el vicepresidente en Valencia, que ha vivido de cortar las orejas a toros muertos y lanzarlas a una multitud ferviente, pueden encontrar su nuevo lugar de trabajo en un escritorio de un edificio gubernamental. Ellos tomar¨¢n decisiones. Y esto es solo el final del primer acto.
Roland Schimmelpfennig es un dramaturgo y novelista alem¨¢n. Sus obras de teatro se representan en todo el mundo. En Espa?a, sus textos se han visto, entre otros lugares, en la Sala Beckett y La Cuarta Pared. En los ¨²ltimos a?os ha trabajado en varias ocasiones en el Nuevo Teatro Fronterizo, invitado por Jos¨¦ Sanchis Sinisterra. Vive entre Valencia y Berl¨ªn.
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