De los golpes a las calles: arte contra la violencia machista y la ¡°cultura blanca¡±
Lo primero que se ve de la muestra ¡®Art contra la viol¨¨ncia masclista¡¯ en la Nau de la Universitat de Val¨¨ncia son llamas que calcinan casas, radiograf¨ªas de huesos rotos...
Primero, los golpes.
Los f¨ªsicos: las patadas, los pu?etazos, los empujones, todo lo que deja rastro en un examen m¨¦dico. El cuerpo de mujer torturado a manos de un hombre. Al entrar en la Sala Estudi del Centre Cultural La Nau de la Universitat de Val¨¨ncia, lo primero que se ve de la exposici¨®n Art contra la viol¨¨ncia masclista son llamas que calcinan casas, radiograf¨ªas de huesos rotos, familias numerosas que atraen ej¨¦rcitos de hormigas rojas. Cuando se plante¨® por d¨®nde empezar a mostrar la realidad de las violencias que afectan a las mujeres, la comisaria, Sem¨ªramis Gonz¨¢lez, decidi¨® empezar por lo obvio, por los golpes, porque la muestra se inaugur¨® poco despu¨¦s del 25 de noviembre, D¨ªa Internacional de Eliminaci¨®n de la Violencia contra la Mujer.
Pero las tres salas de La Nau que recogen una selecci¨®n de obras sobre la violencia machista procedentes de los fondos de las cinco universidades p¨²blicas valencianas -y de algunas colecciones privadas- recogen mucho m¨¢s que violencia f¨ªsica. Estructurada en cuatro bloques, contiene obras de 31 artistas -como Maruja Mallo, Carmen Calvo o Sophie Calle- y se puede visitar hasta el 18 de febrero. Entre los muros de La Nau, las obras proponen un recorrido desde la casa que asfixia hasta las calles que curan. Un camino de supervivencia, resistencia y liberaci¨®n.
Pero ese camino empieza con los golpes, como los que matan cada once minutos a una mujer o ni?a a manos de alg¨²n familiar var¨®n en el mundo, seg¨²n Naciones Unidas. Como los golpes que provocan fracturas de huesos y que denuncia en su obra ¡®A flor de piel¡¯ Maribel Dom¨¦nech, que expone un montaje de radiograf¨ªas. ¡°El espacio dom¨¦stico ha sido tradicionalmente un espacio de opresi¨®n, bajo la convicci¨®n de que lo que pasa en casa se arregla en casa¡±, explica la comisaria, Sem¨ªramis Gonz¨¢lez. Ese ¡°¨¢mbito aparentemente seguro que escond¨ªa violencias¡± lo representa tambi¨¦n la ¡®Familia numerosa¡¯ de Isabel Oliver, con una madre acompa?ada por sus quince hijos a punto de ser sepultados por insectos. Y a esa opresi¨®n dom¨¦stica le prende fuego Alessandra Spranzi en ¡®Tornando a casa¡¯, una serie de montajes fotogr¨¢ficos en los que el hogar burgu¨¦s de los sesenta y setenta va siendo devorado por llamas que alcanzan vestidores, vajillas, camas de matrimonio y sof¨¢s.
Segundo, la guerra
La guerra no tiene rostro de mujer, como escribi¨® Svetlana Aleksi¨¦vich. ¡°S¨ª, las bombas matan por igual a mujeres y hombres, pero hay violencias que se ejercen espec¨ªficamente contra las mujeres durante los conflictos¡±, recalca Sem¨ªramis Gonz¨¢lez. Como la violencia sexual y las violaciones de prisioneras de guerra. Como, sin ir m¨¢s lejos, el robo de ni?os que se produjo en la Espa?a franquista.
Por eso, para contar esa realidad, han agrupado en el segundo bloque obras ¡°que tienen mucho que ver con la memoria hist¨®rica¡±: A modo de denuncia, la mujer desnuda cubierta por un cartel del bando nacional durante la guerra civil que retrata Carmen Calvo en la obra ¡®Cabelleras¡¯. A modo de reivindicaci¨®n, los carteles publicitarios realizados por Sanja Ivekovi? con fotos de luchadoras antifascistas como Nera ?afari?, que sufri¨® la deportaci¨®n a Auschwitz por su actividad pol¨ªtica.
Tercero, los cors¨¦s.
Pero hay otra guerra, una que se libra cada d¨ªa. ¡°Quer¨ªamos hacer visible c¨®mo hay representaciones y roles sexistas que constri?en a las mujeres, desde las Miss Espa?a hasta los cuentos infantiles, pasando por la publicidad o el amor rom¨¢ntico¡±, explica la comisaria de la exposici¨®n. Representaciones que constri?en como un vestido pesado y ce?ido hecho de cadenas negras, un vestido de novia que es tambi¨¦n cors¨¦ como el que expone la artista Maribel Dom¨¨nech. Tambi¨¦n hay otro vestido de novia, a pocos pasos del primero: el que lleva la artista Sophie Calle en la foto de su ¡®performance¡¯ en un aeropuerto, donde fing¨ªa haber ido a casarse con un hombre para visibilizar las imposiciones del matrimonio.
Cuarto, la supervivencia
¡°El recorrido ten¨ªa que incluir obras duras, pero tambi¨¦n otras que hablaran de la capacidad de sobreponerse a la violencia, de resiliencia, de supervivencia, de curaci¨®n y de c¨®mo, pese a todo, nos podemos sobreponer a ¨¦pocas donde las mujeres est¨¢n vilipendiadas¡±, asegura Sem¨ªramis Gonz¨¢lez. Por eso, en el cuarto bloque, las obras escogidas testimonian el intento de romper las cadenas. A un lado, la obra ¡®Leyendo mujeres¡¯ de ?rsula Ochoa, representaciones de lectoras en el arte que desaf¨ªan a una frase de Baudelaire: ¡°Pintar a una mujer leyendo es igual de interesante que pintar a una vaca pastando¡±. Al otro, ¡®Les Spectaculaires¡¯ de Mar¨ªa Mar¨ªa Acha-Kutscher, una reivindicaci¨®n de mujeres antiguamente exhibidas en ¡®freak shows¡¯ y, en la obra, dignificadas: la mujer barbuda posa en un sal¨®n espectacular, la enana ¡°mu?eca viviente¡± es retratada en unas escaleras nobles, la mujer m¨¢s alta del mundo exhibe a su perrito. Mujeres que normalizan su singularidad.
Y, por fin, la red
En el patio de La Nau y en la ¨²ltima de las salas de la planta baja, hay mujeres que gritan, que se abrazan, que sujetan pancartas, que son aplastadas por un polic¨ªa, que se pintan proclamas en el cuerpo. Son las ¡®Indignadas¡¯ de Mar¨ªa Mar¨ªa Acha-Kutscher, retratos digitales que representan a las mujeres que han tomado las calles durante las manifestaciones de los sucesivos 8 de marzo, contra la sentencia de La Manada, para decir basta ante el machismo de Donald Trump, para reivindicar que el aborto sea ley en Argentina. La red de mujeres que constituye el final del camino de la violencia a la curaci¨®n. La sororidad, tambi¨¦n la de las artistas de ¡®Art contra la viol¨¨ncia masclista¡¯, contra una supuesta ¡°cultura blanca¡± y desideologizada que defendi¨® el vicepresidente del Consell y conseller de Cultura Vicente Barrera, de Vox y extorero. ¡°Me sorprendi¨® mucho porque la cultura siempre ha estado preocupada por los temas de su presente, desde siempre¡±, defiende Gonz¨¢lez. A Goya, dice, ya le preocupaba la burgues¨ªa, la pobreza: ¡°Pintaba a Carlos IV pero tambi¨¦n las pinturas negras¡±.
Frente a los intentos de vaciar el arte de reivindicaci¨®n, la imposici¨®n de nuevas agendas y la negaci¨®n de la cultura comprometida, la comisaria asegura que todo arte es pol¨ªtico. ¡°El arte responde a los cuestionamientos que se abren en su ¨¦poca, y es bastante infantil pretender que eso no seguir¨¢ siendo as¨ª¡±, considera. Aunque todo cambie, Sem¨ªramis Gonz¨¢lez cree que hay motivos para la esperanza. ¡°Aunque tengan muchos lugares desde los que vociferar, los defensores de esos discursos est¨¢n fuera de su tiempo, y la conciencia social est¨¢ por encima de ellos¡±, concluye.
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