La Volta a Peu cumple 100 a?os: del pionero ¡®El Rochet¡¯ a la carrera multitudinaria
Desde el triunfo de El Rochet el 5 de octubre de 1924 hasta la carrera de este domingo han pasado 68 ediciones, muchos altibajos y una era moderna que reinici¨® Correcaminos en 1983
Jos¨¦ Andr¨¦s era un joven que sal¨ªa de una familia humilde y que hab¨ªa encontrado en el estoico ejercicio de correr a pie un lugar para ser alguien en los a?os 20. Su cabellera rojiza hizo que fuera f¨¢cilmente reconocible y que la gente comenzara a llamarle El Rochet. Pero su salto a la fama lleg¨® a partir del 5 de octubre de 1924, el d¨ªa que triunf¨® en la primera edici¨®n de la Volta a Peu, una carrera que se celebr¨® en Valencia por un circuito de unos 4.700 metros que segu¨ªa el rastro de la antigua muralla de la ciudad, derribada en 1865, y que le coron¨® como campe¨®n con un tiempo de 14 minutos y 25 segundos. La carrera celebrar¨¢ este domingo (10.00 horas) sus 100 a?os con una edici¨®n que reunir¨¢ a cerca de 7.000 corredores en un recorrido de 6,2 kil¨®metros.
Son 100 a?os, pero no 100 ediciones. La Guerra Civil, la postguerra y unos a?os en los que no encontr¨® empresas que la respaldaran propiciaron que solo se hayan celebrado 68 ediciones. La Sociedad Deportiva Correcaminos la recuper¨® en 1983 y no la solt¨® -con la excepci¨®n de 2020, el a?o de la pandemia- hasta nuestros d¨ªas. Mucho de lo que sabemos es gracias a las horas de investigaci¨®n en bibliotecas y hemerotecas de Recaredo Agull¨®, una figura capital en la historia del atletismo valenciano. ¡°En aquella ¨¦poca se celebraban otras carreras. La mayor¨ªa sal¨ªan de un pueblo y llegaban a otro, especialmente a Valencia. Como la Valencia-Massamagrell-Valencia, la Quart de Poblet-Valencia, Liria-Valencia o Sagunto-Valencia. Los atletas, en aquella ¨¦poca, corr¨ªan sobre calles de tierra o adoquines¡±.
Aquella primera edici¨®n cont¨® con 150 inscritos, pero solo 78 corredores, todos hombres, llegaron a la meta, que estaba, como la salida -era un recorrido circular-, en la plaza de Emilio Castelar, frente a un edificio del Ayuntamiento que a¨²n no hab¨ªa incorporado el balc¨®n. El Rochet, que era de Valencia, le sac¨® 49 segundos a Luis Archel¨®s y un minuto y 18 segundos a Antonio Mart¨ªnez, que era de Castell¨®n. La prueba la organiz¨® El Mercantil Valenciano y la fotograf¨ªa de Luis Vidal -hist¨®rico y reputado fot¨®grafo valenciano- inmortaliz¨® al ganador, un joven atleta vestido con una camiseta de tirantes, un pantaloncito blanco y unas esparte?as sin calcetines, un austero calzado que nada tiene que ver con las sofisticadas zapatillas con placa de carbono y espumas m¨¢gicas de ahora.
La carrera, seg¨²n averigu¨® Agull¨®, la film¨® la Casa Julio C¨¦sar y por la tarde se proyect¨® en el flamante Gran Teatro -inaugurado el 6 de diciembre de 1923 y que ese a?o, en 1924, pas¨® a llamarse, influido por los gustos de los valencianos, Gran Cinemat¨®grafo-, ante un p¨²blico numeroso. El Rochet venci¨® tambi¨¦n en 1925 y 1927. La carrera fue ganando prestigio y en 1929 logr¨® atraer a varios corredores franceses. Los tres primeros ese a?o fueron atletas parisinos. Luego llegaron la Guerra Civil, la II Guerra Mundial y los penosos a?os de la postguerra, un periodo en el que solo se celebraron algunas ediciones sueltas.
En 1944 se hizo con la organizaci¨®n la falla de la calle Cuenca. ¡°Pero aquello fue ca¨®tico. La carrera coincid¨ªa con la Ofrenda y la gente ten¨ªa m¨¢s ganas de fiesta que de otra cosa¡±, puntualiza Agull¨®, que ha corrido la Volta a Peu muchas veces, como su padre, su hijo y sus nietos. En las siguientes d¨¦cadas se celebraron ediciones aisladas, incluida una exclusivamente para mujeres en 1965. ¡°Y en 1979 el Consejo Superior de Deportes la retom¨® y acab¨® con el triunfo de Luis Adsuara y Teresa Ferri¡±.
Pero la segunda gran parte de la historia de la Volta a Peu realmente comienza en 1983, el a?o que la recupera Correcaminos, el club fundado en 1979 en el bar Danubio por un peque?o grupo de entusiastas que, dos a?os despu¨¦s, en 1981, crearon el Marat¨®n Popular de Valencia. Este paso al frente permiti¨® recuperar la carrera decana en la ciudad, una prueba de 1924, de las m¨¢s antiguas de Espa?a y solo superada por la Gimn¨¢stica de Ul¨ªa (1918), la Behobia (1919) y la Jean Bouin (1920).
A partir de 1983, la Volta a Peu cal¨® hondo en la sociedad valenciana. Miles de corredores, de padres a hijos, participaban en una carrera predominantemente festiva. Solo unos pocos sal¨ªan y salen en busca de una gran marca. Muchos corr¨ªan con amigos o en familia, como los Fern¨¢ndez de Castro, la saga de una de las mejores atletas valencianas, Marta Fern¨¢ndez de Castro, que recuerda que era una ni?a loca por salir a correr. ¡°Yo creo recordar que antes de la edici¨®n de 1979 hubo otra que iban a correr mi padre, mi hermano Jos¨¦ y mi hermana Alicia, los mayores. Yo tambi¨¦n quer¨ªa pero no me dejaron. Y en 1979, si no me equivoco, hicieron una carrera para ni?os y entonces mi padre ya me dio permiso. Corr¨ª, gan¨¦ la carrera de ni?as y solo entr¨¦ por detr¨¢s de tres chicos. Un hombre vino y me dijo que ten¨ªan que darme un trofeo, que no me moviera de all¨ª. Empec¨¦ a escuchar que dec¨ªan mi nombre por megafon¨ªa, pero como aquel hombre que hab¨ªa dicho que no me moviera, no me mov¨ª. Mis padres se pensaban que me hab¨ªa perdido y se llevaron un susto tremendo. A la hora y media me encontraron ah¨ª, quietecita, donde me dijo aquel hombre. A¨²n conservo una copa peque?ita de aquel d¨ªa¡±.
La organizaci¨®n empez¨® a regalar en la meta una camiseta de algod¨®n que caus¨® furor. Todo el mundo quer¨ªa una. Marta a¨²n recuerda la de 1983, que era completamente amarilla porque el patrocinador era Mazola, un fabricante de aceite de ma¨ªz. El censo de la Volta a Peu comenz¨® a crecer llamativamente, y aunque hubo unos a?os en los que se engordaron las estad¨ªsticas hasta algunas cifras imposibles, s¨ª es cierto que reun¨ªa entre 10.000 y 20.000 corredores. La salida juntaba a adultos, ni?os y hasta algunos perros. Y entre tanto participante, no faltaban los tramposos. Unos se incorporaban al final de la Alameda poco despu¨¦s de darse la salida. Y otros, que solo quer¨ªan la camiseta de algod¨®n con publicidad de la Caja de Ahorros de Valencia, lo hac¨ªan al principio del paseo, a solo unos metros de la meta.
Las trampas provocaron alg¨²n suceso bochornoso, como recuerda la mundialista Marta Fern¨¢ndez de Castro, ganadora en siete ediciones. ¡°Yo aprovechaba la Volta a Peu para hacer un entrenamiento de calidad. Me gustaba apretarme ese d¨ªa y, con independencia de mis rivales, intentaba mejorar mi marca en esta prueba. Hab¨ªa un ambientazo, m¨¢s que ahora. Y recuerdo un a?o que se dio la salida y a los 500 metros, cuando empezaron a incorporarse corredores desde los m¨¢rgenes, me arrollaron y me ca¨ª. Por suerte, ven¨ªa por detr¨¢s Enrique P¨¦rez-Boada, que entonces era el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Valencia, me recogi¨® al vuelo, me reincorpor¨¦ a la carrera y acab¨¦ ganando¡±.
No todas sus historias fueron tan triunfales. Marta recuerda que en la primera, en 1983, ten¨ªa 11 a?os y pag¨® la inexperiencia. ¡°En aquella ¨¦poca yo me iba con Toni Egea a entrenar a la Alameda. No se pod¨ªa correr a¨²n por el r¨ªo y la gente entrenaba Alameda arriba, Alameda abajo. Un d¨ªa me dijo que iba a correr la Volta a Peu con ¨¦l. En la salida yo pensaba que iba a ir mucho m¨¢s r¨¢pida y me fui por delante. Pero al llegar a las Torres de Serrano me tuvo que coger del brazo y arrastrarme hasta la meta porque no pod¨ªa m¨¢s¡±.
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