Las canciones de James y Los Planetas no se oxidan
Mancunianos y granadinos convencen, junto a Editors, en una notable edici¨®n del Deleste, que combin¨® proyectos for¨¢neos contrastados con joven talento valenciano.

Dice el gran Luis Prado que quienes rondamos los cincuenta somos la primera generaci¨®n en acudir a la revisi¨®n de la pr¨®stata con camisetas de grupos pop. Y aunque a las canciones de James les limaras un poquito esa propensi¨®n a lo ¨¦pico con la que aspiraron a ser como unos U2 en versi¨®n alternativa, y a las de Los Planetas les rebajaras un poco su enmara?ado voltaje el¨¦ctrico, tan de los primeros noventa, se sostendr¨ªan igual de bien. Sus melod¨ªas se mantienen mejor que cualquiera de nosotros. Sus letras tambi¨¦n, aunque en seg¨²n qu¨¦ casos pueda chocar tanto desvelo juvenil en boca de se?ores que dieron la vuelta al jam¨®n hace tiempo. Ambos convencieron sin reservas este fin de semana en la edici¨®n n¨²mero doce del Deleste, al igual que lo hicieron Editors antes, aunque la jornada que encabezaron ¨C la del viernes ¨C registrase peor sonido. No defraudaron los tres cabezas de cartel, aunque a cualquiera de ellos los hayamos visto en mejores noches. Qu¨¦ menos, con decenios entre pecho y espalda.
Me coment¨® J (Los Planetas) hace unas semanas que dar¨ªan a las canciones de su debut, S¨²per 8 (1994), una perspectiva actual. Como no fuera por una De viaje algo m¨¢s al ralent¨ª y una Si est¨¢ bien un poco m¨¢s sombr¨ªa, apenas lo not¨¦. Y tampoco importaba. La controvertida ausencia de Eric Jim¨¦nez y Banin, tan zarandeada en redes sociales, qued¨® tambi¨¦n en segundo plano. Aunque a La caja del diablo le falt¨® trueno. Pero queda uno de los repertorios m¨¢s l¨²cidos e influyentes del pop en castellano, argamasa entre un par de generaciones ¨C quiz¨¢ tres ¨C unidas por aquellas palpitantes llamadas de auxilio cuando la vida te quema por dentro. Los primeros naufragios sentimentales, los primeros viajes, las primeras adhesiones inquebrantables, las primeras drogas. Y con un remate a la altura: un par de bises con material de la ¨¦poca, Manchas solares, Pegado a ti, Nuevas sensaciones, David y Claudia y una Mi hermana peque?a que desat¨® la locura. A los James ni siquiera les hizo falta llegar al broche para eso: su l¨ªder, Tim Booth, ya andaba llevado en volandas por el p¨²blico a la segunda canci¨®n. Les sobraron minutos prestados a su ¨²ltimo trabajo y les falt¨® dispendio de cl¨¢sicos, aunque Ring The Bells, Sometimes, Sit Down y Come Home justificaron la proliferaci¨®n de camisetas con su nombre (muchas vestidas por brit¨¢nicos) en una ciudad con la que, desde que pisaron por primera y ¨²nica vez, en Arena Auditorium en 1990, guardan cierta relaci¨®n de mimetismo, quiz¨¢ tambi¨¦n por su condici¨®n de engarce entre la resaca post punk de los ochenta y la eclosi¨®n rave y neopsicod¨¦lica de los noventa. Nunca fallan en directo, y los 64 tacos de su frontman son un prodigio. Un cuerpo digno de ser legado a la ciencia cuando alg¨²n d¨ªa deje de respirar.
Por su parte, Sleaford Mods concitaron divisi¨®n de opiniones ¨C no pod¨ªa ser de otro modo ¨C , pero a m¨ª me regalaron el mejor de los cuatro bolos que les he visto. Sin concesiones, directos y al grano, Jason Williamson y Andrew Fern (que ha cambiado su pose de est¨¢tico yonkilata por la de desgarbado bailar¨ªn, mucho m¨¢s sano, desde luego) se marcaron otra sesi¨®n de electro punk tan austero, deslenguado y hediondo como magn¨¦tico, versi¨®n incluida de West End Girls de Pet Shop Boys. Indomables y distintos a todo. El resto del fin de semana nos dej¨® un contingente de m¨²sicos valencianos con algo m¨¢s que proyecci¨®n. Veintea?eros y treinta?eros empu?ando guitarras. La dinamo de shoegaze, dream pop y post punk de Gazella, el pop muy contempor¨¢neo de Anouk The Band (m¨¢s cerca de Alice Phoebe Lou que de cualquier valor soul pop) o el rock ensortijado, en la estela de Arctic Monkeys o The Strokes, de Platz. A todos les vi un plus de intensidad, una gama de matices, que no es tan f¨¢cil apreciar en sus discos. Algo que tambi¨¦n me ocurri¨® con los brit¨¢nicos The K¡¯s, formulistas en su enfoque indie rock de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas pero con un punto extra de fragor. Cumplieron los madrile?os Biznaga y los gallegos Tri¨¢ngulo de Amor Bizarro (lastrados por un sonido que les rest¨® punch) y reconfortaron los madrile?os Cora Yako con su aproximaci¨®n inequ¨ªvocamente noventera al rock independiente, as¨ª como las granadinas Las Dianas con ese pop na?f y chicloso que est¨¢ reverdeciendo en manos de una nueva generaci¨®n (Ginebras, Melenas, etc). El a?o que viene, m¨¢s. ?Mejor? Qui¨¦n sabe.
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