La amnesia documental de L¡¯Horta Sud: ¡°Lo que no quem¨® la guerra lo ha destruido la dana¡±
Muchos documentos oficiales est¨¢n en s¨®tanos o plantas bajas inundables; la mayor parte de los archivos no estaban digitalizados
La archivera municipal de Massanassa, Carmen N¨¤cher (48 a?os) y el director de la biblioteca, Paco Rodrigo (69 a?os), conversan frente a un amasijo de papeles mojados de casi un metro de altura. En ese vertedero improvisado dentro del archivo dejan toda la documentaci¨®n que consideran insalvable. ¡°Se ha perdido entre el 60% y el 70%, todo lo anterior a cuando empezamos a digitalizar¡±, asegura N¨¤cher. En otro mont¨®n, colocan una remesa que los t¨¦cnicos del Instituto Valenciano de Conservaci¨®n llevar¨¢n a Feria Valencia, donde intentan salvar el patrimonio cultural y administrativo de L¡¯Horta Sud que la dana arras¨® hace casi dos meses.
La mascarilla FFP2 no aplaca el olor que desprende el clima denso, fr¨ªo y h¨²medo que emana del papel mojado. En las cajas ordenadas en estanter¨ªas se ve la l¨ªnea de hasta d¨®nde lleg¨® el agua. El archivo municipal de Massanassa est¨¢ en un edificio de una sola planta ¨Dbaja¨D construido en 1920 que anta?o alberg¨® un sindicato. ¡°Esto no deber¨ªa volver a ser un archivo¡±, sentencia N¨¤cher. No es el ¨²nico que tiene documentaci¨®n de Massanassa. El Archivo del Regne de Val¨¨ncia, que no ha sufrido da?os, y el intermedio de Ribarroja, cuyos da?os est¨¢n por determinar, conservan documentaci¨®n hist¨®rica y administrativa relativa a muchos municipios valencianos.
El archivo de Massanassa conserva fondos de hace 30 a?os. La inundaci¨®n ha destruido padrones municipales, licencias de obras, planos urban¨ªsticos, certificados de impuestos... Informaci¨®n necesaria para muchos tr¨¢mites y que en el futuro puede tener valor cultural e hist¨®rico. El cribado que hacen N¨¤cher y Rodrigo es de emergencia. El archivero normalmente no puede destruir documentaci¨®n. La Junta de Valoraci¨®n de la Generalitat tendr¨ªa que autorizarlo. ¡°Tiramos cuando la tinta est¨¢ corrida o el soporte tan desecho que es irrecuperable¡±, explica la archivera. ¡°Se ha salvado solo lo que estaba en alto, pero si no se interviene r¨¢pido se puede contaminar¡±, advierte N¨¤cher. Despu¨¦s de la visita de EL PA?S, el centro ha sido precintado indefinidamente por riesgo de desprendimiento del techo y se han interrumpido las labores de recuperaci¨®n.
Los archivos de otros municipios como Alfafar, Sedav¨ª, Catarroja, Paiporta, Aldaia o el Intermedio de la Generalitat Valenciana, situado en Ribarroja, han corrido suertes similares. Todos estaban en plantas bajas o s¨®tanos.
Documentaci¨®n administrativa e hist¨®rica en papel y en s¨®tanos inundables
Carmen N¨¤cher explica que empezaron a digitalizar hace tres a?os con ayudas de la Generalitat. Antes escaneaban a demanda, pero no almacenaban. ¡°Hemos digitalizado los expedientes de quintas de la mili, libros de actas de juntas de gobierno, lo poquito que ten¨ªamos de la Guerra Civil...¡±, explica N¨¤cher. ¡°Digitalizar requiere dinero y tiempo. Aun con ayudas es muy dif¨ªcil hacerlo. Una estanter¨ªa puede costar 3.000 euros¡±, prosigue. La informaci¨®n que se digitaliza no solo se guarda en discos duros y servidores del archivo, sino que se sube al directorio de patrimonio de la Generalitat, accesible para cualquiera.
La ley de bases de r¨¦gimen local reconoce el derecho de los ciudadanos a acceder a los archivos, pero ninguna norma obliga a que la informaci¨®n est¨¦ en soportes inform¨¢ticos, ni a que los centros se sit¨²en en una primera planta. La responsable del archivo de Catarroja, Ver¨®nica Olaru, trabaja junto a militares para vaciar la planta -2, de la que no van a salvar nada. El agua lleg¨® hasta el techo. Junto a la entrada del archivo hay una monta?a de documentos para tirar. ¡°La documentaci¨®n que se ha perdido no es de gran valor¡±, asegura Olaru. S¨ª han podido salvar los dep¨®sitos de la planta -1, donde el agua lleg¨® hasta las rodillas.
En Alfafar la tromba arranc¨® una de las persianas met¨¢licas del archivo, situado en un bajo con aspecto de cochera o almac¨¦n. La responsable del centro, Adela Carreras, pidi¨® a los militares que quitasen la otra persiana, la que no arranc¨® la dana, para evitar que la humedad lo pudriera todo. En 2015 el archivo se traslad¨® ¡°provisionalmente¡± ah¨ª por obras en el centro anterior. A¨²n est¨¢ en el mismo sitio. ¡°Yo advert¨ª de que ese local no ten¨ªa ninguna condici¨®n para ser un archivo¡±, asegura. ¡°Lo que no quemaron en la Guerra Civil se lo ha llevado la dana¡±, lamenta Carreras. ¡°Solo se van a salvar los estantes de arriba, que es muy poquito¡±, indica la responsable del centro de Alfafar. Lo que m¨¢s le piden normalmente son licencias de obras mayores. Si un vecino quiere hacer obras en su casa, en el archivo hay datos relevantes sobre esa vivienda como los planos del arquitecto e informaci¨®n sobre las bajantes, las vigas, la pared de carga...
Un golpe de suerte, en cambio, ha permitido salvar el Archivo de la Federaci¨®n de Arroceros de Espa?a, que comprende el periodo de entre 1934 y 1984, en Alfafar. ¡°Es una joya, no hay otro en Espa?a¡±, remarca Carreras. La vor¨¢gine destructiva ha dejado otras excepciones, como la del archivo de Requena, que se ha salvado entero pese a estar en una planta baja, porque est¨¢ situado en una de las partes m¨¢s altas del municipio, seg¨²n explica el responsable del centro Ignacio Latorre.
Sin embargo, hay municipios sin archivero, a pesar de que la ley valenciana de archivos obliga a la existencia de esta figura. Mar¨ªa Jos¨¦ Badenas, presidenta de la Asociaci¨®n de Archiveros Valencianos, denuncia que en algunos lugares no hay ¡°un interlocutor para conocer el estado de los archivos tras la cat¨¢strofe¡±.
Feria Valencia, un hospital para salvar el papeleo de la putrefacci¨®n
Uno de los pabellones de Feria Valencia se ha convertido en un centro de emergencias para salvar la documentaci¨®n. A lo largo de la nave se disponen en el suelo los documentos ordenados por archivos de origen. Unos pocos t¨¦cnicos, en comparaci¨®n con el material da?ado, se esmeran enfundados en trajes EPI. Retiran la tierra, secan y envasan las tandas que entregan Carmen N¨¤cher, Adela Carreras o Ver¨®nica Olaru.
Gemma Contreras (54 a?os, Valencia), t¨¦cnico del Instituto Valenciano de Conservaci¨®n y Restauraci¨®n, es la coordinadora. ¡°Secamos la documentaci¨®n para salvarla¡±, explica. Son labores de emergencia, no de conservaci¨®n ni restauraci¨®n. Una vez secos, ¡°los aspiramos para eliminar los micelos ¨Dalgo as¨ª como la ra¨ªz¨D de los hongos, pero eliminar para siempre el hongo es pr¨¢cticamente imposible¡±, explica.
¡°La mayor¨ªa de archivos se han inundado. El de Sedav¨ª se ha perdido entero, el f¨ªsico y el digital. Los ejemplares llegan llenos de barro. Si contin¨²an h¨²medos el papel se pudrir¨¢¡±. La t¨¦cnico reprocha que ¡°en un futuro se debe restaurar la documentaci¨®n, pero la consejer¨ªa debe dar ayudas y hacer contratos. Solo con este personal es imposible¡±.
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