Lavar la imagen
La indignaci¨®n ciudadana es demasiado fuerte en estos momentos en Valencia para que una campa?a publicitaria logre atenuarla
El presidente Maz¨®n ha encargado una campa?a de publicidad para lavar su imagen que, como es habitual en estos casos, pagaremos los valencianos. Son las ventajas que tiene estar en el poder: uno puede mostrarse generoso con sus necesidades y pasarle la minuta al contribuyente. La idea es sugestiva, pero dudo que logre alcanzar el resultado apetecido. La indignaci¨®n ciudadana es demasiado fuerte en estos momentos para que una campa?a publicitaria logre atenuarla. Necesitar¨ªamos un creativo de la talla de Don Draper para obtener alg¨²n resultado favorable, y no creo que Acord Films, que as¨ª se llama la agencia que Maz¨®n ha contratado, disponga en su plantilla de un personaje semejante. Si tuviera que juzgarla por los esl¨®ganes que ha publicado hasta la fecha, no podr¨ªa formarme una gran opini¨®n. Frases como ¡°La recuperaci¨®n de nuestra tierra est¨¢ en marcha¡±, ¡°Abrir nuestras persianas es el primer paso para levantar nuestra econom¨ªa¡±, ¡°Replantar nuestros campos es el primer paso para recoger nuestra recuperaci¨®n¡±, o ¡°Estamos limpiando nuestros garajes y bajos para volver con la cabeza bien alta¡±, parecen extra¨ªdas de un TFG de la diplomatura de Publicidad.
Nada m¨¢s conocer los primeros anuncios, los socialistas han puesto el grito en el cielo y han denunciado que la campa?a es ilegal. Es probable que lo sea porque los escr¨²pulos de Maz¨®n con la legalidad parlamentaria son los justos, como el presidente nos ha demostrado desde el primer d¨ªa de su mandato. Pero, convengamos que, como argumento de un partido en la oposici¨®n, la denuncia tiene poco recorrido: est¨¢ cargada de un aire de formalidad burocr¨¢tica que la agota en s¨ª misma. Fuera del hemiciclo, su eficacia ser¨¢ escasa, con pocas consecuencias sobre el elector, por no decir ninguna. En un momento pol¨ªtico dominado por la emoci¨®n, el votante necesita de argumentos m¨¢s estimulantes para dejarse seducir; no ser¨¢n muchas las personas dispuestas a perder su tiempo desvelando justificaciones legales, casi siempre dif¨ªciles de entender. Uno tiene la impresi¨®n de que a los socialistas valencianos les resulta dif¨ªcil encontrar argumentos originales. Se dir¨ªa que tratan de resolver los problemas de hoy con ideas de ayer.
?Podr¨¢ una campa?a publicitaria convencernos de que el hombre que no supo estar en su puesto el 29 de octubre no tiene responsabilidad en los sucesos y todo fue culpa del Gobierno central? Sospecho que pocas personas, salvo los incondicionales del presidente de la Generalitat, creen en ello al d¨ªa de hoy. El problema de Carlos Maz¨®n es que la grieta abierta entre ¨¦l y los afectados por la gesti¨®n de la dana es demasiado amplia para que pueda colmatarse con una campa?a de publicidad. La estrategia puede ser adecuada para convencer a los convencidos, pero es dif¨ªcil que atraiga a los damnificados. Antes que esl¨®ganes vac¨ªos, este hombre necesita un entrenador personal o, mejor a¨²n, un buen maestro de interpretaci¨®n. Los problemas de Maz¨®n con los ciudadanos no se arreglan con anuncios sino con empat¨ªa, una cualidad que, por desgracia, no figura en el repertorio del presidente. De un pol¨ªtico, no esperamos que siempre sea veraz, pero s¨ª que act¨²e de tal manera que nos ayude a suspender la incredulidad. Aunque los asesores de imagen pretendan convencernos de lo contrario, el h¨¢bito no hace al monje: no basta vestir de una manera informal, mostrar un aspecto despreocupado y colgar unos videos en TikTok para que los ciudadanos sientan que estamos a su lado.
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