Vox se crece con el acoso independentista a costa del PP
Abascal espera devolver a Casado en Catalu?a el golpe que le propin¨® en la moci¨®n de censura
Es s¨¢bado por la ma?ana. Desde media hora antes de que empiece el acto, decenas de personas protestan ruidosamente a la entrada del Campo de Marte, en el centro de Tarragona. Gritan ¡°?Fora feixistes dels nostres barris!¡± (?Fuera fascistas de nuestros barrios!), y hacen sonar sus silbatos. Los Mossos d¡¯Esquadra los mantienen a raya hasta que pasa la comitiva de Vox. Abascal (cazadora de cuero marr¨®n, camisa celeste, vaqueros ajustados) se encara con los manifestantes y hace el signo de la victoria con los dedos.
Por la tarde, ...
Es s¨¢bado por la ma?ana. Desde media hora antes de que empiece el acto, decenas de personas protestan ruidosamente a la entrada del Campo de Marte, en el centro de Tarragona. Gritan ¡°?Fora feixistes dels nostres barris!¡± (?Fuera fascistas de nuestros barrios!), y hacen sonar sus silbatos. Los Mossos d¡¯Esquadra los mantienen a raya hasta que pasa la comitiva de Vox. Abascal (cazadora de cuero marr¨®n, camisa celeste, vaqueros ajustados) se encara con los manifestantes y hace el signo de la victoria con los dedos.
Por la tarde, en Vic (Barcelona), la escena es la contraria. Cientos de independentistas arrinconan a los simpatizantes de Vox en una esquina de la Plaza Mayor, cubierta con gigantescas esteladas. Los responsables de la campa?a del partido ultra sab¨ªan que ir a la capital de la comarca de Osona (70% de voto independentista, convocatoria de boicot por grupos radicales) era meterse en la boca del lobo, pero la violencia se desborda. Los antidisturbios de la Polic¨ªa catalana apenas pueden mantener despejado un rinc¨®n donde las voces del secretario general, Javier Ortega Smith, y del candidato a la Generalitat, Ignacio Garriga, son ahogadas por el fragor de gritos, pitidos y petardos. Los escoltas llevan grandes paraguas, que les sirven de parapeto ante la lluvia de latas, huevos, piedras y paquetes de harina. Tras un tenso paseo a pie, la caravana de Vox se marcha esquivando los objetos que les lanzan. Un exaltado sube al techo de un veh¨ªculo en marcha y lo patea. Un simpatizante de Vox resulta herido y los coches con los cristales rotos y la carrocer¨ªa abollada.
La presencia de manifestantes hostiles es una constante en la campa?a de Vox, que recrimina a los dem¨¢s partidos su silencio. El s¨¢bado lo rompieron finalmente los l¨ªderes del PP, Pablo Casado, y Ciudadanos, In¨¦s Arrimadas, para condenar y reivindicar que a ellos los hostigaron antes. Parad¨®jicamente, quienes pretenden silenciar al partido ultra saboteando sus m¨ªtines son su mayor altavoz. La agresividad es m¨¢s fotog¨¦nica que los aburridos discursos y, en sus redes sociales, Vox presta m¨¢s protagonismo a quienes le insultan que a los que le aplauden. Actos que pasar¨ªan inadvertidos por su escasa asistencia atraen el foco medi¨¢tico por los incidentes que los rodean.
No se puede decir que Vox pinche en sus m¨ªtines, porque no Vox no hace m¨ªtines. Lo que hace, seg¨²n las convocatorias oficiales, son ¡°declaraciones a [la] prensa¡±, aunque los periodistas no puedan hacer ninguna pregunta. Ni siquiera cuando el portavoz del partido, Jorge Buxad¨¦, se queja de que a ¡°la prensa se les permitiera trabajar con toda la libertad¡± durante el confinamiento. Lo que propone Vox no es confinar a la prensa (aunque s¨ª clausurar TV3 y Catalunya Radio, los medios p¨²blicos de la Generalitat), sino ¡°abrir todos los negocios, porque todos los trabajos son esenciales¡±, a partir del 14 de febrero, si ganara las elecciones.
Vox no es negacionista de la pandemia, pero s¨ª de la eficacia de cierres y toques de queda y lleva al extremo la pol¨ªtica de bares abiertos de la presidenta madrile?a, Isabel D¨ªaz Ayuso, radicalmente opuesta a la que aplican responsables auton¨®micos de su propio partido, como el gallego o el andaluz. El malestar de hosteleros y comerciantes por el cierre forzado, sin medidas compensatorias, es un caladero de votos que Vox est¨¢ explotando en la campa?a. ¡°Nos quer¨ªan hacer creer que el virus os imped¨ªa trabajar y no es verdad: son ellos [los dem¨¢s pol¨ªticos] los que os impiden trabajar¡±, proclama Garriga.
Este nuevo bander¨ªn de enganche se suma a los dos tradicionales: la beligerancia contra los independentistas, cuyos partidos quiere ilegalizar; y el rechazo a la inmigraci¨®n, especialmente la musulmana. Vox no ha presentado un programa electoral para el 14-F, como otros partidos, sino solo una plataforma de 10 puntos, dos de los cuales dedica a los inmigrantes irregulares, a quienes identifica con la delincuencia, pidiendo el cierre de los centros que acogen a menores extranjeros no acompa?ados. Varios miembros de su candidatura por Barcelona, como el n¨²mero 3, Juan Garriga, primo del aspirante a presidir la Generalitat, y la n¨²mero 5, M¨®nica Lora, fueron dirigentes del partido xen¨®fobo Plataforma per Catalunya (PxC) y est¨¢n pendientes de juicio por un delito de odio. La campa?a de Vox contra la supuesta ¡°islamizaci¨®n de Catalu?a¡± ha irritado a algunos sectores con los que pretende conectar (como los vecinos espa?oles de los inmigrantes musulmanes), al tachar sus barrios de ¡°estercoleros multiculturales¡± o presentar a Ripoll como la ¡°cuna del yihadismo¡±.
Pese a ello, Abascal vaticina que Vox protagonizar¨¢ ¡°una gesta hist¨®rica¡± y tendr¨¢ ¡°un resultado espectacular¡± el 14-F. No concreta qu¨¦ entiende ¨¦l por ¡°espectacular¡±. Solo vaticina que obtendr¨¢ grupo propio en el Parlament, lo que no es mucho, pues para tener los cinco diputados necesarios le basta con repetir, solo en la provincia de Barcelona, los resultados del 10 de noviembre.
Objetivo: adelantar al PP
Lo que Abascal espera y se calla es el sorpasso al PP. Algunas encuestas, como el bar¨®metro flash del CIS, lo vaticinan, aunque la mayor¨ªa dan empate t¨¦cnico, con ligera ventaja para los populares. Vox ya adelant¨® a Ciudadanos en el conjunto de Catalu?a en las ¨²ltimas generales y al PP en las provincias de Tarragona y Girona, por lo que el vuelco est¨¢ al alcance de la mano. Ser¨ªa, reconocen fuentes de Vox, una venganza fr¨ªa tras el rejonazo que el l¨ªder del PP dio a Abascal en el debate de la moci¨®n de censura del 22 de octubre. ¡°Aquello no debilit¨® a Abascal, pero esto puede ser la puntilla para Casado¡±, vaticinan.
El l¨ªder de Vox no quiere ni mentarlo porque sabe que, mientras m¨¢s altas sean sus expectativas, m¨¢s riesgo corre de darse un batacazo. La pesadilla ser¨ªa un resultado que dejara en manos de Vox la decisi¨®n de hacer presidente a Illa: aunque ha perjurado que jam¨¢s apoyar¨¢ al candidato socialista, su electorado no le perdonar¨ªa que dejara en el poder a la ¡°mafia independentista¡±.
Cualquiera que sea su resultado el domingo, Abascal cantar¨¢ victoria. Primero, porque parte de no tener ning¨²n esca?o y, adem¨¢s, porque, como no se cansa de repetir, ¡°estas no son unas elecciones libres¡±. Eso no quiere decir, aclara, que vaya a impugnar los resultados. Solo denuncia que ¡°no todos hemos estado en igualdad de condiciones¡±, en alusi¨®n al hostigamiento que ha sufrido. Vox siempre se queda en el l¨ªmite: llama ileg¨ªtimo al Gobierno, pero no ilegal, y cuestiona el car¨¢cter democr¨¢tico de las elecciones, pero no su legitimidad.
Abascal ha sabido sacar partido del acoso de los fan¨¢ticos del otro extremo del arco pol¨ªtico y cuenta con que la t¨¢ctica de plantarles cara, a riesgo de que se la rompan, se traduzca el domingo en un ascenso electoral de Vox en toda Catalu?a. Tambi¨¦n en Vic, donde los xen¨®fobos catalanes tuvieron su mejor resultado hist¨®rico, casi un 20% de los votos en 2007.