Las jornadas m¨¢s convulsas de Pablo Iglesias
El candidato a presidir la Comunidad de Madrid y l¨ªder de Unidas Podemos denuncia en comisar¨ªa la amenaza de muerte que recibi¨® el jueves por correo
Pablo Iglesias vivi¨® el jueves y el viernes dos jornadas convulsas. La primera termin¨® muy tarde, con la publicaci¨®n en redes sociales de la foto que mostraba la amenaza de muerte que, junto a cuatro balas, el exvicepresidente del Gobierno hab¨ªa recibido esa misma ma?ana: ¡°Pablo Iglesias Turri¨®n, has dejado morir a nuestros padres y abuelos. Tu mujer, tus padres y t¨² est¨¢is sentenciados a la pena capital. Tu tiempo se agota¡±. La segunda jornada empez¨® en los plat¨®s de TVE, casi a la misma hora que la candidata de Vox, Roc¨ªo Monasterio, pon¨ªa en duda la veracidad del mensaje. Otras dos misivas hab¨ªan sido enviadas al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y a la directora de la Guardia Civil, Mar¨ªa G¨¢mez.
En la ma?ana de este viernes, Iglesias deb¨ªa participar en el debate entre candidatos organizado por la Cadena SER. Fue durante la entrevista en la televisi¨®n p¨²blica cuando se enter¨® de las declaraciones de la representante de la formaci¨®n de ultraderecha y tom¨® la decisi¨®n de levantarse del cara a cara si esta no se retractaba. Ya en la radio, tras hablar con su grupo de colaboradores m¨¢s cercanos, Iglesias lo dej¨® claro en su primera intervenci¨®n, y el tono y la actitud de Monasterio, que no solo no rectific¨®, sino que anim¨® al candidato de Unidas Podemos a dejar el estudio, acab¨® por convencerle. A partir de ah¨ª, todo salt¨® por los aires. La periodista ?ngels Barcel¨®, que moderaba el encuentro, trat¨® en balde de persuadirlo para que se quedase, mientras la candidata de Vox la llamaba ¡°activista pol¨ªtica¡±. Minutos despu¨¦s, y tras conversar brevemente con los directivos de la cadena, Iglesias abandonaba el edificio de la SER.
Ya en la calle, el exvicepresidente hac¨ªa sus primeras declaraciones: ¡°Creo que es un error que cuando la ultraderecha dice estas barbaridades se les normalice pretendiendo que se puede discutir con ellos¡±. ¡°No se puede aceptar en democracia ni el racismo ni el fascismo¡±, a?ad¨ªa. Iglesias anunciaba que se dispon¨ªa a presentar la denuncia en la comisar¨ªa del Congreso. Una hora despu¨¦s, en la sede del partido, era el hist¨®rico sindicalista Agust¨ªn Moreno, miembro de la lista de UP a la Asamblea de Madrid, quien apoyaba p¨²blicamente la decisi¨®n del exvicepresidente.
M¨¢s o menos a esa hora, el secretario general de Podemos llegaba a la C¨¢mara baja para presentar la denuncia. En el texto, al que ha tenido acceso EL PA?S, Iglesias expone que los hechos ¡°constituyen una grave amenaza¡± contra su vida y la de su familia, dado que esta ¡°incluye material de guerra, que en apariencia es real y pertenece a un arma de fuego de gran calibre¡±, por lo que ¡°teme¡± por su seguridad y la de su entorno. ¡°El arma al que parece pertenecer la bala dirigida contra m¨ª, un fusil de asalto, es caracter¨ªstico por su precisi¨®n y potencia, as¨ª como por su fiabilidad, deduciendo de la entrega de las ¡®balas¡¯ su pertenencia a alguna persona con acceso a este tipo de armas, incluso que dispone de ellas y de su correspondiente munici¨®n¡±, se?ala el documento.
¡°Se acabaron los debates con la ultraderecha¡±, anunciaba el candidato hacia la una de la tarde. ¡°Creo que cada vez m¨¢s gente se est¨¢ dando cuenta de que la democracia est¨¢ amenazada¡±. M¨¢s Madrid manifest¨® tambi¨¦n que no participar¨ªa en otro cara a cara. En las horas siguientes, la Sexta y RTVE cancelaron las citas previstas. Una vez m¨¢s, y tras una primera semana de perfil bajo, Iglesias volv¨ªa a marcar el curso de la campa?a del 4-M.
La ¨²ltima intervenci¨®n p¨²blica del candidato de UP tuvo lugar ya al caer la tarde en el barrio de Villaverde, al sur de la capital. En plena Plaza Mayor, entre el bar Asturias, el caf¨¦ Saxo y una farmacia, el l¨ªder de Podemos tomaba el pulso a sus fieles en otro acto con aforo restringido. ¡±La libertad no es tomarse una ca?a, es que no se permita a los fascistas defender ideas que no son compatibles con la democracia¡±, se?alaba ante un p¨²blico entregado, que se puso en pie para aplaudir su discurso.
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