El giro de la izquierda ¡®abertzale¡¯ fue t¨¢ctico, no ¨¦tico
El hijo de Froilan Elespe, v¨ªctima de ETA, celebra que Euskadi ya no vive pendiente de las ¡°sombras armadas¡±. Pero remarca que el volantazo que dieron en 2011 quienes antes apoyaban el terrorismo fue mera estrategia, y lamenta la ausencia de autocr¨ªtica
Hace 23 a?os que ETA asesin¨® al aita, a nuestro padre Froilan. A veces parece que fue ayer y otras hace un siglo. Aquellos a?os Gesto por la Paz cifr¨® en 10.000 la lista de personas potencialmente asesinables. Personas que miraban debajo del coche antes de utilizarlo, viv¨ªan protegidas y acompa?adas de sombras armadas los 365 d¨ªas del a?o, de lunes a domingo, ma?ana, tarde y noche. Eran personas que, entre otras rutinas, no abr¨ªan los paquetes de cierto volumen que aparec¨ªan en el buz¨®n, colgaban los uniformes de trabajo en tenderetes dentro de la cocina de casa, ten¨ªan vetado el acceso a ciertos pueblos, barrios o calles, y no pod¨ªan exteriorizar opiniones contrarias al uso de la violencia por temor a ser agredidos, insultados o se?alados. Todo ello dentro de una atm¨®sfera agresiva que impregnaba a toda la sociedad y que se manifestaba en conversaciones, fachadas, pancartas e incluso en la m¨²sica (como bien recordamos los que pasamos los 40). Esto era as¨ª por ellos y no est¨¢ de m¨¢s recordarlo, aunque canse y aburra.
El 20 de octubre de 2011 ETA se rindi¨®, utilizando el eufemismo de ¡°cese definitivo de su actividad armada¡±, o algo as¨ª. La izquierda abertzale lleg¨® a la conclusi¨®n estrat¨¦gica de que deb¨ªa forzar a ETA a tomar esta decisi¨®n. Ilegalizados, ¨¦xitos policiales, falta de apoyo social, irrupci¨®n de nuevos partidos pol¨ªticos y la desesperanza de un sector concreto de su mundo fueron ingredientes que impulsaron de manera definitiva a la izquierda abertzale para romper con el uso de la violencia y optar por v¨ªas exclusivamente pol¨ªticas. Fue una decisi¨®n forzada pero ego¨ªsta, de pura supervivencia, pensada s¨®lo por y para ellos. Porque o lo hac¨ªan o desaparec¨ªan.
Hubo que esperar unos a?os para disfrazar esta rendici¨®n y poder vendarla a su mundo y a la historia, incluyendo como final una farra en Baiona con toda su parafernalia, que no fue m¨¢s que la ¨²ltima muestra de su colosal soberbia, aislados de todo y de todos, en su propio y particular matrix.
Desde ese d¨ªa, todo cambi¨® para siempre.
23 a?os despu¨¦s del asesinato de nuestro padre Froilan, la lista de los 10.000 no tiene nombres y, entre otras rutinas, empiezas a poder exteriorizar tus opiniones con naturalidad, la quema de contenedores y autobuses urbanos no forma parte del d¨ªa a d¨ªa, no se lanzan huevos o pinturas a la sede de los partidos pol¨ªticos y todas las personas salen a la calle sin las sombras armadas. Y un largo etc¨¦tera del que disfrutamos desde que la nieve desapareci¨® de un d¨ªa para otro. Esto es as¨ª a pesar de ellos.
Espor¨¢dicamente, resurge su particular folclore, pero queremos pensar que son las consecuencias de d¨¦cadas de contaminaci¨®n que no desaparecen de la noche a la ma?ana, sobre todo si el volantazo de ese mundo es t¨¢ctico-estrat¨¦gico y no ¨¦tico. No se cayeron del caballo, galopan en otra direcci¨®n con la manada de caballos domada. A pesar de ello, por supuesto que vivimos infinitamente mejor.
Los seguidores m¨¢s radicales de la izquierda abertzale han dado una nueva lecci¨®n de militancia obediente y han pasado del invierno al verano sin primaveras de por medio, con el cortocircuito mental que esa decisi¨®n hubiera supuesto para otras mentalidades diferentes a las suyas. Incre¨ªble pero cierto.
Resumiendo, ETA no existe y el terror y el condicionante de su existencia han desaparecido para siempre. La izquierda abertzale volvi¨® a la legalidad y hoy d¨ªa pacta leyes sociales con el mism¨ªsimo Gobierno del Estado espa?ol exopresor, colabora con la Ley de Memoria Hist¨®rica escondiendo la memoria sanguinaria de ETA debajo de la mesa, y aspira a ganar las elecciones en Euskadi. Bajo la batuta del buen rollito y una mirada serena y radiante al futuro, est¨¢ convirti¨¦ndose en un partido com¨²n y corriente, alejado de la revoluci¨®n y de la independencia, y todo con el envoltorio del nuevo marketing pol¨ªtico m¨¢s sofisticado. Son uno m¨¢s y mejor as¨ª, claro.
La convivencia, la memoria y su pendiente autocr¨ªtica se manifiestan por fasc¨ªculos coleccionables, con una calculada ambig¨¹edad que pasa por t¨¦rminos como ¡°empat¨ªa¡± y ¡°respeto¡± hacia las v¨ªctimas que siempre suenan y calan bien entre las nuevas generaciones que ven su pasado como algo del pleistoceno. Suelen pronunciarse los aniversarios del 20/10, pero no pasan del tercer piso, teniendo en cuenta que su responsablidad es del tama?o de un rascacielos. Su ventaja radica en que este asunto ni da ni quita votos, y que su pasado y presente pendiente no le penaliza electoralmente porque los nuevos j¨®venes vascos no saben porque nadie sabe/quiere ense?arles.
Y as¨ª ha llegado a su nueva conclusi¨®n estrat¨¦gica: todos fuimos malos, todos sufrimos y todos fuimos culpables. Empate y pr¨®rroga sin penaltis. Fin.
No es necesario hacer ni decir nada m¨¢s porque no hay castigo electoral por no hacerlo.
Hemos participado en encuentros (conocidos y no) con personas de ese mundo, con trayectorias y presentes diferentes. Encuentros de mucho aprendizaje en todos los sentidos. Hay una conclusi¨®n com¨²n en todos ellos: su necesidad de hablar y su dificultad con el lenguaje. La vida de todos nosotros est¨¢ sujeta por un andamio emocional que pocos est¨¢n dispuestos a que se tambalee.
Vivimos felices con nuestras alegr¨ªas y nuestras penas, como todos. Nuestra condici¨®n etiquetada de v¨ªctimas nunca ha sido el motor de nuestra vida y hace tantos a?os que desterramos el odio y el rencor de nuestra vida (si alguna vez lo tuvimos del todo, que a veces lo dudamos) que ni nos acordamos de ¨¦l. Esto es as¨ª para quien quiera creerlo, y para quien no.
Entonces, y terminamos. Si objetivamente vivimos mucho mejor, ?de qu¨¦ nos quejamos los rencorosos y aguafiestas que no queremos pasar p¨¢gina? Necesitamos que la izquierda abertzale reconozca expresa y claramente que el terrorismo de ETA estuvo mal y que fue ¨¦ticamente inaceptable. Que nunca hubo nada que lo justificara. Necesitamos que quien legitim¨® el terrorismo de ETA lo deslegitime con rotundidad y de manera definitiva. Por las generaciones futuras y por las pasadas que tienen heridas abiertas. Queremos que se pronuncie as¨ª porque a¨²n no lo ha hecho. El espa?ol es una lengua rica, pero no todas las palabras significan lo mismo ni tienen el mismo valor. No se trata de imponer unas palabras concretas, se trata de utilizar las palabras adecuadas, indubitadas y que no generen interpretaci¨®n. Ellos saben a lo que nos referimos. En esto son muy buenos.
Nunca hemos esperado ni esperamos nada de ese mundo. Fuimos todo lo felices que pudimos a pesar de ellos y disfrutamos de este nuevo tiempo, tambi¨¦n a pesar de ellos.
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