Profundo cambio social y generacional
Esta campa?a ha dejado una exigencia democr¨¢tica a EH Bildu: que complete su normalizaci¨®n pol¨ªtica
Las elecciones vascas de la renovaci¨®n generacional han confirmado la profundidad del cambio social de la Euskadi del posterrorismo en un clima, adem¨¢s, de normalidad y moderaci¨®n entre sus representantes pol¨ªticos frente a aquellas elecciones marcadas por la violencia pol¨ªtica y la confrontaci¨®n identitaria que part¨ªa en dos a Euskadi. El cambio social tiene ra¨ªces profundas y generacionales, como muestra el importante ascenso de EH Bildu, que ha disputado la hegemon¨ªa al PNV hasta ig...
Las elecciones vascas de la renovaci¨®n generacional han confirmado la profundidad del cambio social de la Euskadi del posterrorismo en un clima, adem¨¢s, de normalidad y moderaci¨®n entre sus representantes pol¨ªticos frente a aquellas elecciones marcadas por la violencia pol¨ªtica y la confrontaci¨®n identitaria que part¨ªa en dos a Euskadi. El cambio social tiene ra¨ªces profundas y generacionales, como muestra el importante ascenso de EH Bildu, que ha disputado la hegemon¨ªa al PNV hasta igualarle en esca?os. El cambio social no llega a consumarse en un cambio de ciclo, entendi¨¦ndolo como un vuelco en el Gobierno vasco. Pero los nuevos gobernantes tendr¨¢n que responder como prioridad a la demanda social y atender tambi¨¦n a una Euskadi con el Parlamento m¨¢s nacionalista de la historia. Pero tambi¨¦n de menor reivindicaci¨®n independentista y mayor exigencia social.
El importante ascenso de EH Bildu y el descenso del PNV confirma que una parte considerable del electorado, especialmente joven, ha primado la preocupaci¨®n por los problemas socioecon¨®micos. Se apuntaba en la campa?a y en las elecciones del pasado a?o. Asomaba desde que Podemos, ahora absorbida por EH-Bildu, irrumpi¨® en 2015, en plena recesi¨®n. Parte importante del electorado ha perdido el miedo a EH Bildu y la ve como un partido de oposici¨®n al Gobierno PNV-PSE, pr¨®ximo a sus preocupaciones, y deja en segundo plano las responsabilidades pol¨ªticas de algunos dirigentes veteranos por su pasada vinculaci¨®n con ETA. La marea social ha llegado a la instituci¨®n auton¨®mica y el PNV ha acusado, en estas elecciones, el desgaste como responsable gubernamental del deterioro de los servicios p¨²blicos y de la respuesta insuficiente a las demandas sociales de una nueva generaci¨®n.
Pero, pese a su descenso, el electorado no ha querido que el PNV vaya a la oposici¨®n. Ha empatado en esca?os y ganado en votos. Gobernar¨¢ con el apoyo del PSE-EE, que quiere reeditar el gobierno PNV-PSE, que tendr¨¢ mayor¨ªa. Ha aportado estabilidad y garantizado la pluralidad de una sociedad cada vez m¨¢s abierta. De este modo, afianza, tambi¨¦n, el apoyo parlamentario del PNV al Gobierno de Pedro S¨¢nchez. No obstante, el Parlamento que sale de las urnas tiene una mayor¨ªa de izquierdas, que hoy es impensable que gobierne porque el PSE y Sumar, con un esca?o, exigen a EH-Bildu que culmine su transici¨®n a la normalidad pol¨ªtica.
Aunque posteriormente matiz¨®, la falta de empat¨ªa del candidato de EH-Bildu con las v¨ªctimas de ETA le puso en evidencia. El electorado ha percibido que EH Bildu no ha madurado lo suficiente para gobernar. Una cosa es que en el tiempo abierto en Euskadi primen las preocupaciones socioecon¨®micas y otra que se haya olvidado que ETA asesin¨® hasta el a?o 2009. No puede pasarse p¨¢gina sin leerla. El Deust¨®metro se?alaba en oto?o que el 89% de los vascos considera injustificada la violencia pol¨ªtica.
EH Bildu, desde que en 2011 fue legalizada por rechazar la violencia en sus estatutos, ha avanzado en el reconocimiento del da?o causado a las v¨ªctimas. Le queda el rechazo al terrorismo etarra para culminarla. El candidato de EH Bildu admiti¨®, tras su tropez¨®n, que su proceso de normalizaci¨®n no hab¨ªa terminado. EH Bildu ha recibido un voto de aluvi¨®n, beneficiado por la grave crisis de la izquierda del PSOE. Le va a resultar muy dif¨ªcil consolidar voto tan heterog¨¦neo.
El nuevo Gobierno tendr¨¢ que afrontar la renovaci¨®n del Estatuto de Gernika, de 1979, antes de que Espa?a entrase en la Uni¨®n Europea. El cambio social que ha experimentado Euskadi afecta al marco del debate. La opini¨®n vasca quiere m¨¢s y mejor autogobierno, pero rechaza la independencia. EH Bildu ya no sit¨²a el derecho a la autodeterminaci¨®n en el centro del escenario. En este marco, es posible el debate territorial vasco y hasta el acuerdo entre nacionalistas y no nacionalistas.
El PP, aunque ha subido un esca?o, se reafirma en la marginalidad en Euskadi. Su candidato, Javier de Andr¨¦s, trat¨® de adaptarse al debate de los problemas socioecon¨®micos. Le perjudica el discurso del PP nacional: la sobreactuaci¨®n y la negaci¨®n de la evoluci¨®n positiva de EH Bildu, pese a sus carencias, para identificarle con un terrorismo inexistente con el objetivo de erosionar al Gobierno de S¨¢nchez por sus pactos parlamentarios. Este discurso le sit¨²a fuera de la realidad vasca y es muy complicado prescindir de Euskadi para quien como N¨²?ez Feij¨®o pretende gobernar Espa?a.
Durante la campa?a falleci¨® el lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza. Esta Euskadi es mucho mejor que la que tuvo que gestionar. Es pac¨ªfica, dialogante. Responde al esp¨ªritu pactista entre diferentes que lider¨®. Y el Pacto de Ajuria Enea que abander¨® permiti¨® sacar a Batasuna del terrorismo. Esta campa?a ha dejado una exigencia democr¨¢tica a EH Bildu: que complete su normalizaci¨®n pol¨ªtica.