Ardanza, referente del nacionalismo vasco dialogante
El lehendakari, fallecido este lunes a los 82 a?os, protagoniz¨® el primer acuerdo democr¨¢tico vasco de deslegitimaci¨®n de ETA, el Pacto de Ajuria Enea
Jos¨¦ Antonio Ardanza, lehendakari del Gobierno vasco de 1985 a 1998, ha muerto este lunes. Pasar¨¢ a la historia por protagonizar el primer ejecutivo de coalici¨®n en Euskadi, formado por su partido, el PNV, y el PSE-PSOE, y lograr, en 1988, el primer gran acuerdo de todos los partidos democr¨¢ticos vasco contra el terrorismo etarra: el Pacto de Ajuria Enea, aut¨¦ntica gu¨ªa pol¨ªtica, que trascendi¨® en el tiempo, y lleg¨® a ser referente en la etapa final del terrorismo. Gobern¨® una etapa muy dif¨ªcil, sacudida por el terrorismo y por la crisis del PNV, que solvent¨® dignamente y hoy es emblema de un nacionalismo democr¨¢tico y dialogante. El lehendakari I?igo Urkullu, tras la convulsa etapa de la presidencia de Juan Jos¨¦ Ibarretxe, ha sido un digno sucesor de Ardanza.
Ardanza, nacido en Elorrio (Bizkaia) en 1941, de familia nacionalista, se incorpor¨® muy joven al PNV. Su trayectoria profesional y su salto a la pol¨ªtica responden al cl¨¢sico perfil peneuvista. Pero, tambi¨¦n, se ajustaba a su forma de ser met¨®dica y ordenada. Formado profesionalmente en el grupo cooperativo de Arrasate/Mondrag¨®n ¡ªen su asesor¨ªa financiera¡ª fue alcalde de la misma localidad tras las primeras elecciones democr¨¢ticas municipales, de 1979 y 1983, en que fue elegido diputado general de Gipuzkoa. De all¨ª salt¨® en 1985 a la presidencia del Gobierno vasco al cesar Carlos Garaikoetxea como lehendakari en plena crisis del PNV. Tras las elecciones vascas de 1986, marcadas por la escisi¨®n del PNV por los seguidores de Garaikoetxea, que fundaron un nuevo partido, Eusko Alkartasuna, gobern¨® en coalici¨®n con el PSE-PSOE. Los socialistas aceptaron que Ardanza fuera lehendakari, pese a ganar las elecciones en esca?os, aunque los peneuvistas lo hicieron en votos.
Ardanza fue el hombre que el PNV, presidido por Xabier Arzalluz, eligi¨® como lehendakari para aquella etapa tan convulsa. Su personalidad sencilla, afable y pragm¨¢tica era la id¨®nea para una etapa en la que el PNV necesitaba acordar dentro de la comunidad vasca para salir de la grave crisis provocada por el terrorismo, la conflictividad pol¨ªtica ¡ªincluida la escisi¨®n del PNV¡ª y econ¨®mica, y desbloquear las relaciones con el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, que acogi¨® con satisfacci¨®n el relevo de Garaikoetxea. Las relaciones entre los gobiernos vasco de Garaikoetxea y espa?ol de Felipe Gonz¨¢lez estaban paralizadas por la interpretaci¨®n al alza del Estatuto de Gernika por parte del lehendakari.
La primera experiencia del gobierno de coalici¨®n entre un partido nacionalista y otro no nacionalista, PNV y PSE-PSOE, con el socialista Ram¨®n J¨¢uregui como vicelehendakari, se sald¨® satisfactoriamente. Tuvo mucho que ver con el talante dialogante de Ardanza y J¨¢uregui. Tambi¨¦n se produjo el deshielo entre los gobiernos central y vasco, con acuerdos importantes en materia de reconversi¨®n industrial y traspasos de competencias auton¨®micas, claves en aquellos momentos. Ardanza lo reconoce en su libro de memorias ¡°Pasi¨®n por Euskadi¡±, publicado en 2011, el a?o en que ETA declar¨® el final del terrorismo: ¡°El primer gobierno de coalici¨®n con los socialistas fue un ejemplo de convivencia y colaboraci¨®n que contrastaba con la dif¨ªcil y compleja historia de nuestros dos partidos. Aquella colaboraci¨®n permiti¨® la construcci¨®n de un discurso que propugnaba la cohesi¨®n social, el di¨¢logo entre diferentes o la tolerancia como ¨²nicas formas de entendimiento y permiti¨® un final pacifico de la legislatura. Con el gobierno de coalici¨®n proyectamos una imagen diferente de la pol¨ªtica espa?ola caracterizada por el enfrentamiento permanente¡±.
Ardanza, en su etapa gobernante, destacaba el contraste entra la convulsi¨®n sociopol¨ªtica vasca, con el trasfondo del terrorismo etarra, y la armon¨ªa entre todos los partidos democr¨¢ticos vascos. Esa armon¨ªa lleg¨® al c¨¦nit al a?o siguiente de constituirse el gobierno de coalici¨®n, con el Pacto de Ajuria Enea de 1988. Fue el primer acuerdo de todos los partidos democr¨¢ticos vascos, nacionalistas y no nacionalistas, que pactaron que el terrorismo etarra no ten¨ªa legitimidad pol¨ªtica alguna, que la legitimidad radicaba en el Estatuto de Gernika y en la actuaci¨®n policial y judicial. En consecuencia, rechazaba la negociaci¨®n pol¨ªtica, que ETA reclamaba, y ofrec¨ªa un acuerdo de reinserci¨®n a sus presos y militantes a cambio del abandono de las armas.
El lehendakari Ardanza fue muy elocuente en sus memorias: ¡°El Acuerdo de Ajuria Enea supuso la derrota pol¨ªtica de ETA. No la derrota militar, pues sigui¨® atentando y causando mucho dolor y muchas v¨ªctimas, pero la legitimaci¨®n de la violencia qued¨® derrotada para siempre¡±. Era consciente de la trascendencia de aquel acuerdo. Hace dos a?os, con motivo del 25 aniversario de las grandes movilizaciones contra el terrorismo tras el secuestro y asesinato del concejal popular de Ermua Miguel ?ngel Blanco, Ardanza, ya enfermo de c¨¢ncer, acept¨® entrevistarse con EL PA?S. Adem¨¢s de sumarse al clamor de rechazo al terrorismo, quiso poner en valor el Pacto de Ajuria Enea. Fue la Mesa de Ajuria Enea, que Ardanza presid¨ªa, la que convoc¨® la enorme movilizaci¨®n en Bilbao exigiendo a ETA la liberaci¨®n de Blanco que, en cadena, se extendi¨® a toda Espa?a. Nunca se ha reconocido suficientemente la importancia del Pacto de Ajuria Enea ni el papel hist¨®rico de Ardanza en el debilitamiento de la pesadilla terrorista.
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