Rosario muri¨® sola en Galicia, pero inspir¨® una novela en Brasil
La escritora Marcela Dant¨¦s publica ¡®Nem sinal de asas¡¯ despu¨¦s de leer en la edici¨®n brasile?a de El Pa¨ªs la noticia del hallazgo del cad¨¢ver momificado de una coru?esa, fallecida cinco a?os antes en un piso de un enorme edificio de inquilinos
Primero descubrieron el cuerpo seco de Rosario Otero, y 11 meses despu¨¦s, el de Amparo Plaza. Una llevaba al menos cinco a?os muerta. La otra, unos cuatro. En un enorme bloque de inquilinos a las afueras de A Coru?a o en una decr¨¦pita casa encajonada entre edificios m¨¢s nuevos en un barrio de Valencia. Las dos estaban tendidas en el suelo y momificadas, y a las dos les sobrevino la...
Primero descubrieron el cuerpo seco de Rosario Otero, y 11 meses despu¨¦s, el de Amparo Plaza. Una llevaba al menos cinco a?os muerta. La otra, unos cuatro. En un enorme bloque de inquilinos a las afueras de A Coru?a o en una decr¨¦pita casa encajonada entre edificios m¨¢s nuevos en un barrio de Valencia. Las dos estaban tendidas en el suelo y momificadas, y a las dos les sobrevino la muerte mientras estaban de pie. Rosario en el pasillo. Amparo en la cocina. Hab¨ªan fallecido solas, por causa natural, y nadie las ech¨® en falta. Sus vidas no importaban a nadie, ni a sus arrendadores, ni a la compa?¨ªa el¨¦ctrica, ni a la del agua, mientras hubo en sus cuentas bancarias dinero para pagar las cuotas domiciliadas. En su sigiloso tr¨¢nsito, ni Rosario ni Amparo pod¨ªan imaginar que dar¨ªan pedacitos de su alma a un personaje novelesco, Anja Santiago, una mujer que, como ellas, pasa de puntillas por la vida y muere completamente sola, derrumbada sobre su ra¨ªda alfombra azul. Cuando la encuentran, la delgadez y el aire acondicionado funcionando durante a?os han desencadenado en su cuerpo un proceso de momificaci¨®n. Con un oc¨¦ano de distancia de por medio, tambi¨¦n las espa?olas hab¨ªan aparecido as¨ª.
Anja, la figura central de Nem sinal de asas (Ni rastro de alas, Editora Patu¨¢, S?o Paulo) nace (y muere) porque su creadora, la escritora Marcela Dant¨¦s (Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, 1986), se top¨® con la historia de Rosario en la web de EL PA?S Brasil. La autora empez¨® a dar vida a su criatura en agosto de 2017, poco despu¨¦s de que la Guardia Civil de A Coru?a entrase en el 2?C de un inmueble forrado de ladrillo, con 130 apartamentos y muchos portales, del municipio coru?¨¦s de Culleredo. Hac¨ªa mucho tiempo que la boca del buz¨®n se hab¨ªa atragantado con publicidad y recibos y que el Peugeot 206 de Rosario, est¨¢tico en la plaza 104 del garaje, hab¨ªa olvidado su color bajo un caparaz¨®n de polvo. Hasta que acab¨® reparando en ello la humana vecina del 3?D, Emilia. Y un d¨ªa que se sinti¨® con fuerzas, en la convalecencia de su propia enfermedad, se acerc¨® al cuartel con su marido, Jos¨¦ Mar¨ªa, a denunciar la ausencia de alguien con quien en vida apenas hab¨ªa mediado palabras.
El sargento de la Guardia Civil que trabaj¨® en aquel hallazgo recuerda que, al recibir la denuncia, creyeron que se trataba de una desaparici¨®n y lo primero que hicieron fue consultar en la base de datos del Servizo Galego de Sa¨²de. Result¨® que la ¨²ltima cita m¨¦dica de Rosario ten¨ªa fecha de 2010. No hallaron familiares pr¨®ximos que pudiesen dar pistas, ni encontraron en su propia base de datos sobre cuerpos sin identificar ning¨²n cad¨¢ver an¨®nimo que pudiera coincidir con el suyo. Adem¨¢s, el dinero ahorrado en la cuenta bancaria que compart¨ªa con su madre se hab¨ªa ido agotando y hac¨ªa poco le hab¨ªan cortado el suministro de electricidad y de agua. Todav¨ªa, relata el agente, ¡°no se descartaba nada: ni accidente, ni desaparici¨®n ni un suicidio en el que no se hubiera hallado el cuerpo¡±.
As¨ª que se decidieron a entrar. Con una orden judicial, ese mismo d¨ªa un cerrajero abri¨® la puerta del 2?C y ¡°la primera se?al¡± de que algo le hab¨ªa pasado a la mujer en su propia casa fue que ¡°la cerradura de la puerta estaba bloqueada por dentro¡± con la llave. El cuerpo desmoronado de Rosario, nacida en 1961, divorciada y ya sin seres queridos, apareci¨® ¡°boca abajo¡± en el corredor. ¡°Estaba en zapatillas, vestida como de andar por casa. Supuestamente se desplom¨® cuando, al sentirse mal, intentaba llegar al cuarto de ba?o¡±. Seg¨²n la Guardia Civil, ocurre muchas veces que las personas que aparecen muertas en sus domicilios se caen ¡°camino del ba?o¡± y, sin nadie que les ayude, ¡°ya no se levantan¡±.
Los agentes que entraron, dos con uniforme y dos vestidos de paisano, enseguida descartaron la posibilidad del suicidio porque en toda la casa, que estaba ordenada y con las ventanas cerradas, pero cubierta de polvo de muchos a?os, ¡°no se hall¨® ninguna nota o carta de despedida, ni tampoco un bl¨ªster vac¨ªo que indicase la ingesta masiva de f¨¢rmacos¡±. El forense lleg¨® despu¨¦s, y ni en el piso ni luego en la autopsia encontr¨® se?ales. La comida de la nevera, ya sin corriente, estaba ¡°totalmente estropeada¡±. Y en un mueble apareci¨® el ¡°certificado de cese¡± de su ¨²ltimo trabajo.
Rosario -seg¨²n recuerdan los vecinos una ¡°mujer bajita¡± que aparentaba m¨¢s edad porque ¡°vest¨ªa como una se?ora mayor¡±- no ten¨ªa empleo fijo. Hac¨ªa sustituciones como auxiliar administrativa cuando la llamaban para cubrir bajas laborales de funcionarios. La ¨²ltima hab¨ªa sido en la delegaci¨®n de la Conseller¨ªa de Facenda en A Coru?a. Dej¨® aquel empleo temporal el 7 de abril de 2011, y esta fecha es la ¨²ltima referencia vital que se hall¨®. La investigaci¨®n concluy¨® que hab¨ªa fallecido cuando ten¨ªa unos 50 a?os, entre 2011 y 2012. Y luego el Ayuntamiento se hizo cargo de recoger sus cosas, su ropa, sus fotos. E inciner¨® sus restos, porque en tres d¨ªas ning¨²n pariente reclam¨® su cad¨¢ver.
Rosario, lo mismo que Anja, hab¨ªa vivido como una sombra que pasa pegada y doblada entre la acera y la pared. Sin hacer ruido, sin dejar rastro, y sin deslumbrar. Las dos, una en Galicia y otra en Brasil, habitaron su ¨²ltima morada con sus respectivas madres viudas, Jesusa y Dulce, y las sobrevivieron muy poco tiempo. Nem sinal de asas es la primera novela de Dant¨¦s, despu¨¦s de su libro de cuentos Sobre pessoas normais. A Anja, resume la presentaci¨®n de su nueva obra, ¡°no le gusta mucho la gente, ella incluida¡±. Y adem¨¢s detesta su nombre, escogido por su progenitora: el femenino de anjo (¨¢ngel) es un aut¨¦ntico disparate, defiende la protagonista. ¡°Porque todo el mundo sabe que los ¨¢ngeles no tienen sexo¡±.
Casi un a?o despu¨¦s de leer la noticia sobre Rosario y con la novela ya hilvanada, Dant¨¦s se encontr¨® en el peri¨®dico con otro hilo para bordar su relato: el caso de Amparo, una anciana nacida en Valencia en 1940 y hallada en 2018, momento en que se calcul¨® que llevaba cuatro a?os fallecida y en estado de momificaci¨®n. Amparo compart¨ªa con Anja el gusto por el tabaco. Cerca de su desvencijada vivienda, en el barrio de El Cabanyal, hab¨ªa un estanco y una farmacia, pero ella prefer¨ªa alejarse un poco para comprar cigarrillos y medicinas.
La protagonista de la novela tiene tambi¨¦n una ¡°inmensa voluntad de ser invisible¡±, describe Dant¨¦s. Un fantasma del que no hay se?ales durante al menos un lustro.
¡°Disseram que ela tava morta h¨¢ pelo menos cinco anos. Coitada. Ningu¨¦m deu falta da mortinha. Ningu¨¦m procurou por ela, nem disse que tava desaparecida ou fez um daqueles cartazes que s?o todos iguais, a foto e o desespero¡± (Dijeron que llevaba por lo menos cinco a?os muerta. Pobre. Nadie la ech¨® de menos. Nadie la busc¨®, nadie dijo que estaba desaparecida o hizo uno de esos carteles que son todos iguales, la foto y la desesperaci¨®n).
¡°Y ahora, muy cerca del d¨ªa de su muerte, ella ya no sale de casa, porque no lo necesita, porque ya compr¨® tabaco suficiente para cinco moribundos¡±.
El borrador de Dant¨¦s tuvo antes otros t¨ªtulos: Da cor do fundo y Algu¨¦m que me diga que morri. A diferencia de las espa?olas, su reencarnaci¨®n brasile?a de papel y tinta se gana la vida cuidando ancianos y adem¨¢s tiene un gato, sabio y gris, llamado Rinoceronte. Pero los tres cuerpos, como otros muchos muertos en ¡°aplastante soledad¡±, dice Dant¨¦s, quedan esperando en el mismo escenario de su vida a que alguien, en alg¨²n momento, recuerde que alg¨²n d¨ªa existieron. ¡°Morrer¨¢ como viveu: sem precisar de ningu¨¦m. E morrer¨¢ ali, seu lugar favorito no mundo¡±, escribe sobre su personaje. ¡°Anja levava a vida na ponta dos p¨¦s¡±. ¡°Era algo que llevaba dentro de ella, desde muy peque?a, una soledad incorregible y ¨¢spera¡±.