Rescatadas en estado de desnutrici¨®n dos mujeres que viv¨ªan aisladas por su voluntad en un pueblo de Lugo
El Ayuntamiento de Chantada solicit¨® una orden judicial para acceder al edificio, en el n¨²cleo urbano del municipio, despu¨¦s de que las vecinas, madre e hija, se negasen a abrir la puerta a la polic¨ªa
La Polic¨ªa Local de Chantada llevaba unos d¨ªas alerta por la suerte que pudiesen correr dos vecinas de este municipio del sur de Lugo. Alguna vez, al caer la noche, hab¨ªan vislumbrado ¡°una luz tenue¡± tras los cristales del edificio de bajo y dos alturas que habitaban las dos mujeres, madre e hija, en el n¨²cleo urbano de este pueblo de 8.400 habitantes. Pero no hab¨ªa, exteriormente, ninguna otra prueba de vida desde que hace al menos medio mes otra persona vio a la hija, de 48 a?os, ¡°volviendo a casa con una bolsa del supermercado¡±. As¨ª lo cuenta el alcalde chantadino, Manuel Varela (PP), cuando explica por qu¨¦ el Ayuntamiento tom¨® la decisi¨®n de pedir una orden a la juez para acceder a la casa y rescatar a las vecinas. Ante la ausencia de se?ales en el edificio de su propiedad, los servicios sociales del consistorio hab¨ªan llegado a ¡°pensar en lo peor¡±: que ambas mujeres hubiesen fallecido, o que la mayor, de casi 90 a?os, estuviese muerta y la m¨¢s joven, con ¡°problemas psicol¨®gicos¡±, no hubiese sido capaz de gestionar una situaci¨®n dantesca. Cuando al fin lograron entrar los agentes de la polic¨ªa municipal y los bomberos, ¡°afortunadamente¡±, dice Varela, las dos segu¨ªan vivas, aunque con evidentes s¨ªntomas de desnutrici¨®n.
Madre e hija no respond¨ªan a las llamadas desde hac¨ªa d¨ªas. Se hab¨ªan cerrado a cal y canto en su casa de la Avenida de Lugo, y ¡°no abr¨ªan ni a los vecinos, ni al trabajador que fue a leer el contador del agua, ni a los polic¨ªas¡±. Varias personas alertaron a la trabajadora social, porque en realidad a la madre ¡°hac¨ªa ya m¨¢s tiempo que no la ve¨ªan, probablemente desde que empez¨® la pandemia¡±, calcula el alcalde. Al final, explica, result¨® que no abr¨ªan ni respond¨ªan ¡°por miedo¡± al pr¨®jimo: porque se obsesionaron con la idea de que ¡°les iban a entrar a robar¡±, incluso los agentes uniformados.
Otra de las se?ales de alarma, destaca el regidor, era el ¡°olor tremendo¡± que sal¨ªa de dentro de la casa, desordenada y con basura acumulada. Una vez autorizada por el juzgado la entrada en el domicilio, seg¨²n detalla la polic¨ªa local, los agentes accedieron despu¨¦s de romper el cristal de una ventana del primer piso.
La madre, viuda desde hace tiempo de un trabajador de la factor¨ªa de leche Larsa, y su hija, titulada en magisterio, no estaban entre los vecinos del municipio de Chantada que el Ayuntamiento visita peri¨®dicamente en las zonas m¨¢s rurales por vivir en soledad y en una situaci¨®n vulnerable. Varela niega que tengan problemas econ¨®micos, pero carecen de familiares cercanos y se acabaron aislando entre la ancianidad de la madre y las dificultades de la hija, ¡°que no est¨¢ al cien por cien¡±.
Cuando entraron los bomberos y la Polic¨ªa Local, seg¨²n los agentes se las encontraron juntas en una cama, desnutridas y deshidratadas, y apenas pod¨ªan hablar. La de menor edad pudo ¡°salir por su propio pie¡±, pero la mayor no. ¡°Impresionaba mucho la delgadez de sus piernas¡±, describe Manuel Varela. En la cocina apenas hab¨ªa comida; ¡°alg¨²n yogur caducado¡± y poco m¨¢s. Desde entonces, despu¨¦s de ser atendidas por los servicios de urgencias en el domicilio, las dos permanecen ingresadas en el Hospital Comarcal de Monforte. Mientras tanto, el consistorio trata de encontrar plaza para ambas en una residencia. ¡°Preferiblemente la que hay en Chantada¡±, un centro privado para 200 ancianos y personas dependientes, pero con plazas concertadas, del grupo DomusVi. ¡°Queremos que sean cuidadas por gente especializada¡±, dice el alcalde.
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