La singularidad madrile?a: el misterio de los aviones y la rendici¨®n de cuentas
¡°?Es aceptable que una presidenta auton¨®mica se niegue a explicar qu¨¦ ha pasado con el dinero enviado a China para comprar material que deb¨ªa haber llegado hace semanas?¡±, se pregunta el portavoz de M¨¢s Madrid
A estas alturas ya nadie duda que estamos ante una de las crisis m¨¢s dif¨ªciles que hemos tenido que afrontar como pa¨ªs. El virus representa una amenaza compleja para nuestro sistema por muchos motivos, entre ellos porque para derrotarlo no bastan las soluciones individuales; solo pensando y actuando colectivamente, comprometi¨¦ndonos con el de al lado, podemos generar las condiciones para superar la pandemia.
A la responsabilidad ciudadana se une la de colectivos espec¨ªficos cuya eficacia en el desempe?o de sus funciones es estrat¨¦gica. Seguiremos agradeciendo cada tarde desde los balcones la labor de nuestros profesionales sanitarios, de las fuerzas de seguridad, de las profesoras que hacen lo imposible por no dar por perdido el curso, de transportistas y dependientas que garantizan que la cesta de la compra se sigue llenando. Sin embargo, en medio de tanto sacrificio social, es l¨®gico que la gente se pregunte si el Gobierno de D¨ªaz Ayuso est¨¢ haciendo tambi¨¦n su parte del trabajo y con qu¨¦ eficacia.
Desde el siglo XVIII sabemos que el poder de los monarcas absolutos deb¨ªa ser limitado para no convertirse en tiran¨ªa. Cualquier democracia m¨ªnimamente aceptable ha incorporado l¨ªmites y control a los gobiernos y quienes no comparten estos principios sencillamente han dejado de ser considerados dem¨®cratas. Esto, que viene a ser el parvulario del parlamentarismo, ha pasado a mejor vida en Madrid con la crisis del Coronavirus. La suspensi¨®n de los plenos de la Asamblea ha sido aprovechada por el Gobierno para hacer y deshacer a su antojo, sin que nadie pueda conocer el alcance de algunas sus decisiones y sin un m¨ªnimo de fiscalizaci¨®n. Afortunadamente para Espa?a, esta no es la t¨®nica habitual ni a nivel nacional ni en la mayor parte de las comunidades. Podr¨ªamos llamarlo la singularidad madrile?a que describe la situaci¨®n ins¨®lita de una regi¨®n en la que quien dirige la nave se niega a rendir cuentas bajo el pretexto de una supuesta persecuci¨®n personal.
?Es aceptable que una presidenta auton¨®mica se niegue a explicar qu¨¦ ha pasado con los 23 millones que se enviaron a China para comprar un material que deb¨ªa haber llegado hace dos semanas? ?Es tolerable que, en una situaci¨®n tan comprometida, el Gobierno ni confirme ni desmienta que hayan sido v¨ªctimas de una estafa? ?Tiene derecho una presidenta a no realizar ruedas de prensa y a no someterse a ning¨²n control parlamentario mientras en Madrid estamos viviendo una crisis sin precedentes? Ciertamente no y denunciarlo es un ejercicio de responsabilidad. Aprovechar la lealtad institucional de la oposici¨®n como una carta blanca para convertir la Comunidad de Madrid en un reino medieval sin control, es a?adir el problema del deterioro institucional a la ecuaci¨®n de la crisis del COVID-19. Si no queremos reeditar tiempos pasados, no podemos permitir que el Gobierno de D¨ªaz Ayuso se emancipe del parlamento.
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