M¨¢s de dos meses confinados en ¡°infraviviendas¡±
Muchos madrile?os llevan m¨¢s de 60 d¨ªas soportando ruido, oscuridad y hacinamiento en pisos que son herencia de la especulaci¨®n urban¨ªstica
La cuarentena ha multiplicado las peleas en los patios de vecinos de Madrid. Los casus belli son las carreras de los ni?os del piso de arriba, la televisi¨®n a todo volumen o la sesi¨®n de aerobic. Son conflictos que estaban latentes y han estallado por la obligaci¨®n de permanecer en casa. Desde que comenz¨® el confinamiento, la asociaci¨®n Juristas contra el Ruido ha recibido m¨¢s quejas de vecinos atormentados, muchas en Madrid. Es la factura por d¨¦cadas de mala edificaci¨®n guiada por e...
La cuarentena ha multiplicado las peleas en los patios de vecinos de Madrid. Los casus belli son las carreras de los ni?os del piso de arriba, la televisi¨®n a todo volumen o la sesi¨®n de aerobic. Son conflictos que estaban latentes y han estallado por la obligaci¨®n de permanecer en casa. Desde que comenz¨® el confinamiento, la asociaci¨®n Juristas contra el Ruido ha recibido m¨¢s quejas de vecinos atormentados, muchas en Madrid. Es la factura por d¨¦cadas de mala edificaci¨®n guiada por el pelotazo y poca consideraci¨®n al aislamiento ac¨²stico y unos m¨ªnimos de habitabilidad. "No me sorprenden estos conflictos. Venimos de una construcci¨®n muy pobre¡±, dice el catedr¨¢tico de la Universidad Polit¨¦cnica C¨¦sar D¨ªaz Sanchidrian.
Los dos meses de confinamiento han sido m¨¢s dif¨ªciles de soportar para quienes habitan pisos mal acondicionados. El ruido es uno de los problemas comunes, sumado a la falta de luz o al tama?o diminuto de algunas viviendas. Un 1% del parque residencial, 13.995 viviendas, tiene una superficie inferior a 30 metros cuadrados, seg¨²n datos de 2011, cuando se realiz¨® el ¨²ltimo censo de vivienda en la capital. Es consecuencia de un desarrollo durante casi dos siglos (desde el Plan de Castro de 1860) en el que prim¨® el lucro por encima de la habitabilidad, dice el catedr¨¢tico de la Polit¨¦cnica Agust¨ªn Hern¨¢ndez Aja. Muchos edificios residenciales en Madrid, en zonas como Arganzuela o Tetu¨¢n, son colmenas horizontales, sin patios interiores. La regi¨®n tiene hoy cuatro de los 32 kil¨®metros cuadrados m¨¢s densos de Europa: en los distritos de Arganzuela, Lavapi¨¦s, Chamber¨ª y en el municipio de Legan¨¦s.
Las normas de edificaci¨®n han sido papel mojado hasta hace relativamente poco y aun as¨ª todav¨ªa hoy se dan muchos casos de abusos. Con el tiempo han aumentado la exigencia y los controles. Hasta 2009 no se exig¨ªa en Espa?a una medici¨®n de ruido antes de otorgar la c¨¦dula de habitabilidad. Con las nuevas reglas, impuestas por la Uni¨®n Europea, las obras se encarecieron un 5%, dice Sanchidrian.
De algo han debido servir estos nuevos est¨¢ndares porque Jorge Pinedo, abogado de la asociaci¨®n Juristas contra el Ruido, dice que las quejas que reciben son todas relativas a edificios construidos antes de 2009. Las m¨¢s frecuentes provienen de edificios construidos entre los a?os 80 del pasado siglo y 2008, a?os de fuerte expansi¨®n inmobiliaria.
Muchos techos no protegen bien del ruido de impacto y como consecuencia el vecino de arriba impone a menudo su ¡°dictadura¡±. Es la opresi¨®n que siente Alicia V. M., vecina de Las Tablas, que ruega ser identificada por sus siglas para no tener m¨¢s problemas. Las tres peque?as con aspecto angelical de sus nuevos vecinos se han convertido en su pesadilla. ¡°Su comportamiento no tiene sentido. Son saltos, carreras y, a ra¨ªz de nuestras quejas, los padres nos quieren hacer la vida imposible. Arrastran muebles a la una y media de la madrugada a posta¡±. Ya ten¨ªa problemas antes del confinamiento pero ahora no tiene escapatoria. Tampoco se ha atrevido a llamar a la polic¨ªa. ¡°Con la que est¨¢ cayendo me da reparo, pero llega un punto en que si siguen as¨ª lo har¨¦¡±.
Un caso extremo de mala iluminaci¨®n es el de los semis¨®tanos de la calle del Jard¨ªn de San Federico, en el exclusivo distrito de Salamanca. Thomas Luft y Mar¨ªa Jos¨¦ Camacho pasan el confinamiento en uno de alquiler. Un par de ventanas les dejan ver los pies de los viandantes. Entra tan poca luz que se marean de estar todo el d¨ªa encerrados con luz artificial y cuando salen al exterior tardan una media hora en acomodar la vista. Vistos desde la acera parece que ambos habitan un pozo.
Una de las lecciones de esta crisis, que los urbanistas esperan sea aprendida de una vez, es la necesidad de erradicar viviendas de este tipo del parque madrile?o. ¡°Lo que espero como resultado del confinamiento es un replanteamiento de los m¨ªnimos de salubridad y habitabilidad de la vivienda para impedir que puedan seguir en el mercado s¨®tanos y locales sin ventilaci¨®n ni luz solar¡±, dice el exdecano del colegio de Arquitectos de Madrid Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga.
La abogada Raquel Suso contaba hace unos d¨ªas en este peri¨®dico c¨®mo fantaseaba con tener una terraza. Vivir en un bajo interior sin luz natural le causaba tristeza, tedio, cansancio e insomnio.
¡°No saber si se va a poner a llover o el sol brilla con fuerza, si son las 12 del mediod¨ªa o las cinco de la tarde salvo que se mire un reloj, se vuelve cada d¨ªa m¨¢s insoportable¡±, dec¨ªa Suso.
Luft y Camacho est¨¢n deseando marcharse a Almer¨ªa el 15 de junio, cuando se les acaba el contrato, porque teletrabajan dando clases de idiomas por Internet: ¡° Necesitamos otro ambiente. Nos vamos a la playa¡±.
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