Evitar los rebrotes de atascos en Madrid
La capital debe dar un impulso a la movilidad sostenible en este momento de an¨¢lisis sobre la incidencia del virus
El n¨²cleo urbano de Madrid y toda su metr¨®polis se enfrentan a un reto global: pensar y dise?ar, en tiempo r¨¦cord, los espacios en los que queremos vivir en el futuro. El desaf¨ªo no es peque?o y, en realidad, es un proceso que se realiza cada cierto tiempo en forma de planes de urbanismo. Sin embargo, ahora no puede durar a?os: en esta ¨¦poca de la inmediatez, la ciudadan¨ªa reclama ver los cambios ya.
Muchas ciudades llevan meses trabajando en la...
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El n¨²cleo urbano de Madrid y toda su metr¨®polis se enfrentan a un reto global: pensar y dise?ar, en tiempo r¨¦cord, los espacios en los que queremos vivir en el futuro. El desaf¨ªo no es peque?o y, en realidad, es un proceso que se realiza cada cierto tiempo en forma de planes de urbanismo. Sin embargo, ahora no puede durar a?os: en esta ¨¦poca de la inmediatez, la ciudadan¨ªa reclama ver los cambios ya.
Muchas ciudades llevan meses trabajando en la l¨ªnea de conciliar dos de las pocas certezas que tenemos: desde la plausible relaci¨®n entre letalidad del virus y contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, hasta la necesidad de mantener la distancia de seguridad siempre que sea posible. Si miramos nuestras calles observamos que los protagonistas indiscutibles son los coches, tanto en los barrios hist¨®ricos como en los nuevos desarrollos. Los datos confirman nuestra percepci¨®n: hasta el 85% del espacio p¨²blico est¨¢ dedicado al coche, ya sea en v¨ªas hipertrofiadas para poder circular en hora punta, ya sea como un aparcamiento gigante donde el veh¨ªculo permanece parado m¨¢s del 90% del tiempo.
La movilidad en autom¨®vil es la m¨¢s insostenible que existe, la que m¨¢s contamina, la que empeora nuestras opciones de cara a una segunda ola o a una hipot¨¦tica nueva pandemia y la que lleva d¨¦cadas contribuyendo cada a?o a un n¨²mero de muertes similar al que ha dejado la covid-19 en nuestro pa¨ªs.
En la Comunidad de Madrid solo el 39% de los viajes se realizan en coche. Dentro de la M-30, es el 20%
En Madrid tenemos ¨®rganos diferentes que gestionan nuestra movilidad: el Consorcio Regional de Transportes ¨²nicamente se encarga del transporte p¨²blico colectivo; los Ayuntamientos gestionan el tr¨¢fico privado y la movilidad ciclista y peatonal; finalmente la Comunidad de Madrid gestiona la infraestructura a nivel regional junto al Ministerio de Transportes, competente tambi¨¦n en Cercan¨ªas y en las grandes autov¨ªas. Adem¨¢s, las empresas de veh¨ªculos compartidos se gestionan a s¨ª mismas en una especie de anarqu¨ªa consentida. Una amalgama de competencias, prioridades y criterios que no suelen estar coordinados, que no siempre coinciden y que ha dado como resultado un sistema de transporte masivamente pensado para el uso del coche, entendido como universal. Sin embargo, en la regi¨®n solo el 39% de los viajes se realizan en coche, porcentaje que se reduce hasta el 20% si hablamos del interior de la M-30.
Con los datos en la mano parece claro que hay que actuar para mejorar el espacio p¨²blico en favor de la movilidad sostenible, es decir, la movilidad activa (a pie o en bicicleta) y el transporte p¨²blico. Es la mayoritaria en toda la regi¨®n, y la que nos permite tener mejores ciudades, con espacios p¨²blicos m¨¢s amplios y de mayor calidad, donde podamos realizar las actividades que hemos aprendido en estos meses que son esenciales: aquellas de cercan¨ªa, que implican cuidar y cuidarnos. En realidad se trata de aplicar perspectiva de g¨¦nero en la movilidad y volver a poner la vida en el centro.
Carriles bici
Sin embargo, en Madrid no se est¨¢ actuando ni a nivel local ni mucho menos a nivel regional. Se mantiene el statu quo en favor del coche, con unas escas¨ªsimas peatonalizaciones en algunas calles y ¨²nicamente los fines de semana, como si el resto del tiempo no necesit¨¢semos movernos por espacios m¨¢s amplios para mantener la distancia de seguridad. La ciudad de Madrid, adem¨¢s, ha anunciado unos kil¨®metros de carril bus y carril bici pero aclarando que se realizar¨¢n ¡°sin interferir en la circulaci¨®n¡±, declaraci¨®n clara de que es el coche quien manda en la toma de decisiones. Por no hablar del disparate de hacer un carril bus cuando apenas hay tr¨¢fico y avanzar que lo vas a eliminar cuando aumente la congesti¨®n o implementar carriles bici sin eliminar carriles de circulaci¨®n.
Muchas personas, tanto profesionales como ciudadan¨ªa, llevamos a?os pidiendo una revisi¨®n de la distribuci¨®n del espacio y una apuesta clara por el transporte p¨²blico en toda la regi¨®n. Tenemos que dejar de pensar en mover coches, veh¨ªculos, y cambiar el foco a observar nuestro sistema por dentro, mirar a lo que importa: las personas. Las ciudades requieren optimizar su espacio y Madrid, M¨®stoles, Fuenlabrada, Alcal¨¢¡ no se pueden quedar atr¨¢s.
Sin embargo, la (in)acci¨®n de todos los niveles de gobierno hace temer un incremento del tr¨¢fico privado, con los consiguientes atascos, picos de contaminaci¨®n, ruido y accidentes a la vuelta del verano. Para entonces la nueva normalidad se parecer¨¢ m¨¢s que nunca a la antigua, y habremos vuelto a nuestras actividades cotidianas pero, esta vez, inmersos en el temor al virus. Un miedo que extendemos por inercia al transporte p¨²blico, demonizado hasta la saciedad sin motivo. Ninguno de los estudios que localizan focos de contagio del coronavirus han apuntado al transporte colectivo. En realidad es razonable, si no nos quedamos en la primera impresi¨®n: aunque es dif¨ªcil mantener la distancia de seguridad ?especialmente en las horas punta? las mascarillas suplen ese problema. Y las otras dos condiciones que parecen necesarias que se den para mantener el contagio (que se est¨¦ expuesto durante varias horas seguidas y que se produzca interacci¨®n entre las personas) no se suelen dar en el transporte p¨²blico.
La capital, como lugar donde m¨¢s viajes se realizan, debe dar ejemplo y empezar a trabajar ya. En primer lugar, mejorando la Empresa Municipal de Transportes, desarrollando un ambicioso plan de construcci¨®n de carriles bus que permita un servicio m¨¢s r¨¢pido y mover m¨¢s gente con los mismos medios; debe contratar personal de conducci¨®n, de talleres, de limpieza para garantizar que el servicio se preste con la calidad necesaria.
Adem¨¢s, se debe desarrollar de una vez el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (2014) creando grandes corredores de transporte en autob¨²s de alta capacidad, los llamados metrobuses que tanto ¨¦xito tienen en todo el mundo, que una los distritos perif¨¦ricos de manera r¨¢pida y eficaz. La M-35, nombre cochista con el que la queremos vestir, lleva a?os planificada y proyectada; tanto es as¨ª que las calles que unen Puente de Vallecas, Moratalaz y Ciudad Lineal ya est¨¢n preparadas para albergar un corredor central de autobuses que no llega, constatando la falta de inversi¨®n estructural que sufrimos quienes vivimos fuera de la M-30.
Tambi¨¦n se debe apostar por la movilidad activa. Por la bicicleta, construyendo por fin una red conectada de carriles bici, sacando del caj¨®n el Plan Director Ciclista (2008-2016), y poniendo los medios para que Bicimad ?uno de los servicios con mejor valoraci¨®n por parte de la ciudadan¨ªa? llegue a todos los distritos. Y debe, de una vez, cumplir la normativa de accesibilidad y ensanchar aceras, recuperando las que se estrecharon en su d¨ªa para dar paso al coche. El espacio del autom¨®vil ni es natural, como nos quieren hacer creer, ni su crecimiento ha sido org¨¢nico, sino arbitrario. El espacio debe dise?arse pensando primero en las personas que caminan, es decir, en todas.
Un plan para la corona metropolitana
Pero no podemos quedarnos ¨²nicamente en la capital: sin considerar c¨®mo se mueve el 50% de la poblaci¨®n de la regi¨®n s¨®lo estaremos evaluando el problema parcialmente. En la corona metropolitana y regional existe un mayor uso del coche, tanto porque las distancias a recorrer suelen ser mayores (fruto de un urbanismo expansivo al calor de la burbuja) como por el abandono del sistema de transporte p¨²blico. Las ampliaciones de la red de metro previas a la crisis de 2008 no han atra¨ªdo m¨¢s viajeros en estas zonas, quiz¨¢ porque obedec¨ªan a criterios m¨¢s pol¨ªticos que t¨¦cnicos. De hecho, la ¨²ltima encuesta de movilidad realizada por el Consorcio muestra que, por primera vez en la historia de este organismo, el uso del coche supera al del transporte p¨²blico.
El autob¨²s es el modo m¨¢s flexible, el que requiere menos inversi¨®n y el m¨¢s eficaz en zonas de menor densidad
El fracaso en la pol¨ªtica de transporte de la Comunidad que constata dicha encuesta debe corregirse inmediatamente. De nada sirvi¨® que el Consorcio volviera a gastar m¨¢s de medio mill¨®n de euros en 2016 en estudios para reestructurar la red de bus urbana y metropolitana, si luego el proyecto se deja en un caj¨®n y no se invierte en m¨¢s l¨ªneas, con mejores frecuencias y que den respuesta a las necesidades de movilidad de la gente.
El autob¨²s es el modo m¨¢s flexible, el que requiere menos inversi¨®n y el m¨¢s eficaz en zonas de menor densidad. Pero necesita recursos y necesita espacio; necesita no quedarse atrapado en atascos interminables de coches con un solo ocupante. La red de buses verdes lleva d¨¦cadas sufriendo de una falta end¨¦mica de inversi¨®n, que resulta en menor demanda relativa y, por tanto, en un decremento de la oferta. Una espiral de destrucci¨®n con la que tenemos que acabar si queremos aumentar el uso del transporte p¨²blico en la regi¨®n.
La red de Cercan¨ªas juega tambi¨¦n un papel fundamental, aunque esta dependa del Gobierno central. Al igual que la red de autobuses interurbanos, lleva a?os infradotada, con llamativos planes de choque que se acumulan en cajones sin cumplirse, y con una serie de problemas estructurales que han degradado la calidad del servicio. Por si fuera poco, la falta de coordinaci¨®n de Renfe Cercan¨ªas (fuera del Consorcio de Transportes) genera un sistema disfuncional, complicado de usar e incluso desconocido para quienes utilizan metro o autob¨²s.
Madrid se est¨¢ quedando atr¨¢s. La apuesta por la movilidad sostenible debe ser clara y contundente
Visto lo visto, parece que en Madrid se nos da estupendamente encargar estudios pero no tanto implementarlos, especialmente cuando no puede haber una inauguraci¨®n con bombo, platillo y contrataciones de dudosa legalidad que acaban en los juzgados. Sin embargo, si algo nos ha ense?ado la covid-19, es que las actividades de cuidado, las del d¨ªa a d¨ªa, son las ¨²nicas realmente esenciales. Tambi¨¦n lo son para la movilidad. Cuidar de nuestro sistema de transporte p¨²blico, de nuestras calles, es fundamental tanto para tener ciudades vivibles como para enfrentar hipot¨¦ticos rebrotes y nuevas pandemias.
La crisis del coronavirus nos ha dejado entrever las m¨²ltiples posibilidades que tenemos y que la ciudadan¨ªa est¨¢ reclamando de manera urgente. Madrid se est¨¢ quedando atr¨¢s. La apuesta por la movilidad sostenible debe ser clara y contundente, poniendo la vida en el centro y devolviendo las calles a quienes nunca se le debieron robar: las personas.
Marta Serrano Balbuena fue directora de Comunicaci¨®n y Consultor¨ªa de la Empresa Municipal de Transporte de Madrid, es consultora de movilidad y cofundadora de Mujeres en Movimiento.