Moci¨®n de censura
Todas las carga el diablo. Y ¨¦sta contra D¨ªaz Ayuso, quiz¨¢s m¨¢s. Por esperada, por necesaria, porque cada d¨ªa, la presidenta de la Comunidad, hace m¨¦ritos para que se la planteen
Van afil¨¢ndose los cuchillos para una moci¨®n de censura en la Comunidad de Madrid. Razones no faltan, pero estrategia, por lo visto, s¨ª. Jos¨¦ Manuel Franco lo lanzaba en tono de amenaza el pasado martes en este peri¨®dico. Pero antes de asegurar que lo llevar¨ªan a cabo tanto si dan los votos en la Asamblea como si no, quiz¨¢s, el l¨ªder de los socialistas madrile?os, deber¨ªa haberse guardado un poco m¨¢s la carta en la manga....
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Van afil¨¢ndose los cuchillos para una moci¨®n de censura en la Comunidad de Madrid. Razones no faltan, pero estrategia, por lo visto, s¨ª. Jos¨¦ Manuel Franco lo lanzaba en tono de amenaza el pasado martes en este peri¨®dico. Pero antes de asegurar que lo llevar¨ªan a cabo tanto si dan los votos en la Asamblea como si no, quiz¨¢s, el l¨ªder de los socialistas madrile?os, deber¨ªa haberse guardado un poco m¨¢s la carta en la manga.
Est¨¢ claro que Franco pide a gritos pasar formalmente, como posible nuevo candidato en una futuras elecciones, a primera l¨ªnea. Lo hace, de hecho, desde la delegaci¨®n del Gobierno de Madrid. Se ha convertido en la oposici¨®n real desde all¨ª. Pero en este caso, no deber¨ªa dejarse llevar por ansiedades que se le pueden volver en su contra.
La democracia nos ha ense?ado que existen dos tipos de mociones de censura: las que salen adelante y las que no. Las primeras son circo, las segundas, alta pol¨ªtica. ?Cu¨¢l de las dos prefiere la oposici¨®n? No andamos para jugar al p¨®quer. Ni para emular en la comunidad de Madrid el farol hist¨¦rico que se va a marcar en su continuo delirio sin medicaci¨®n Vox este oto?o en el Congreso de los diputados.
Los socialistas han utilizado ese mecanismo algunas veces. La primera contra Adolfo Su¨¢rez cuando, mediante aquel golpe de efecto de un Felipe Gonz¨¢lez voraz, nos enteramos de qu¨¦ consist¨ªa eso: una moci¨®n de censura. Est¨¢bamos en prescolar de democracia y fracas¨®. La ¨²ltima fue una jugada maestra de fina estrategia: Pedro S¨¢nchez contra Rajoy. Y gan¨®.
Existen dos tipos de mociones de censura: las que salen adelante y las que no. Las primeras son circo, las segundas, alta pol¨ªtica.
Todas las carga el diablo. Y ¨¦sta contra D¨ªaz Ayuso, quiz¨¢s m¨¢s. Por esperada, por necesaria, porque cada d¨ªa, la presidenta de la Comunidad, hace m¨¦ritos para que se la planteen. Sin embargo, la oposici¨®n en pleno, en su inacci¨®n, en su desconcierto, en su vac¨ªo de liderazgo, en su mudez y su desnudez, ofrece tambi¨¦n suficientes motivos de impotencia e ineficacia para dejarlo correr.
O se arma en serio, o, mejor, pasamos a otra cosa. Con un oto?o amenazante, los hospitales preparados ya para la avalancha, la vuelta de vacaciones ¨Co lo que haya sido esto- con las maletas en la puerta, los colegios sin planes claros, la recuperaci¨®n econ¨®mica en veremos, los ERTES a punto de mutar en ERES, el miedo agazapado en cada esquina, la moral desahuciada, no necesitamos espect¨¢culos medi¨¢ticos frustrantes.
A no ser que Ciudadanos decida, esta vez s¨ª, jugar su carta decisiva. No lo ha sido dejarse querer por la ultraderecha para entrar en un Gobierno de frivolidad incesante. Y ahora que en G¨¦nova parecen haber cambiado el rumbo hacia la moderaci¨®n, incluso hasta le pueden hacer un favor a Pablo Casado dejando caer a quien es la lideresa del ala dura. Las tres referentes femeninas de una pol¨ªtica de macho alfa ¨CAguirre, ?lvarez de Toledo y Ayuso- pueden quedarse ya para vestir santos. O para afiliarse a Vox, que no desentonan.