Adi¨®s, paciente cr¨®nico
La atenci¨®n primaria vive colapsada, sin los 600 profesionales prometidos: ¡°Es inhumano¡±
Don Pedro Antonio Guarde?o va en silla de ruedas. Un cuidador repeinado tira de ella. Hace cola en el centro de Salud de Espronceda, en el barrio de Chamber¨ª, donde le curan una ¨²lcera tres veces en semana. Hace 14 a?os le trasplantaron un ri?¨®n y hace un tiempo se oper¨® del sistema urinario. Una odont¨®loga y una fisioterapeuta atienden a los pacientes en la puerta, nada que ver con sus especialidades. ¡°Mi vida transcurr¨ªa entre el hospital y venir aqu¨ª¡±, explica sobre su anterior rutina, que salt¨® por los aires con la pandemia, como la de muchos ancianos. Un aspecto fundamental en el ¨²ltimo t...
Don Pedro Antonio Guarde?o va en silla de ruedas. Un cuidador repeinado tira de ella. Hace cola en el centro de Salud de Espronceda, en el barrio de Chamber¨ª, donde le curan una ¨²lcera tres veces en semana. Hace 14 a?os le trasplantaron un ri?¨®n y hace un tiempo se oper¨® del sistema urinario. Una odont¨®loga y una fisioterapeuta atienden a los pacientes en la puerta, nada que ver con sus especialidades. ¡°Mi vida transcurr¨ªa entre el hospital y venir aqu¨ª¡±, explica sobre su anterior rutina, que salt¨® por los aires con la pandemia, como la de muchos ancianos. Un aspecto fundamental en el ¨²ltimo tramo de sus vidas se ha vaciado. La atenci¨®n primaria, la m¨¢s b¨¢sica, la m¨¢s cercana, la que conecta directamente con los m¨¦dicos rurales, no puede atenderlos como se merecen.
La m¨¦dica Teresa Garc¨ªa, de 54 a?os, entra a las 14.00 en el ambulatorio de Collado Villalba. Pasa la siguiente hora buscando un ordenador libre y un espacio donde atender a sus pacientes. Mira la agenda y ya tiene 40 citados. A esos hay que sumar a los que llame por tel¨¦fono y al entender sus s¨ªntomas los haga venir. Acabar¨¢n siendo 60 ¨® 70. Se acabaron las reuniones con compa?eros para preparar las consultas. Se ha duplicado el trabajo. ¡°Es inhumano¡±, sostiene.
Cuando Madrid se preparaba para pasar a la fase 1, prometi¨® a Sanidad 600 profesionales de atenci¨®n primaria. Lo recogi¨® el informe que autoriz¨® a Madrid a entrar en el primer nivel de la desescalada: ¡°La Consejer¨ªa de Sanidad aporta detalles sobre el incremento previsto en la dotaci¨®n de recursos humanos a todos los niveles, con m¨¢s de 10.100 efectivos, incluyendo 600 para atenci¨®n primaria¡±. Era el 22 de mayo. Dos semanas despu¨¦s, el documento que daba paso a la fase 2 inclu¨ªa un compromiso de a¨²n m¨¢s especialistas. Cuatro meses y cuatro d¨ªas despu¨¦s, no se ha cumplido. Lo dicen sus datos oficiales. El portal estad¨ªstico de personal de Servicio Madrile?o de Salud recoge que de febrero a septiembre la plantilla de m¨¦dicos de familia en atenci¨®n primaria creci¨® en 46 profesionales, (4.057 a 4.103); en pediatr¨ªa, ha decrecido en 17 especialistas; y la de enfermer¨ªa, para la que la comunidad no desglosa entre primaria, hospitalaria y Summa desde mayo [en aquel momento hab¨ªa 3.608 de estas profesionales en primaria, seg¨²n cifras oficiales], es la ¨²nica que ha aumentado. Pas¨® a tener 3.353 enfermeras m¨¢s, pero no se sabe cu¨¢ntas fueron a centros de salud.
La carga socava la vocaci¨®n. ¡°Es la especialidad m¨¢s bonita. Practicas la medicina y haces un seguimiento de tu comunidad. Soy idealista pero en la pr¨¢ctica no se cumple. Mucha gente renuncia y hace otras especialidades¡±, sigue Garc¨ªa.
El nivel de estr¨¦s, pese a la situaci¨®n grave de esta segunda ola, ha decrecido unos puntos, desde que no hace falta que acudan al centro los contactos de infectados y los PCR y los ant¨ªgenos ya no se hacen siempre all¨ª. Eso s¨ª, han aumentado las visitas por la vacuna de la gripe. ¡°Claro que hay que combatir el covid pero hay que recuperar la atenci¨®n primaria. Hay que recuperar la atenci¨®n primaria, ver pacientes cr¨®nicos, el hipertenso, el diab¨¦tico, el asm¨¢tico, el mayor, el ni?o prematuro, el paciente que tiene una consulta y que tiene que poder venir y no le tiene que costar hacer cita con nosotros¡±, a?ade la m¨¦dica Concha Herr¨¢nz.
Muchos de esos pacientes cl¨¢sicos tienen miedo. Creen que los centros son un lugar de contagio, y quiz¨¢ no les falte raz¨®n. Teresa Garc¨ªa recuerda que una mujer mayor, con muchos problemas de salud, le dijo que le costaba respirar, pero que ni de broma iba al ambulatorio. As¨ª que ella le propuso que fuera en el coche con su hija, donde ella se meter¨ªa a atenderle. Medicauto. Cada cinco semanas va a casa de un se?or que asoma una mano por la puerta para que le pinche el dedo. No le ve la cara hace tiempo. El paciente de atenci¨®n primaria, ahora mismo, es casi invisible.