Cadena de contagios en una familia numerosa

De vacaciones en el pueblo se relaj¨®, como buena parte de la poblaci¨®n en Espa?a. Con 18 a?os y ganas de exprimir la vida, Paz estaba apurando los ¨²ltimos d¨ªas del verano antes de regresar a Valencia. Estaba confiada, tranquila, con mucho aire libre, el r¨ªo, la piscina, la pandemia estaba ah¨ª pero no la hab¨ªa visto ni sufrido de cerca. Compart¨ªa vasos, cubiertos, bebidas, confidencias con sus amigas y primos. A finales de agosto, empez¨® a notar que estaba perdiendo algo del gusto y del olfato, pero tampoco se sent¨ªa especialmente mal. Sigui¨® un poco su vida normal, hasta que empez¨® a preguntar y a interesarse realmente por un problema al que no le hab¨ªa prestado mucha importancia. Hoy se lamenta y por eso quiere compartir su experiencia con el coronavirus. Primero se contagi¨® ella junto con dos amigas del pueblo, y luego dieron positivo sus cuatro hermanos, su padre y sus abuelos paternos. No hay que bajar la guardia aunque la vida invite a ello.

¡°La verdad es que no estaba muy bien informada. Ahora me doy cuenta de lo inconsciente que fui. Mal por m¨ª. Pregunt¨¦ en mi Instagram a mis mejores amigos si hab¨ªan perdido el olfato y el gusto y enseguida me respondieron que eran s¨ªntomas de la covid-19. Una amiga me explic¨® que a su padre le hab¨ªa pasado lo mismo y hab¨ªa tenido la enfermedad [lleg¨® a estar muy grave en la primera ola de la pandemia]¡±, comenta la joven, estudiante universitaria de Educaci¨®n Social y Magisterio Primaria.

Ya instalados en Valencia y sin salir de casa, llam¨® reiteradamente a su centro de salud aunque pasaron unos d¨ªas hasta que finalmente le cogieron el tel¨¦fono. ¡°Fui al centro de salud y me hicieron la PCR y efectivamente di positivo, y al poco me llam¨® Raquel, de la Consejer¨ªa [de Sanidad], para pedirme todos los datos y los contactos de todas las personas con las que hab¨ªa estado desde al menos dos d¨ªas antes de tener los s¨ªntomas. Si no llego a perder el olfato y el gusto no me hago la prueba y a¨²n seguimos infectando por ah¨ª¡±, relata.

Raquel es la rastreadora que r¨¢pidamente contact¨® con el entorno de Paz. ¡°Fue muy eficiente y luego me llamaba casi todos los d¨ªas y preguntaba tambi¨¦n por mi madre, la ¨²nica que no se contagi¨®¡±, se?ala Paz. Su padre contin¨²a el relato, tambi¨¦n por tel¨¦fono, de la cadena de contagios familiares y c¨®mo procedieron: ¡°Nos llamaron y nos dijeron que fu¨¦ramos por la ma?ana a hacernos la PCR y que ten¨ªamos que estar todos confinados en casa hasta obtener los resultados. Fue relativamente r¨¢pido y salimos todos positivos menos mi mujer. Pensamos que tal vez ya ten¨ªa anticuerpos por haberlo pasado con anterioridad de manera asintom¨¢tica¡±. ¡°Me hicieron varias pruebas y todas salieron negativo¡±, afirma la mujer en su domicilio, rodeada de su marido y sus cinco hijos, de edades comprendidas entre los 10 y los 23 a?os, antes de la sesi¨®n fotogr¨¢fica.

Toda la familia est¨¢ ahora perfectamente, haciendo vida normal, yendo al colegio, a la universidad y al trabajo. La mayor¨ªa ha pasado el virus de forma asintom¨¢tica o con algunos s¨ªntomas leves, como la p¨¦rdida del apetito, adem¨¢s del olfato y el gusto de Paz. Lo m¨¢s preocupante ha sido el contagio de los abuelos paternos, tras una visita cuando a¨²n no sab¨ªan nada. ¡°Mi madre se recuper¨® perfectamente, mi padre ya ten¨ªa otras patolog¨ªas y estuvo ingresado. Ha salido ya y, dentro de lo que cabe, est¨¢ m¨¢s recuperado¡±, dice el padre. El tono vitalista de Paz solo se altera cuando habla de su abuelo: ¡°Se ha recuperado gracias a Dios, me asust¨¦ mucho m¨¢s por mis abuelos que por todos nosotros, claro¡±.

Los primos, sin embargo, con los que tanto compartieron en verano, dieron negativo, al igual que la rama materna familiar. La madre tuvo que tomar medidas dentro de su propia casa. ¡°Tuvimos que establecer turnos, horario laboral y escolar en casa. Somos bastantes organizados y lo llevamos bastante bien. Tambi¨¦n aprovechamos para ver series de televisi¨®n como La casa de papel o el documental The last dance sobre Michael Jordan, y para hacer gimnasia¡±, indica el padre.

¡°Entre mi familia no ha habido reproches por el contagio¡±, apunta Paz. ¡°Mis t¨ªos lo entendieron muy bien, le puede pasar a cualquiera, no sabemos d¨®nde estuvo el origen en el pueblo, mis amigas de all¨ª tambi¨¦n lo cogieron. Alg¨²n amigo de mi hermano, con 16 a?os, dijo que prefer¨ªa que no se diesen sus datos porque no quer¨ªa quedarse en casa esperando el resultado. ?Menos mal que al menos no esparcimos el virus fuera de la familia!¡±, a?ade.

Paz no ha ocultado que ha pasado el coronavirus, pero hay mucha gente reticente y temerosa, o vecinos que pueden estigmatizar a la familia, a pesar de la inmunidad ahora adquirida y de que no puedan transmitir el virus desde hace semanas. Por todo ello, su padre y sus dos hermanas mayores se muestran m¨¢s reservados.

Toda la familia quiere reconocer el trabajo de los rastreadores y el trato m¨¦dico recibido. ¡°Nos han llamado regularmente cada dos o tres d¨ªas; el m¨¦dico del ambulatorio era una persona muy atenta; nos hac¨ªan preguntas incisivas y los rastreadores iban volcando todos los datos en el sistema mientras les ¨ªbamos contando. Hemos tenido la suerte de no tener ning¨²n problema grave y de no haber requerido ir a Urgencias¡±, dice ¨¦l. Ahora bien, hubo retrasos en la atenci¨®n en el centro al abuelo que pudieron empeorar su salud, agrega. Luego, en Urgencias de un hospital en Valencia, el padre not¨® falta de personal y un protocolo informativo excesivamente r¨ªgido, que provoc¨® que de ocho y media de la ma?ana hasta las nueve de la noche nadie le informara del estado de su padre.

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