La historia de Marta Vigara y el hospital p¨²blico madrile?o que le neg¨® un aborto terap¨¦utico
En diciembre de 2020, el Cl¨ªnico San Carlos deriv¨® a esta embarazada a una cl¨ªnica privada, arguy¨® que ¡°mientras haya latido fetal, no hacen abortos¡±
Marta Vigara se qued¨® embarazada en agosto de 2020. Segunda ola mediante. Ella, 37 a?os, geriatra, estudi¨®, hizo la residencia y trabaja en el Cl¨ªnico San Carlos. Dice al tel¨¦fono que es como su ¡°casa¡± y que por eso decidi¨® que fuera el servicio de Ginecolog¨ªa de ese hospital quien se ocupase. Un embarazo de poco riesgo, en principio. En la semana 17, una rotura completa de la bolsa de l¨ªquido amni¨®tico ¨Dimprescindible para el desarrollo del feto¨D puso en riesgo su vida e hizo pr¨¢cticamente inviable que el embarazo llegase a t¨¦rmino. Era diciembre. Lo que no sab¨ªa es que todos los especialista...
Marta Vigara se qued¨® embarazada en agosto de 2020. Segunda ola mediante. Ella, 37 a?os, geriatra, estudi¨®, hizo la residencia y trabaja en el Cl¨ªnico San Carlos. Dice al tel¨¦fono que es como su ¡°casa¡± y que por eso decidi¨® que fuera el servicio de Ginecolog¨ªa de ese hospital quien se ocupase. Un embarazo de poco riesgo, en principio. En la semana 17, una rotura completa de la bolsa de l¨ªquido amni¨®tico ¨Dimprescindible para el desarrollo del feto¨D puso en riesgo su vida e hizo pr¨¢cticamente inviable que el embarazo llegase a t¨¦rmino. Era diciembre. Lo que no sab¨ªa es que todos los especialistas de esa unidad eran objetores de conciencia en la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Tampoco imaginaba que el centro iba a entender como ¡°interrupci¨®n voluntaria del embarazo¡± lo que hab¨ªa ocurrido: ¡°Era un aborto terap¨¦utico¡±. Y mucho menos que su hospital la iba a ¡°echar¡±, con una carta firmada por dos ginec¨®logos en la que constaban que hab¨ªa ¡°riesgo extremo para la madre y para el feto¡±, pero que ¡°ah¨ª no se practicaban abortos¡± y que se ten¨ªa que marchar a una cl¨ªnica privada.
Lo hizo. Pero lleva desde entonces recorriendo despachos, internos y no tan internos, para denunciar que ese hospital, uno de los p¨²blicos m¨¢s grandes de Madrid, se hab¨ªa negado a practicar un aborto terap¨¦utico, a atenderla. ¡°Que, aunque no lo hubiese sido, es un derecho de las mujeres¡±, dice. Tambi¨¦n dice que si ha invertido meses en reclamar es ¡°porque las cosas tienen que cambiar¡±. ¡°Llevamos a?os, a?os y a?os soportando lo mismo y cuando nos empezamos a quejar es muy inc¨®modo, porque eso significa que hay que mover un dedo y da pereza. Porque quienes lo hacemos somos mujeres. La mayor¨ªa de directivos, de quienes deciden, son hombres. Y esto no puede seguir siendo as¨ª¡±. Esta es la historia de Vigara, que cont¨® el mi¨¦rcoles por primera vez en un medio de comunicaci¨®n, en la cadena SER. La relata de nuevo horas despu¨¦s al tel¨¦fono, cuando termina su turno en el hospital y cuando su testimonio ha levantado una oleada de historias similares, no solo en Madrid.
Un martes del pasado diciembre lleg¨® a las urgencias del Cl¨ªnico San Carlos. La ingresaron porque hab¨ªa que ponerle antibi¨®tico por riesgo de infecci¨®n y porque al d¨ªa siguiente ten¨ªan que hacerle una ecograf¨ªa para confirmar que la bolsa estaba rota: ¡°Me dijeron que no quedaba nada de l¨ªquido, pero que el feto no ten¨ªa ninguna complicaci¨®n, que era una ni?a y que estaba perfectamente¡±. Entonces, pens¨® que pod¨ªa ¡°esperar¡±. Dos horas despu¨¦s, otro equipo de ginec¨®logos volvi¨® para preguntarle si quer¨ªa que llamasen a los neonat¨®logos y le explicasen ¡°porcentajes¡±. De posibilidad de supervivencia, para ella y para el feto.
Fue entonces cuando sus compa?eros, los del servicio de Geriatr¨ªa ¡ª¡±que estuvieron a mi lado todo el tiempo¡±, recalca¡ª, le dijeron que ¡°qu¨¦ porcentajes ni qu¨¦ porcentajes¡±, que era ¡°una locura¡± esperar ni intentarlo, que pod¨ªa acabar ella en la UCI cuando la viabilidad del feto ¡°era ninguna¡±. Y que las pocas veces que sal¨ªan adelante, era en condiciones ¡°nefastas¡±.
Ella y su marido decidieron: ¡°Nadie se merece llegar al mundo en esas condiciones, sin extremidades, sin pulmones. Y si sale, ?para qu¨¦?, ?para estar intubado en una UCI y luego morir? No¡±. Cuando ese ¡°no¡± era ya una decisi¨®n en firme, el hospital le dio el alta: ¡°Que mientras haya latido fetal, no hacen abortos¡±. Lo hicieron a las 12.30 y de ah¨ª, fue ¡°volando¡± a la unidad de interrupci¨®n voluntaria del embarazo, en la calle Sagasta de Madrid, donde la hab¨ªan derivado. Cerraba a las 14.00.
Consigui¨® cita para ese viernes: ¡°Porque trabajo donde trabajo, unos compa?eros movieron unos hilos y me intervinieron esa misma tarde. Pero, ?y el resto de mujeres que no trabajan en la sanidad? Pues te vas a casa a esperar dos o tres d¨ªas, desangr¨¢ndote y apretando las piernas, sin saber si el feto sigue vive o muerto¡±. Le hicieron el legrado ¨Dun raspado para limpiar el revestimiento del ¨²tero¨D en la Cl¨ªnica Isadora: ¡°Me trataron como una paciente, me dijeron que hab¨ªa tomado la decisi¨®n correcta, un trato profesional, humano y exquisito¡±.
?Qu¨¦ motivos? Cien por cien ideol¨®gicosFue la respuesta del servicio de Ginecolog¨ªa del Cl¨ªnico a Vigara
Se pregunta qu¨¦ hubiese pasado si llega a complicarse la operaci¨®n: ¡°No hay unidad de cr¨ªticos, por lo que si algo va mal, tienen que pedir ambulancia y hubiera tenido que volver al Cl¨ªnico, de donde me acababan de echar¡±. Se pregunta tambi¨¦n por qu¨¦: ¡°Si t¨² eliges la sanidad p¨²blica, si est¨¢ en la cartera de servicios del hospital y si el c¨®digo deontol¨®gico dice que por encima de cualquier cosa est¨¢ la asistencia al paciente, te niegan ese derecho¡±. Y se responde: ¡°?Qu¨¦ motivos? Cien por cien ideol¨®gicos, por supuesto¡±.
La Ley del Aborto de 2010, regula la objeci¨®n de conciencia pero no permite la colectiva, sino la individual: ¡°Los profesionales sanitarios directamente implicados en la interrupci¨®n voluntaria del embarazo tendr¨¢n el derecho de ejercer la objeci¨®n de conciencia sin que el acceso y la calidad asistencial de la prestaci¨®n puedan resultar menoscabadas por el ejercicio de la objeci¨®n de conciencia. El rechazo o la negativa a realizar la intervenci¨®n de interrupci¨®n del embarazo por razones de conciencia es una decisi¨®n siempre individual del personal sanitario directamente implicado en la realizaci¨®n de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo¡±.
Ellos, dice Vigara refiri¨¦ndose a los m¨¦dicos, ¡°se agarran a que eso es una objeci¨®n individual, pero no es as¨ª, en la pr¨¢ctica, si todo un servicio se niega, es colectiva. La ley dice que puedes ser objetor de conciencia pero que eso no puede estar por encima de la asistencia, as¨ª que tendr¨¢s que contratar a gente en tu equipo que no lo sea para garantizar ese derecho¡±. Pero esto tiene otro problema: ¡°En Madrid las presiones a los m¨¦dicos son brutales. Si llega uno que no es objetor, o no lo contratan o le dicen ¡®vale, pues si no eres objetor a ese te vas a dedicar exclusivamente¡¯. Y nadie quiero eso. Al final, esto, en cualquier caso, no es agradable para nadie, ni para las mujeres ni para los profesionales¡±.
Decenas de quejas sin respuesta
Enfadada, sintiendo y ¡°sabiendo¡±, que le estaban ¡°negando un derecho¡±, comenz¨® su periplo. Mand¨® un escrito a la comisi¨®n de violencia de su hospital: ¡°Me dicen que esto no me lo hacen por ser mujer. Que yo sepa, hasta ahora, las que se quedan embarazadas son las mujeres. Pero es que adem¨¢s yo estaba denunciando maltrato institucional. Pero, ?qu¨¦ pasa? Que el jefe de servicio de Ginecolog¨ªa [Miguel ?ngel Herraiz Mart¨ªnez] es miembro de esa comisi¨®n¡±.
Envi¨® otro al Instituto de Salud de la Mujer Jos¨¦ Botella Llusi¨¢, un organismo dentro del Cl¨ªnico que, seg¨²n la informaci¨®n del Gobierno regional, es ¡°un entorno en el que [las mujeres] reciben respuestas, esperanza, cuidados y recuperaci¨®n¡±. Ofrencen ¡°atenci¨®n experta¡± a mujeres tanto de su ¨¢rea sanitaria, como ¡°del resto de la Comunidad de Madrid y todo el territorio nacional¡±. No le contestaron: ¡°El presidente de ese instituto es ¨¦l, el jefe de Ginecolog¨ªa¡±.
Lo intent¨® con el comit¨¦ de ¨¦tica del hospital: ¡°Uno de los miembros, una mujer del servicio jur¨ªdico, dice que se han seguido los protocolos y que no se puede hacer nada. Baj¨¦ a hablar con ¨¦l, para que me ense?ara el protocolo y me dice que no se lo ha le¨ªdo¡±.
Despu¨¦s se dirigi¨® al el Colegio de M¨¦dicos de Madrid, con un escrito para el ¨¢rea de Bio¨¦tica: ¡°Tuve que esperar cuatro meses a que me contestaran y ni siquiera lo hizo la comisi¨®n que tocaba, sino la Junta Directiva. Y claro, ?qu¨¦ voy a esperar de una junta que hace unos meses public¨® un anuncio para hacer un llamamiento a voluntarios para una de esas ambulancias provida, contra el aborto, vaya. Caso sobrese¨ªdo porque seg¨²n ellos no se conculca ning¨²n art¨ªculo y adem¨¢s me remiten a la carta de todo el servicio haci¨¦ndose objetores, firmada en 2009, que la hab¨ªa enviado el jefe de servicio al colegio. Van de provida, pero la del feto. La de la madre les da igual¡±.
Viendo que ¡°no se mov¨ªa nada¡±, dio un paso m¨¢s, la Consejer¨ªa de Sanidad. Contact¨® con el que ya es exvicensejero de Asistencia Sanitaria, Juan Gonz¨¢lez Armengol ¨Djefe de Urgencias del Cl¨ªnico¨D y con la Directora de Humanizaci¨®n y Atenci¨®n al Paciente, Paula G¨®mez-Angulo: ¡°De ella, nada, ni una respuesta. Con ¨¦l s¨ª, habl¨® con el hospital y en 48 horas hubo una reuni¨®n con la Direcci¨®n M¨¦dica y el Jefe de Servicio. Me dieron la raz¨®n, que s¨ª, que era un aborto terap¨¦utico, pero que lo ¨²nico que pueden hacer es informar a la consejer¨ªa¡±. ?Para qu¨¦? No lo sabe.
La Consejer¨ªa de Sanidad, a preguntas de este diario, remite al hospital. Y el hospital, en una respuesta escrita, afirma que ¡°los profesionales sanitarios implicados en este proceso se han acogido a su derecho a la objeci¨®n de conciencia, por lo que no realizan interrupciones voluntarias de embarazos¡±, que ¡°para garantizar el acceso y la calidad asistencial de la prestaci¨®n, a la paciente se le facilit¨® un recurso asistencial donde pudo llevar a cabo este proceso¡±, y que ¡°el Colegio de M¨¦dicos de Madrid ha emitido un informe en el que constata que el personal del Servicio de Ginecolog¨ªa y Obstetricia actu¨® de acuerdo con el protocolo de manejo de bolsa rota del hospital y que no se aprecia infracci¨®n en la actuaci¨®n de los facultativos del Servicio, procediendo al sobreseimiento y archivo del expediente¡±.
Al otro lado del tel¨¦fono, Vigara se r¨ªe. ¡°Por eso acab¨¦ decidiendo que ten¨ªa que ir a los medios de comunicaci¨®n, nadie hace nada. El hecho de haberlo hecho p¨²blico hace que al menos se empiecen a mover cosas¡±. Cuenta que escribi¨® a la ministra de Igualdad, Irene Montero, y a la de Sanidad, Carolina Darias: ¡°Darias me llam¨® hoy [por este mi¨¦rcoles]. Me dijo que estaba a punto de entrar en el Consejo Interterritorial [la reuni¨®n que cada mi¨¦rcoles tiene el Ministerio con las comunidades por la crisis de la covid], pero que ten¨ªa mi carta en su poder, que muchas gracias por contarlo y que iban a trabajar sobre ello. No voy a mentir, me hizo much¨ªsima ilusi¨®n¡±.
A esta geriatra, le pesa saber que hay ¡°infinidad¡± de situaciones como la suya: ¡°En la que te trasladan la responsabilidad, como si fuese tu culpa lo que ha ocurrido. La culpa te hace dudar y te hace sentirte sola. Y te est¨¢n quitando un derecho, y estamos hablando de la vida, de la de las mujeres. M¨¢s de una ha muerto por aguantar un problema como este. Que no, que no, las cosas tienen que cambiar¡±.
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