¡°En el peor momento de tu vida, te derivan a una cl¨ªnica privada para abortar y te hacen sentir como si fuera ilegal¡±
La objeci¨®n de conciencia y la estigmatizaci¨®n hacen que este derecho se aplique de forma desigual en Espa?a. El 86% de las mujeres que interrumpen su embarazo son derivadas a centros concertados. Cinco comunidades no hacen la intervenci¨®n en ninguno de sus hospitales p¨²blicos
Ana, Janis y Patricia no se conocen, viven en distintos lugares de Espa?a ¡ªMadrid, Alicante y Zaragoza¡ª, y tienen distintas profesiones y edades, pero todas tomaron en un momento de sus vidas la decisi¨®n de abortar. Aunque sus motivos fueron diversos, en todos los casos estaban dentro de los supuestos recogidos en la ley, de 2010. Por eso las tres recuerdan su sorpresa cuando el servicio de salud p¨²blica al que acudieron las deriv¨® a cl¨ªnicas privadas concertadas para realizar su interrupci¨®n voluntaria del embarazo (IVE). No son situaciones excepcionales, lo mismo le ocurre al 86% de las poco m¨¢s de 99.000 mujeres que deciden interrumpir anualmente su embarazo en Espa?a, seg¨²n los ¨²ltimos datos oficiales del Ministerio de Sanidad, de 2019.
Para Patricia, que prefiere que no se refleje su apellido, las Navidades de 2012 fueron una pesadilla. Feliz con el embarazo de su primer hijo, el 27 de diciembre acudi¨® a la ecograf¨ªa de revisi¨®n de las 20 semanas en el Hospital Materno Infantil Miguel Servet de Zaragoza. ¡°Enseguida nos pasaron a m¨ª y a mi marido a cardiolog¨ªa infantil¡±, explica, ¡°y all¨ª nos dijeron que el beb¨¦ ten¨ªa una cardiopat¨ªa grave, los ventr¨ªculos del coraz¨®n no estaban formados. En el mejor de los casos derivar¨ªa en un trasplante, pero ni siquiera me pudieron garantizar que llegar¨ªa a t¨¦rmino del embarazo. Nos informaron de las opciones y nos dieron dos d¨ªas para tomar una decisi¨®n porque est¨¢bamos en los l¨ªmites. Nos trataron fenomenal, pero en el peor momento de tu vida te dicen que te derivan a una cl¨ªnica privada, en la misma ciudad, lo que ya te hace sentir como si estuvieras haciendo algo ilegal. Tuve que esperar 15 d¨ªas con esa angustia hasta que me dieron la cita. Era una cl¨ªnica peque?a, tirando a cutre, donde me recibi¨® una trabajadora social y donde nadie me dijo nada de lo que iba a pasar, nadie estaba identificado y donde ahora pienso qu¨¦ hubiera pasado si hubiese habido una complicaci¨®n. Despu¨¦s de ingresar, me dejaron sola en una habitaci¨®n sin mi pareja, pas¨¦ 12 horas en un proceso de dilataci¨®n farmacol¨®gico... No he vuelto a pasar por esa calle. Pas¨¦ de la alegr¨ªa m¨¢s absoluta a la tristeza m¨¢s terrible y un d¨ªa el tiempo se detuvo, se me fue la pinza. La decisi¨®n fue nuestra, pero sent¨ª que hab¨ªa animales que paren m¨¢s acompa?ados¡±.
El Ministerio de Igualdad quiere reformar la ley y prepara un borrador para finales de a?o. El objetivo, seg¨²n explica Toni Morillas, directora del Instituto de las Mujeres, es ¡°conseguir que los derechos reconocidos sean efectivos para que todas las mujeres puedan disfrutar de sus derechos por igual¡±. Despu¨¦s de 11 a?os de la ley, los datos retratan lagunas que los colectivos de mujeres reclaman solucionar. Silvia Aldavert, coordinadora de la Asociaci¨®n de Derechos Sexuales y Reproductivos de Catalu?a, se?ala entre los m¨¢s clamorosos ¡°la desigualdad territorial para acceder a un aborto, la dejadez general para dar informaci¨®n p¨²blica sobre el aborto, el desprestigio de los profesionales sanitarios que practican IVE dentro de la clase m¨¦dica¡± y la falta de regulaci¨®n y registro de los que ejercen el derecho a la objeci¨®n de conciencia. Los registros obligatorios que se reportan a Sanidad de las IVE realizadas dejan patente que existen comunidades aut¨®nomas ¡ªExtremadura, Madrid, Castilla-La Mancha, Murcia, Arag¨®n y las ciudades de Ceuta y Melilla¡ª en las que se derivan siempre a cl¨ªnicas privadas concertadas con la sanidad p¨²blica, en algunos casos a cientos de kil¨®metros del hogar de las embarazadas.
A Ana S¨¢nchez, de 35 a?os, madrile?a, le diagnosticaron s¨ªndrome de regresi¨®n, una alteraci¨®n del desarrollo del beb¨¦ a los tres meses de su segundo embarazo. El ginec¨®logo le dio la posibilidad de interrumpir por la sanidad privada y la pareja accedi¨®. ¡°Abort¨¦ el 24 de octubre de 2019, fue la decisi¨®n m¨¢s dura de mi vida¡±, relata. ¡°En ese momento est¨¢s en shock, no te cuestionas por qu¨¦ te han desviado a la privada¡±, aclara. Tras recoger un informe en la Consejer¨ªa de Sanidad, S¨¢nchez acudi¨® a la cita junto a su pareja en la cl¨ªnica concertada El Bosque, en Madrid. El miedo empez¨® a paralizarla: ¡°Enseguida me separaron de mi marido y me sent¨ª sola¡±. Sostiene que rechazaron explicarle c¨®mo ser¨ªa la intervenci¨®n: ¡°Pregunt¨¦ y me dijeron: ¡®Eso es mejor que no lo sepas¡±.
Fuentes de la cl¨ªnica El Bosque afirman que el centro informa en todo momento a las pacientes. ¡°Lo que ocurre es que acuden nerviosas y sufren situaciones de estr¨¦s que no les hace ser conscientes de todo¡±, se?ala la administradora, quien pide que no se publique su nombre para evitar la presi¨®n de los grupos ¡°provida¡±. ¡°Tenemos todos los medios tanto humanos como t¨¦cnicos para poder hacer las intervenciones. No hay ninguna diferencia, m¨¢s all¨¢ de que en algunos centros p¨²blicos no se hacen interrupciones¡±, apunta la administradora, que recuerda que la cl¨ªnica est¨¢ acreditada por la Comunidad de Madrid. Y a?ade que si la paciente lo pide o lo indica el hospital de referencia, realizan la necropsia al feto. ¡°Si ocurre alguna complicaci¨®n grave, algo muy infrecuente, nuestros m¨¦dicos est¨¢n preparados para estabilizar a la paciente y derivarla a la sanidad p¨²blica¡±, apunta la administradora. Cada paciente sale con un informe m¨¦dico y en casos de riesgo se aporta la informaci¨®n detallada de lo ocurrido al sistema p¨²blico de salud. Adem¨¢s, el centro dispone de una reserva de sangre.
S¨¢nchez mantiene que las condiciones higi¨¦nicas dejaban ¡°mucho que desear¡± y que ¡°el llanto se convirti¨® en la ¨²nica forma de liberar tensi¨®n¡±. ¡°Cuando despert¨¦ tras la intervenci¨®n, a¨²n no me respond¨ªan las piernas y todav¨ªa sangraba, pero me dijeron que ya me ten¨ªa que ir. Si ingres¨¦ a las 11.00, a las dos de la tarde ya estaba en casa¡±, explica. Lo que m¨¢s siente es haberse visto expulsada de la sanidad p¨²blica. ¡°Es ya el primer signo de c¨®mo te va a juzgar la gente¡±, apunta.
La directora del Instituto de las Mujeres explica: ¡°Tenemos que apostar para que la IVE se normalice como una prestaci¨®n sanitaria m¨¢s en la sanidad p¨²blica y eso pasa por prestigiarla profesionalmente, formar al personal que las realice para tener garant¨ªa absoluta de calidad y crear circuitos ¨²nicos que permitan que haya un mayor acceso a la informaci¨®n como demandan las mujeres¡±. Destaca que no existe un registro de los profesionales de la sanidad que se acogen a la objeci¨®n de conciencia. Basta con cumplir lo que marca la ley: comunicarlo previamente a un superior. Morillas dice al respecto: ¡°Hay que reconocer el derecho individual a ejercerla, pero es inaceptable que haya comunidades enteras que no practican IVE¡±.
¡°Si no se cumple lo que dice la ley sobre la necesidad de formaci¨®n de los profesionales se genera un c¨ªrculo vicioso¡±, se?ala Francisca Garc¨ªa, presidenta de la Asociaci¨®n de Cl¨ªnicas Acreditadas para la Interrupci¨®n del Embarazo (ACAI), que considera que hablar solo de la objeci¨®n de conciencia es quedarse corto: ¡°No es tanto un problema ¨¦tico como falta de inter¨¦s de los profesionales porque hist¨®ricamente es una prestaci¨®n sanitaria estigmatizada. La ley dice que se deb¨ªa avanzar en esta formaci¨®n tanto en la carrera de Medicina como en la especialidad de Ginecolog¨ªa y Obstetricia, pero nunca se ha hecho. No se est¨¢ valorando lo que tenemos: los centros especializados ofrecemos una atenci¨®n de calidad y las unidades que est¨¢n ya montadas se pueden aprovechar¡±.
La presidenta de ACAI se reafirma sobre la calidad de los centros concertados: ¡°Nuestras cl¨ªnicas est¨¢n muy bien equipadas, cada una tiene un hospital p¨²blico de referencia y estamos especialmente vigilados precisamente por ser centros concertados. Si te derivan desde la sanidad p¨²blica a otro centro para cualquier otra prestaci¨®n sanitaria puedes pensar que es inc¨®modo pero no te sientes estigmatizada. Ocurre con el aborto porque desgraciadamente lo est¨¢ a nivel mundial, por eso hay que trabajar continuamente por la normalizaci¨®n¡±.
Janis Lago, de 26 a?os, ten¨ªa 20 cuando se qued¨® embarazada y ten¨ªa claro que no quer¨ªa ser madre. ¡°Fui a mi m¨¦dico y le dije que quer¨ªa abortar¡±, cuenta Lago. Tras un encuentro con una psic¨®loga y una revisi¨®n para confirmar el embarazo, le facilitaron un gran sobre de documentaci¨®n sobre el procedimiento. Fue remitida a la cl¨ªnica concertada Ginelevel en Alicante, su ciudad de residencia, centro que ha declinado hablar con este diario. Estaba embarazada de seis semanas y cumpli¨® su tratamiento de interrupci¨®n del embarazo con pastillas en casa. ¡°Y ah¨ª lleg¨® el sangrado y el dolor ag¨®nico¡±, recuerda. La joven considera que la mujer deber¨ªa sentirse acompa?ada en todo momento y recibir la informaci¨®n necesaria. ¡°Nuestra experiencia no puede depender del m¨¦dico o centro que nos toque¡±, se?ala Lago.
Patricia necesit¨® muchas horas de psic¨®logo y llegar a conocer el resultado de la necropsia de su beb¨¦ para liberarse del sentimiento de culpa. Pero eso no ocurri¨® hasta bastante tiempo despu¨¦s del aborto, porque el informe de esa prueba que pidieron en la cl¨ªnica nunca se le remiti¨®. Fue gracias a su psiquiatra, que recurri¨® a m¨¦dicos conocidos, que pudo recuperarlo tras permanecer meses olvidado en los archivos del Hospital Miguel Servet. Cuatro a?os despu¨¦s del d¨ªa imborrable del aborto, Patricia se cruz¨® con la asociaci¨®n Brisa Mariposa, creada por familias que como la suya deb¨ªan curar el dolor de una p¨¦rdida que muchos no llegan a comprender. ¡°Hasta que conoc¨ª la asociaci¨®n, esa herida sangraba mucho¡±, explica esta aragonesa que ahora ayuda a otras personas a vivir su duelo y conciencia al personal sanitario de Arag¨®n.
El ejemplo de Barcelona
Si hubiera vivido por ejemplo en Barcelona, las cosas habr¨ªan sido distintas porque en algunos de sus hospitales p¨²blicos los protocolos de atenci¨®n y sensibilizaci¨®n para las IVE est¨¢n m¨¢s avanzados, especialmente en este tipo de casos. Silvia Ar¨¦valo es jefa de medicina fetal del Hospital Vall d¡¯Hebron y pertenece desde 2010 al comit¨¦ cl¨ªnico de valoraci¨®n de IVE en casos por encima de la semana 22: ¡°En nuestro hospital, indistintamente del motivo por el que llegue la IVE se siguen las mismas pautas¡±. La mayor¨ªa de las cerca de 300 IVE anuales son por causas de malformaciones del feto o patolog¨ªas de la madre, situaciones que requieren a¨²n mayor delicadeza en el proceso. Ar¨¦valo lo detalla: ¡°Se da a las mujeres una medicaci¨®n preparatoria, se les dice qu¨¦ d¨ªa ingresan y mientras, si da tiempo, ya ven a una psic¨®loga especializada en duelo perinatal. Cuando ingresan, de entrada les ponemos epidural para que no tengan dolor, ya que un IVE por encima de las 12 o 13 semanas es como un parto. Durante el proceso, que sigue una comadrona, se va hablando a los padres de si quieren una cajita de recuerdos (un gorrito, la huella, la pinza¡) y les recomendamos siempre que vean a la criatura. Aunque no todos aceptan al principio, la experiencia nos dice que el 80% de los que nos contestan no de primeras, terminan por querer despedirse. No les podemos quitar el sufrimiento de un hijo muerto, pero s¨ª intentar que salgan en las mejores condiciones psicol¨®gicas y f¨ªsicas de ese momento. A las dos semanas tienen una cita con una comadrona y una psic¨®loga y a los tres meses otra para cerrar el episodio, en la que se les entrega el estudio de la necropsia (salvo que los padres no quieran) y se les habla del futuro¡±.
Sobre la situaci¨®n de los m¨¦dicos, la doctora Ar¨¦valo especifica: ¡°Si un m¨¦dico est¨¢ en un ambiente hostil, aunque crea en el aborto, le va a costar abanderarse como el ¨²nico que hace interrupciones del embarazo. Se puede regular de muchas formas, pero no se debe dejar a los m¨¦dicos, tiene que venir de arriba¡±. Y a?ade: ¡°Es un tema muy dram¨¢tico, con cada mujer te dejas un trocito de ti. A m¨ª tampoco me gusta hacer interrupciones pero eso no quiere decir que no est¨¦ orgullosa de lo que hago y c¨®mo se hace¡±.
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