Gobernar es un dolor
Lo m¨¢s pr¨¢ctico que puede hacer esa se?ora a la que le duele la rodilla y no la ver¨¢ el traumat¨®logo hasta dentro de un a?o es entretener la espera siguiendo el trepidante follet¨ªn del duelo al sol entre Casado y Ayuso
Mentras medio mill¨®n de madrile?os ¡ªel 7,5% de la poblaci¨®n regional¡ª esperan por una cita m¨¦dica que puede demorarse semanas, meses o a?os, seg¨²n el caso, todos estamos muy entretenidos con la guerra entre G¨¦nova y la Puerta del Sol. A la gente le angustian sus malestares f¨ªsicos ...
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Mentras medio mill¨®n de madrile?os ¡ªel 7,5% de la poblaci¨®n regional¡ª esperan por una cita m¨¦dica que puede demorarse semanas, meses o a?os, seg¨²n el caso, todos estamos muy entretenidos con la guerra entre G¨¦nova y la Puerta del Sol. A la gente le angustian sus malestares f¨ªsicos sin encontrar manera de que los atiendan en tiempo, y de lo que se habla en Madrid es del apasionante caso del supuesto bloqueo a Teodoro Garc¨ªa Egea en el WhatsApp de la presidenta de la Comunidad. Del Gobierno regional sabemos que la madre de todas sus prioridades es bajar impuestos y poco m¨¢s. De sus batallas pol¨ªticas estamos informados hasta del menor detalle.
Uno de los elementos m¨¢s meritorios del gran triunfo electoral de la presidenta fue que lo alcanzase tras permanecer dos a?os en el Gobierno sin gobernar. D¨ªaz Ayuso no logr¨® ni hacer un presupuesto y apenas aprob¨® dos leyes, una para autorizar una universidad privada y otra para dar un empujoncito a los constructores. Eso s¨ª, llen¨® miles de p¨¢ginas de peri¨®dicos ¡ªen el extranjero incluso¡ª y cientos de horas de tertulias con su tenaz dial¨¦ctica guerrillera. Hablar mucho y hacer poco, una f¨®rmula que se revel¨® imbatible en las urnas.
Que nadie piense que esa querencia por enredarse en las palabras y olvidarse de los hechos es exclusiva de la derecha local, por mucho que esta la cultive con fruici¨®n. M¨¢s bien se trata de una tendencia mundial de la que no se libra ninguna corriente ideol¨®gica. El ¨²nico debate de cierta intensidad en el ¨²ltimo congreso del PSOE fue sobre si se deb¨ªan usar o no como sin¨®nimos los t¨¦rminos g¨¦nero y sexo. Lo que s¨ª es cierto es que la pol¨ªtica madrile?a ha abrazado el fen¨®meno con total pasi¨®n. Recordemos la ¨²ltima campa?a electoral, que consisti¨® b¨¢sicamente en una reyerta sobre palabras ¡ª¡°comunismo¡±, ¡°libertad¡±, ¡°fascismo¡±¡ª m¨¢s que una confrontaci¨®n de modelos de gobierno.
Podemos remontarnos tambi¨¦n a los primeros a?os de la alcald¨ªa de Manuela Carmena. Durante largos meses, de lo que se habl¨® fue de asuntos como las nuevas vestimentas laicas de la cabalgata de Reyes, la detenci¨®n de unos titiriteros o los arcanos escondidos detr¨¢s de las rencillas entre los miembros del gobierno. Los hechos concretos no llegaron hasta ¨²ltima hora, como Madrid Central, y la oposici¨®n de entonces logr¨® convertirlo en otra controversia sobrada de palabrer¨ªa y escasa de razonamiento.
Hay que resignarse. Lo m¨¢s pr¨¢ctico que puede hacer esa se?ora a la que le duele la rodilla y no la ver¨¢ el traumat¨®logo hasta dentro de un a?o es entretener la espera siguiendo el trepidante follet¨ªn del duelo al sol entre Casado y Ayuso. Gobernar ¡ªocuparse de la sanidad, de la educaci¨®n, de los servicios sociales, del transporte¡ª tambi¨¦n es un dolor, del que distrae mucho una buena bronca partidista.
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