La imposibilidad de la estrella fugaz
La contaminaci¨®n lum¨ªnica puede dificultar la llegada de los Reyes Magos a las ciudades
Si los hipot¨¦ticos Reyes Magos tienen que llegar a Madrid siguiendo una estrella fugaz lo tienen claro, porque en Madrid m¨¢s que estrellas lo que se ve es un resplandor viol¨¢ceo oscuro, de color indefinido, algo fluorescente, propio de una distop¨ªa tipo Blade runner, tal vez porque vivimos tiempos dist¨®picos.
La contaminaci¨®n lum¨ªnica ti?e el cielo con la radiaci¨®n que est¨²pidamente t...
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Si los hipot¨¦ticos Reyes Magos tienen que llegar a Madrid siguiendo una estrella fugaz lo tienen claro, porque en Madrid m¨¢s que estrellas lo que se ve es un resplandor viol¨¢ceo oscuro, de color indefinido, algo fluorescente, propio de una distop¨ªa tipo Blade runner, tal vez porque vivimos tiempos dist¨®picos.
La contaminaci¨®n lum¨ªnica ti?e el cielo con la radiaci¨®n que est¨²pidamente tiramos al espacio como si fuera un vertedero, mientras nos quejamos del alto precio de la factura de la luz. Bastar¨ªa con usar menos luz, menos neones, con poner pantallas a las farolas para que viertan al suelo y no al firmamento, donde entorpecen la visi¨®n del espect¨¢culo c¨®smico. Ahora est¨¢ de moda que las ciudades y su vida nocturna sean un poco m¨¢s mortecinas. En 2021 un estudio de la Complutense encontr¨® que la bajada de potencia de las luminarias ha mejorado la calidad del cielo, aunque no lo suficiente.
La visi¨®n de las estrellas estimula a los seres humanos desde los tiempos antiguos, cuando vieron all¨¢ arriba la lucha de los dioses, la plasmaci¨®n de los mitos o el sentido de la existencia. Ahora pensamos que ya lo sabemos todo, somos soberbios e ignorantes, y que las estrellas no importan; precisamente por eso creo que su presencia ser¨ªa ¨²til para dar a los ciudadanos un recordatorio de su insignificancia ante la enormidad del Universo y su cadencia constante y eterna.
Admirar las constelaciones, adem¨¢s de goce est¨¦tico, da v¨¦rtigo, porque uno se pregunta por qu¨¦ el mundo es como es y, qu¨¦ pintamos nosotros en este pedrusco tuiteando sobre La isla de las tentaciones, o por qu¨¦ existe algo en lugar de nada. Ver las constelaciones, como en estas fechas se ve Ori¨®n luchando con Tauro sobre nuestras cabezas, nos bajar¨ªa los humos, pero solo miramos la iluminaci¨®n con la que sacamos pecho destacando los edificios y monumentos que nosotros mismos hemos construido. La contaminaci¨®n lum¨ªnica puede resultar en desajustes en el ciclo circadiano, metabolismo o balance hormonal: nuestro cuerpo todav¨ªa entiende que la noche no sea noche.
Una de las experiencias m¨¢s sobrecogedoras de mi vida fue observar el cielo estrellado desde una zona des¨¦rtica: la luminosidad de la V¨ªa L¨¢ctea como el espinazo de la noche y el paso de la Estaci¨®n Espacial Internacional rompiendo el silencio indiferente de los cielos. Pero nos hemos robado a nosotros mismos, como tantas otras cosas, el placer y el deber de mirar el firmamento.
En Madrid tenemos un premio de consolaci¨®n, que es el Planetario, donde se realiza una extraordinaria divulgaci¨®n astron¨®mica desde tiempos de Tierno Galv¨¢n, explicando el cielo a los que no podemos verlo, explicando qu¨¦ hay detr¨¢s de la luz desperdiciada. Respecto a los Reyes Magos, supongo que llegar¨¢n igualmente, por el inter¨¦s que suponen a todo mercader, les enviar¨¢n la ubicaci¨®n por WhatsApp o algo: no conviene que se pierdan.
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