¡®Apropiacionismo¡¯ navide?o
El Papa Francisco pide que no vivamos una Navidad ¡°falsa y comercial¡±
Cuando yo era guaje la Navidad implicaba ciertas premisas que ya no est¨¢n. Era la ¨¦poca del a?o en la que celebr¨¢bamos el nacimiento de Jesucristo. Eran, tambi¨¦n, unos d¨ªas que dedic¨¢bamos a pensar en los m¨¢s desfavorecidos, en los que no tienen ni familia, ni dinero, ni esperanza: siente a un pobre en su mesa.
Eran premisas hip¨®critas, porque, al final, solo serv¨ªan como catalizador para lo de siempre, comer, beber, drogar, comprar, pero al menos recordaban a la ciudadan¨ªa festiva que lo hac¨ªa por una buena causa. La hipocres¨ªa, las mentiras piadosas, cierto disimulo no son meros elementos cosm¨¦ticos, sino la arquitectura oculta que sostiene a la sociedad. Solo las personas afectadas de ciertos trastornos dicen siempre la verdad a sus cercanos, lo contrario ser¨ªa el caos social.
Uno pasea por las cosmopaletas y abarrotadas del centro de Madrid por estas fechas y no encuentra nada de lo anteriormente citado. El hecho religioso ha sido radicalmente barrido de las fiestas: es solo una excusa para sostener la gran conspiraci¨®n de los Reyes Magos y la costumbre de los belenes, pero dudo que las nuevas generaciones tengan demasiada idea de c¨®mo se articula toda esa mitolog¨ªa en torno al ni?o-dios. Respecto a los pobres, no parecen tener mucha cabida entre las luces y los espumillones, m¨¢s all¨¢ de ciertas cenas con langostinos que algunos ayuntamientos ofrecen a las personas sin hogar, como si fueran animales ex¨®ticos que exhibir en los informativos. Es sorprendente que la alcaldesa Manuela Carmena se prestara a este tipo de espect¨¢culos.
En tiempos de profundo riesgo existencial, entre cambios clim¨¢ticos, pandemias, graves aumentos de la desigualdad y la pobreza, crisis de abastecimiento, se hace todav¨ªa m¨¢s extra?o asistir a unas semanas de despiporre, medio contenido, medio no, casi casi, como la orquesta del Titanic, que segu¨ªa tocando mientras el buque se hund¨ªa en las g¨¦lidas aguas del Atl¨¢ntico.
No soy persona religiosa, sino todo lo contrario, por no por ello deja de sorprenderme el plot twist que le oficiamos a la Navidad, como una falta del respeto a todas esas personas que quieren vivir la Navidad en su esencia y ven a su alrededor un flagrante caso de apropiacionismo cultural. Igual que Jesucristo ech¨® a los mercaderes del templo, tiene que haber m¨¢s valores cristianos y menos Corte Ingl¨¦s, que ha venido a ocupar su papel en estas fechas.
Habr¨ªa que dejar la Navidad para quienes de verdad le vean sentido, o al menos tunearlas un poco, para que la cosa no cante tanto. No se entiende por qu¨¦ la Conferencia Episcopal no emite m¨¢s hostias, es un decir, contra esta fiebre consumista. Quiz¨¢s porque es de las pocas maneras, ya lejanamente relacionadas con la Iglesia, en las que es posible movilizar a las masas. El Papa Francisco lo ha puesto claro: ¡°No vivamos una Navidad falsa y comercial¡±.
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