El fot¨®grafo muerto y las ladronas ricas de Chamber¨ª
En este simp¨¢tico mundo que hemos creado, para delinquir hay que ir vestido de rico y para recibir auxilio en medio de la noche, disfrazarse de fot¨®grafo
Todo aquel al que le hayan desvalijado la casa conoce la mezcla de confusi¨®n, impotencia y miedo que produce encontrar tu dormitorio como si hubiese pasado un tornado por ¨¦l, con los cajones de la c¨®moda desmontados y su contenido tirado encima de la cama. A m¨ª me pas¨® la primera semana de este nuevo a?o. Primero pens¨¦ que hab¨ªa sido el gato con el que convivo, o m¨¢s bien lo dese¨¦, dado que eso me hubiese asustado menos que la realidad. Los cacos (desconozco cu¨¢l es el plural femenino de esta palabra) dedujeron que si viv¨ªa en lo que en Madrid se tiene por un ¡°barrio pijo¡± era probable que en ...
Todo aquel al que le hayan desvalijado la casa conoce la mezcla de confusi¨®n, impotencia y miedo que produce encontrar tu dormitorio como si hubiese pasado un tornado por ¨¦l, con los cajones de la c¨®moda desmontados y su contenido tirado encima de la cama. A m¨ª me pas¨® la primera semana de este nuevo a?o. Primero pens¨¦ que hab¨ªa sido el gato con el que convivo, o m¨¢s bien lo dese¨¦, dado que eso me hubiese asustado menos que la realidad. Los cacos (desconozco cu¨¢l es el plural femenino de esta palabra) dedujeron que si viv¨ªa en lo que en Madrid se tiene por un ¡°barrio pijo¡± era probable que en mi domicilio hubiese cosas caras. Menuda decepci¨®n debieron de llevarse.
Exactamente el mismo prejuicio, pero al rev¨¦s, impidi¨® a mis vecinos encontrar sospechosas a las que finalmente eran las ladronas, dos mujeres h¨¢biles y r¨¢pidas que entraban en los portales de Chamber¨ª con peinados impecables, botas de tac¨®n y anchos abrigos color camel en los que escond¨ªan sus herramientas.
La semana pasada este peri¨®dico public¨® que un anciano que hab¨ªa salido a dar un paseo nocturno por el centro de Par¨ªs muri¨® de hipotermia en las calles, pues tropez¨®, se cay¨® y ninguna de las personas que pasaron por su lado y le vieron tirado le ofrecieron auxilio durante horas. La noticia explicaba que la diferencia entre dicho muerto y los 500 que fallecen cada a?o solos y a la intemperie en Francia era que este hab¨ªa inmortalizado a Camar¨®n en sus momentos m¨¢s sublimes, matiz al parecer muy goloso para la audiencia, dado la gran cantidad de d¨ªas que la noticia permaneci¨® entre lo m¨¢s le¨ªdo. Que de noche, en plena pandemia y cuando hace fr¨ªo sea muy dif¨ªcil distinguir a un mendigo de un fot¨®grafo prestigioso, sobre todo si est¨¢ boca abajo y semiinconsciente, lejos de parecerme una tragedia me resulta un alivio.
Para mucha gente esta noticia ha supuesto una aut¨¦ntica conmoci¨®n: como si la condici¨®n ilustre del fenecido fuese la prueba definitiva de que vivimos de espaldas los unos a otros. Resulta francamente escalofriante que los miles de ancianos que murieron abandonados como perros en residencias en 2020 no hayan sido suficiente prueba de esto y que sigamos necesitando cuentos con moraleja para sentir verg¨¹enza.
La polic¨ªa detuvo a las mujeres que entraron en mi casa dos semanas despu¨¦s del allanamiento y en las fotos que vi en la prensa no pude comprobar si llevaban puestos los pendientes de falsos diamantes que tantas noches antes de que empezase la pandemia me puse para ir a esos saraos con canap¨¦s, disc jockeys y famosos de medio pelo a los que acud¨ªamos los pobres con capital cultural para creer que form¨¢bamos parte de algo. Sent¨ª una profunda admiraci¨®n y respeto por estas damas. Ellas hab¨ªan conseguido adaptarse con ¨¦xito a este simp¨¢tico mundo que hemos creado, en el que para ir a delinquir hay que ir vestido de rico y para recibir auxilio en medio de la noche, disfrazarse de fot¨®grafo.
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