Pi?eyro es un enamorado de los aviones desde peque?o. ¡°A los cuatro a?os sab¨ªa reconocer muchos modelos¡±. Antes los ve¨ªa desde tierra, ahora se los compra y los pilota.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)Enrique Pineyro habla con la tripulaci¨®n antes de despegar.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)Enrique y Santiago, su copiloto, hacen continuos cross-checks durante los tres trayectos del d¨ªa: Madrid-Varsovia, Varsovia-Barcelona y Barcelona-Madrid.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)Casi toda la tripulaci¨®n son mujeres y ni?os, son cinco los hombres ucranianos los que forman parte del pasaje.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)Aeropuerto de Varsovia. Las familias con menores comienzan a embarcar en el Boeing 787 que les traer¨¢ a Espa?a.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)Una madre acuna a su beb¨¦ en el trayecto Varsovia-Barcelona.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)Elena Volochai lleg¨® en coche a Madrid hace poco m¨¢s de un mes desde Kyev con sus dos hijos. Habla espa?ol y colabora como voluntaria con Open Arms en este vuelo.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)Las familias ucranianas no duermen durante las dos horas y media de trayecto. Tras esperar casi doce horas en el angar del aeropuerto de Varsovia, ya en el avi¨®n se muestran esperanzadas.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)Los menores de dos a?os no ocupan plaza en el c¨®mputo total de pasajeros, lo cual permite ampliar el cupo de personas que Open Arms y Solidaire pueden traer a Espa?a.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)Tras dejar a varias familias en Barcelona, 158 personas adultas y dos beb¨¦s aterrizar¨¢n en Madrid pasadas las 23 horas de un largo d¨ªa.?lvaro Garc¨ªa (EL PA?S)
