138 a?os de prisi¨®n para un ped¨®filo que grab¨® a sus alumnas y humill¨® a ni?as a las que cuidaba
El delincuente es un brit¨¢nico condenado por abusos a menores en su pa¨ªs y falsific¨® su pasaporte para conseguir trabajo en un colegio en Madrid
Ben Lewis se aprovech¨® de la confianza que hab¨ªan puesto en ¨¦l dos familias para cuidar de sus hijos y un colegio en el que daba clase para hacer realidad sus peores perversiones. Este brit¨¢nico, que ya hab¨ªa sido condenado en su pa¨ªs por abusos a menores, grab¨® vejaciones de las peque?as a las que cuidaba, tom¨® im¨¢genes y v¨ªdeos por debajo de la falda de sus alumnas en clase e incluso elabor¨® fotomontajes para que sus genitales aparecieran en ellos....
Ben Lewis se aprovech¨® de la confianza que hab¨ªan puesto en ¨¦l dos familias para cuidar de sus hijos y un colegio en el que daba clase para hacer realidad sus peores perversiones. Este brit¨¢nico, que ya hab¨ªa sido condenado en su pa¨ªs por abusos a menores, grab¨® vejaciones de las peque?as a las que cuidaba, tom¨® im¨¢genes y v¨ªdeos por debajo de la falda de sus alumnas en clase e incluso elabor¨® fotomontajes para que sus genitales aparecieran en ellos. El ped¨®filo del caso conocido como au pair acaba de ser condenado a 138 a?os de prisi¨®n con la contundente prueba a sus espaldas de centenares de archivos humillantes para sus v¨ªctimas que comparti¨® y distribuy¨® en la red.
En 2020, la polic¨ªa australiana detect¨® en un sitio web ped¨®filo un contenido en el que las v¨ªctimas pod¨ªan ser espa?olas. Los agentes enviaron el material a los investigadores de la Polic¨ªa Nacional y corroboraron que el uniforme de muchas de ellas coincid¨ªa con el de un colegio brit¨¢nico en Madrid. Las pesquisas les llevaron hasta Lewis, que ahora se hac¨ªa llamar Ben Davis Rose. El ahora condenado, de 33 a?os, hab¨ªa falsificado su documentaci¨®n para ocultar sus antecedentes y conseguir trabajo en el centro educativo en el que era profesor sustituto. La colaboraci¨®n entre polic¨ªas adquiere especial relevancia en los casos de pedofilia, puesto que los contenidos generados en un pa¨ªs normalmente se distribuyen en la otra punta del mundo para dificultar la localizaci¨®n. Los agentes tienen ante sus ojos el delito, pero a veces no pueden identificar en qu¨¦ parte del mundo se encuentra la v¨ªctima y el criminal.
Ben Lewis hab¨ªa sido condenado en 2015 por hechos parecidos en Watford, una ciudad a 27 kil¨®metros de Londres. Tras cumplir apenas un a?o de condena ¡ªocho meses en arresto domiciliario¡ª puso rumbo a Espa?a. En 2016 recal¨® en Zaragoza, donde cuid¨® a las ni?as de una familia en la capital aragonesa. En esa casa grab¨® v¨ªdeos humillantes para las menores. Dos a?os despu¨¦s se traslad¨® a Madrid, donde consigui¨® empleo como au pair con otra familia. Fue en 2019 cuando obtuvo la sustituci¨®n de un docente de ingl¨¦s en un colegio en Madrid.
Tras el an¨¢lisis de las im¨¢genes que hab¨ªa colgado en sitios ped¨®filos, los investigadores se centraron en ese centro y el c¨ªrculo se estrech¨® en torno a Lewis. Descubrieron la falsificaci¨®n de los documentos, en los que se hac¨ªa pasar por ciudadano israel¨ª, y que hab¨ªa instalado c¨¢maras en los vestuarios. En el registro de su casa en Las Tablas, al norte de la ciudad, los polic¨ªas hallaron decenas de dispositivos electr¨®nicos y tarjetas de memoria con grabaciones descritas con detalle en la sentencia, que el ped¨®filo hab¨ªa compartido y vendido a trav¨¦s de sofisticados sistemas de cifrado.
Los agentes llegaron a identificar a 36 v¨ªctimas de entre cuatro y ocho a?os y empezaron a reconstruir el periplo de Lewis desde que puso un pie en Espa?a. No constaba ninguna denuncia contra ¨¦l, porque los padres no ten¨ªan ni idea de lo ocurrido. Los delitos por los que finalmente ha sido condenado son elaboraci¨®n de pornograf¨ªa infantil, contra la integridad moral, descubrimiento y revelaci¨®n de secreto y un delito continuado de falsificaci¨®n de documento oficial
A pesar de lo abultado de la pena, seg¨²n el C¨®digo Penal, cumplir¨¢ 20 a?os. Al cabo de ese tiempo, los jueces le han impuesto la medida de libertad vigilada durante ocho a?os, tiempo durante el que adem¨¢s deber¨¢ participar en programas de educaci¨®n sexual.
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