Hasta que el precio de la vivienda nos separe
La carest¨ªa de vivienda asequible obliga a muchas personas a vivir casi obligatoriamente con sus exparejas ante la imposibilidad de abonar un alquiler por s¨ª mismas
Acabar una relaci¨®n se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en Madrid en un asunto inmobiliario, en el que el precio de la vivienda juega un papel. Lo ha comprobado Luis ?lvarez, de 47 a?os, que se encuentra ¡°en un callej¨®n sin salida¡±. Hace 23 a?os compr¨® una casa en M¨®stoles con su mujer. A¨²n no se hab¨ªan casado. En esa ciudad madrile?a fundaron el hogar en el que ha crecido su hijo de 12 a?os. Aunque solo les queda un a?o para terminar de pagarla, el final de la hipoteca llega tambi¨¦n con el declive de la pareja. ?lvarez y Mar¨ªa, su mujer, de 42 a?os, van a separarse. Tomaron la decisi¨®n el ve...
Acabar una relaci¨®n se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en Madrid en un asunto inmobiliario, en el que el precio de la vivienda juega un papel. Lo ha comprobado Luis ?lvarez, de 47 a?os, que se encuentra ¡°en un callej¨®n sin salida¡±. Hace 23 a?os compr¨® una casa en M¨®stoles con su mujer. A¨²n no se hab¨ªan casado. En esa ciudad madrile?a fundaron el hogar en el que ha crecido su hijo de 12 a?os. Aunque solo les queda un a?o para terminar de pagarla, el final de la hipoteca llega tambi¨¦n con el declive de la pareja. ?lvarez y Mar¨ªa, su mujer, de 42 a?os, van a separarse. Tomaron la decisi¨®n el verano pasado. ¡±Ha sido ella la que ha querido dejarlo¡±, matiza ?lvarez con resignaci¨®n. Ocho meses despu¨¦s siguen viviendo juntos. ¡°El matrimonio est¨¢ roto¡±, afirma ?lvarez, ¡°pero no podemos permitirnos vivir de otra manera¡±.
Mar¨ªa, que prefiere que no aparezca su verdadero nombre, carece de trabajo fijo; solo gana dinero algunos meses del a?o con un trabajo para Amazon. ¡°Soy yo el que mantiene la casa¡±, dice ?lvarez. ¡°Pago los gastos y la hipoteca la mayor parte del tiempo¡±. Por mucho que ambos quieran empezar ya una nueva vida en casas separadas, les resulta econ¨®micamente imposible hacerlo. ¡°Hemos tomado la que creemos es la decisi¨®n m¨¢s razonable: vamos a seguir viviendo juntos, pero separados¡±, cuenta ¨¦l.
Desde hace meses, ?lvarez duerme en la habitaci¨®n de su hijo: ¡°Mar¨ªa y yo intentamos cruzarnos lo menos posible en los espacios compartidos del piso. Y la mayor¨ªa de las conversaciones las tenemos a trav¨¦s de nuestros abogados¡±. Ante esta situaci¨®n, la otra alternativa que se abre para ¨¦l ser¨ªa volver a vivir con sus padres: ¡°La hipoteca hay que acabar de pagarla. Pero mis padres ya son mayores y all¨ª, cuando me tocase el cuidado de mi hijo, los dos no tendr¨ªamos hueco para dormir¡±, describe, preocupado.
El caso de Luis y Mar¨ªa no es una rareza. Como ellos, al despacho de Abogados Cebri¨¢n llegan todos los d¨ªas decenas de parejas en una situaci¨®n similar. ¡°No pueden pagar dos viviendas. Y a ese problema se a?ade que en el convenio de divorcio no se puede poner que van a convivir; toca dar otra direcci¨®n, aunque en la vida real se vean obligados a hacerlo as¨ª¡±, explica el letrado Alberto Garc¨ªa Cebri¨¢n. ¡°El 30% de los matrimonios que han tomado la firme decisi¨®n de divorciarse no est¨¢n materializando su divorcio por no poder afrontar los gastos que supone hacer vidas por separado y se ven obligados a seguir viviendo juntos¡±. Cebri¨¢n aclara que antes esta situaci¨®n solo se produc¨ªa en, como mucho, un 10% de las parejas.
En la misma direcci¨®n apunta la abogada Emilia Zaballos, del despacho Zaballos Abogados. Ella cree que el confinamiento por la covid es la culpable de estas situaciones. En su caso, calcula que el 20% de las parejas que recibe le confiesan que no quieren firmar el divorcio porque no se pueden permitir dejar de vivir juntos. La soluci¨®n que les ofrece es la de establecer un convenio regulador para que queden claras las condiciones de la convivencia y el dinero.
Lo cierto es el fen¨®meno de las parejas divorciadas, pero arrejuntadas, tiene su origen en diversas causas. La primera: en Espa?a, en un comportamiento similar al de las bodas, la gente cada vez se separa menos. As¨ª, la tasa de divorcios, nulidades y separaciones por cada 1.000 habitantes no ha hecho m¨¢s que descender: si en 2006 era de 3,6 por cada 1.000, ahora la media nacional est¨¢ en 1,91, algo m¨¢s de la mitad. Las demandas de disoluci¨®n matrimonial ¡ªnulidades, separaciones y divorcios¨D registradas en el tercer trimestre de 2022 fueron 19.501, un 3,1% menos con respecto al mismo lapso de tiempo de 2021.
En Madrid la din¨¢mica se ha visto especialmente subrayada. Si en 2021 clav¨® la media nacional, en 2018 se divorciaron 2,2 personas por cada mil, y un a?o m¨¢s tarde lo hicieron 2,02. Y la cifra sigue bajando, seg¨²n el informe elaborado por el Servicio de Estad¨ªstica del Consejo General del Poder Judicial. La socia directora de Vestalia Abogados, Delia Rodr¨ªguez, insiste en que uno de los motivos, sencillamente, es que la gente no se puede permitir separarse. Rodr¨ªguez explica que en el despacho se empieza a notar cada vez m¨¢s que hay una crisis econ¨®mica en Espa?a, que las parejas se quieren divorciar pero no pueden dejar de convivir.
¡°Cada semana, de todas las consultas que tenemos, un 40% de las parejas decide seguir conviviendo a pesar de estar divorciados porque no pueden permitirse los costes que implica una separaci¨®n¡±, explica Rodr¨ªguez. En su caso, eleva el 20% de Zaballos y el 30% de Cebri¨¢n. N¨²meros arriba o abajo, los tres apuntan que esto solo lo han visto en a?os de incertidumbre econ¨®mica como el 2020 de la pandemia. Y que ahora cada vez es m¨¢s com¨²n.
A los 50 a?os, Susana D. decidi¨® acabar su matrimonio tras 15 a?os de relaci¨®n. Se separaron en agosto. ¡°Adem¨¢s de compartir piso, compart¨ªamos negocio¡±, cuenta la mujer. Diversas crisis, econ¨®micas y personales, adem¨¢s de las deudas, dieron al traste con todo. Aunque firmaron una separaci¨®n de mutuo acuerdo, decidir qu¨¦ hacer con la casa que compraron juntos en Sese?a ha sido lo m¨¢s dif¨ªcil. En ella, adem¨¢s de ellos dos, viven la madre y la t¨ªa de Susana junto con sus dos hijos de 12 y 9 a?os. Tras unos meses, Susana se fue del inmueble a vivir con otra persona. Pero su familia comparte espacio con su ex porque no se pueden permitir alquilar un piso en Madrid.
Las cuentas no dan
Todo este embrollo personal tiene su origen en el mismo punto. La vivienda en Madrid est¨¢ cada vez m¨¢s cara. Cada vez menos personas se pueden permitir vivir solas. En 2022, los precios de la vivienda subieron un 7,5% en el acumulado, seg¨²n Fotocasa, situando el valor medio del metro cuadrado en 3.418 euros. Esto pone el precio de una casa de 30 metros cuadrados por encima de los 100.000 euros.
¡°El precio de la vivienda vuelve a alcanzar cifras r¨¦cord con la mayor aceleraci¨®n de los ¨²ltimos 17 a?os. Nunca hab¨ªamos detectado un incremento tan abultado en un periodo tan corto de tiempo. Esta subida nos devuelve a niveles de 2006, previos a la burbuja inmobiliaria, cuando el coste de la vivienda sufri¨® un gran calentamiento¡±, explica Mar¨ªa Matos, directora de estudios y portavoz de Fotocasa.
Esa subida desorbitada es la raz¨®n por la que estas parejas, cuando estaban juntas, pod¨ªan cubrir sus necesidades familiares. Al separarse, el salario se divide y los gastos se duplican; el bolsillo no alcanza. El letrado Cebri¨¢n explica que ¡°una casa barata en Madrid con una habitaci¨®n para los hijos puede rondar f¨¢cilmente los 700 o los 800 euros¡±. ¡°Pongamos que tienen un sueldo de unos 1.200 euros: les quedan 400 o 500 para vivir. Es incuestionable que no salen las cuentas¡±.
En una b¨²squeda r¨¢pida de pisos de dos habitaciones, este martes, en el portal Inmobiliario Idealista, la casa m¨¢s econ¨®mica para alquilar en la Comunidad de Madrid, tiene un precio de 390 euros y est¨¢ ubicada en la localidad de San Mart¨ªn de Valdeiglesias, a 75 kil¨®metros de la ciudad, a m¨¢s de una hora en coche. En la ciudad de Madrid este precio se va a 650 euros en la Plaza de Mart¨ªnez de la Riva, en el barrio de San Diego, cerca de Puente de Vallecas.
Es m¨¢s o menos lo mismo que anda haciendo estos d¨ªas Oriana. Ella y su pareja, con la que lleva cuatro a?os, decidieron migrar juntos desde Colombia hacia Madrid. Al llegar a la capital, empezaron a tener problemas. Decidieron terminar la relaci¨®n: ¡°Es m¨¢s econ¨®mico vivir juntos y apoyarnos¡±, explica esta colombiana, que cree que el ¨¦xito depende del respeto y la tolerancia.
Sin embargo, esta convivencia casi obligada no siempre es f¨¢cil. El psic¨®logo Nacho Tornel, especialista en relaciones de pareja, asegura que cuando una persona decide poner fin a su relaci¨®n, lo que siempre se aconseja es buscar otro lugar digno donde vivir. ¡°Una habitaci¨®n alquilada puede dar m¨¢s tranquilidad que seguir conviviendo con la expareja. Aunque tengan una actitud positiva, se van a empezar a estorbar¡±, asegura Tornel, autor del libro Relacionarte (Planeta, 2023), un ensayo en el que explora, precisamente, las claves del ¨¦xito de la vida en pareja.
Algunos, sin embargo, llegan a hacer de la necesidad una virtud. Jorge, de 30 a?os, llevaba nueve con su pareja, los ¨²ltimos tres viviendo juntos. Al final, la monoton¨ªa desgast¨® la relaci¨®n. ?l conoci¨® a otra persona. Cuando lo dejaron, siguieron viviendo juntos. Hac¨ªan turnos para cuidar del gato que hab¨ªan comprado. Despu¨¦s de unos meses, empezaron a llevarse mejor y, como ninguno de los dos se pod¨ªa permitir pagar un piso solo, decidieron seguir conviviendo. Compraron otra cama y Jorge se fue a dormir a la habitaci¨®n de al lado. ¡°Estuvimos conviviendo as¨ª tres a?os despu¨¦s de separarnos¡±.
Al final, se volvieron muy buenos compa?eros de piso. ¡°Y en los ¨²ltimos meses, incluso mi nueva pareja se vino a vivir con nosotros¡±, recuerda Jorge, que describe ese ejercicio de adaptaci¨®n y tolerancia como ¡°extra?o¡±: ¡°Aunque hab¨ªamos roto, siempre hubo mucho cari?o¡±.
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