La inflaci¨®n y el eur¨ªbor asedian a los hogares espa?oles: ¡°Nos hemos vuelto m¨¢s pobres¡±
La p¨¦rdida de poder adquisitivo se acelera en un comienzo de a?o repleto de malas noticias: el IPC sube al 6,1% y las hipotecas se encarecen un 50%
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Hablar de lo cara que est¨¢ la vida se ha convertido en un tema de conversaci¨®n tan popular en las calles espa?olas como las habituales charlas sobre la meteorolog¨ªa. La gran diferencia radica en que los precios se resisten a cambiar de estaci¨®n: en abril, la inflaci¨®n cumplir¨¢ dos a?os por encima del 2%, objetivo del Banco Central Europeo. O lo que es lo mismo, dos a?os de tormenta casi continuada sobre los hogares en los que cuando parece que va a escampar, una nueva nube asoma.
Primero fueron la electricidad y el combustible. Luego, cuando estas dieron una tregua, la inquietud por las subidas en los precios de los alimentos tomaron el relevo. Ahora, ni la energ¨ªa termina de desinflarse ¡ªla electricidad repunt¨® en febrero¡ª, ni los comestibles se abaratan al ritmo esperado por el Gobierno tras las rebajas del IVA ¡ªsiguen subiendo por encima del 15%¡ª. Eso se ha traducido en sendos repuntes inflacionistas en enero y febrero, de dos d¨¦cimas cada uno. Un modo de enfriar la tentaci¨®n de euforia tras una racha positiva de cinco meses consecutivos. El c¨®ctel envenenado lo completa el encarecimiento de las hipotecas: solo en el ¨²ltimo a?o, el eur¨ªbor ha aumentado 3,87 puntos, la escalada m¨¢s abrupta en sus 24 a?os de historia. Acab¨® febrero en una media del 3,534%.
Espa?a no es una isla. Es probable que en Budapest, capital de un pa¨ªs con una inflaci¨®n del 25%, o en Praga, de otro donde supera el 17%, las quejas tengan tantos o m¨¢s decibelios, pero ni eso, ni el hecho de que Espa?a sea junto a Luxemburgo el pa¨ªs de la UE con una inflaci¨®n m¨¢s baja, sirven de consuelo para quienes la sufren. ¡°Es el dilema de la manta m¨¢s corta: si me la subo para taparme la cabeza, los pies se quedan fuera. Es decir, los ingresos de los espa?oles son similares, pero cubren menos que antes¡±, explica Amalia Guerrero, experta en econom¨ªa dom¨¦stica y autora de En casa, las cuentas claras (Plataforma Editorial).
El hecho de que la tasa de inflaci¨®n en Espa?a haya pasado del 10,8% de julio ¡ªsu pico¡ª, al 6,1% actual, no implica necesariamente un respiro para las familias. ¡°La inflaci¨®n ha podido caer, pero eso solo significa que los precios del pan, la leche y la cesta de la compra en general sube menos, no que est¨¦ bajando¡±, explica. ¡°Las familias est¨¢n cansadas porque los sueldos no han subido al mismo ritmo que los precios¡±, a?ade. Los datos as¨ª lo indican: mientras los precios se han disparado (crecieron un 3,1% en 2021 y un 8,4% en 2022), los salarios est¨¢n creciendo m¨¢s lentamente (aumentaron un 1,5% en 2021 y un 2,8% en 2022).
Esa diferencia da una idea de c¨®mo se ha depreciado el dinero de los espa?oles. ¡°Nos hemos vuelto m¨¢s pobres y tenemos que lidiar con eso¡±, dice Miguel Cardoso, economista jefe para Espa?a de BBVA Research. ¡°La p¨¦rdida de poder adquisitivo es relativamente elevada si se compara con otros momentos de los ¨²ltimos 30 a?os. Y es particularmente importante para los hogares de menos ingresos, porque tienen la composici¨®n de la cesta m¨¢s sesgada a la compra de alimentos, a la provisi¨®n de energ¨ªa¡±, afirma. La organizaci¨®n de consumidores OCU cifra en 860 euros el sobrecoste al a?o en la cesta de la compra para una familia media. En los hogares de m¨¢s recursos, en cambio, los gastos en servicios (viajes, hoteles, restaurantes...) o los bienes de lujo empeque?ecen la proporci¨®n que representan alimentos o energ¨ªa, trascendentales para otros.
Esa brecha se reproduce en la vivienda. Una hipoteca media en Espa?a (145.510 euros a pagar en 24 a?os, seg¨²n los ¨²ltimos datos publicados por el INE para 2022), con un diferencial de eur¨ªbor m¨¢s un punto, se ha encarecido notablemente para aquellos que tienen un pr¨¦stamo variable. La cuota de 546,8 euros al mes se ha transformado en 813,8 euros. En un a?o son 3.204 euros m¨¢s. Seg¨²n la Asociaci¨®n Hipotecaria Espa?ola (AHE), en Espa?a hay 4,1 millones de hipotecas variables del total de 5,5 millones, tres cuartas partes, y dado que los m¨¢s pudientes tienen capacidad para comprar sin endeudarse, y para amortizar capital en caso de que vengan mal dadas, como sucede ahora, son las familias de menos renta las m¨¢s golpeadas.
Salvo ofertas muy puntuales, el tiempo m¨¢s id¨®neo para cambiar la hipoteca variable a la fija parece haber quedado atr¨¢s. ?Qu¨¦ hacer entonces para lidiar con este escenario de turbulencias? Para Amalia Guerrero, hay varias f¨®rmulas. ¡°Lo importante es ordenar las finanzas. Hacer un presupuesto para ver qu¨¦ partidas se pueden recortar, qu¨¦ gastos no son necesarios. Por ejemplo, se pueden buscar seguros m¨¢s econ¨®micos cambiando de compa?¨ªa, podemos borrarnos de suscripciones que no usamos como el gimnasio o plataformas de streaming. Lo fundamental es reducir gastos fijos para que la capacidad de reacci¨®n sea un poco mayor¡±, recomienda.
Pablo S¨¢nchez Carmenado, responsable de negocio en la agencia de publicidad Alcandora y padre de cinco hijos que se define como parte de una familia de clase media, aplica algunas de estas soluciones. Ya no paga un extra por canales que emitan f¨²tbol, ha reducido sus suscripciones para ver series a Netflix y Amazon Prime ¡ªesta ¨²ltima gratis porque tambi¨¦n hace la compra en la multinacional¡ª, ha cambiado sus seguros del coche, ya no usa la calefacci¨®n si no es imprescindible y en su lugar ha cambiado las ventanas para mejorar el aislamiento, los ni?os se mueven en transporte p¨²blico, y renunciaron a tener una empleada del hogar que les ayudara en las tareas dom¨¦sticas.
El golpe, en su caso, ha sido doble. No solo por la inflaci¨®n, tambi¨¦n por una hipoteca variable que en enero se encareci¨® 241 euros. O triple, si se tiene en cuenta que desde diciembre solo entra un sueldo en casa porque su esposa perdi¨® su empleo. ¡°Cuando vamos al supermercado ya no es solo que compremos marca blanca, es que no nos permitimos caprichos¡±, admite.
Ahorro y empleo, dos salvavidas
Si la inflaci¨®n est¨¢ desbocada y el eur¨ªbor no toca techo, ?c¨®mo es posible que no se hayan visto a¨²n aumentos relevantes de la morosidad? ¡°El comportamiento del empleo ha sido muy importante para sostener el ingreso de las familias¡±, sostiene Cardoso. La tasa de paro, del 12,87% seg¨²n la Encuesta de Poblaci¨®n Activa, es inusualmente baja para los est¨¢ndares espa?oles, y los m¨¢s de 20 millones de ocupados rondan niveles m¨¢ximos de los ¨²ltimos 15 a?os.
El otro gran salvavidas ha sido el ahorro, pero la mala noticia es que esos casi dos a?os de precios altos han ido devor¨¢ndolos hasta hacerlos desaparecer. En enero, los dep¨®sitos cayeron en 13.180 millones de euros, el mayor desplome de su historia. ¡°Hemos agotado ese ahorro forzoso que se dio durante la pandemia. La gente ha ido tirando de ¨¦l, no solo los hogares, tambi¨¦n las empresas¡±, apunta Cardoso. Nadie se plantea guardar cuando las obligaciones de pago se multiplican. ¡°Normalmente, una cuota hipotecaria no deber¨ªa superar el 30% de los ingresos, pero pagar hay que pagar. Pues lo que sucede es que ya no puedo ahorrar¡±, afirma la economista Amalia Guerrero.
Ese dinero extra que los consumidores deben dedicar a abonar las facturas de la electricidad, el gas, los alimentos o la hipoteca no se utiliza para ir al restaurante a cenar, al cine a ver una pel¨ªcula o a consumir otras cosas. Para el economista Javier Santacruz, viene un momento complicado. ¡°Estos meses son de m¨¢xima tensi¨®n desde el punto de vista de las finanzas familiares. Se junta que los precios no terminan de subir menos que hace unos meses porque la desaceleraci¨®n es un proceso lento y progresivo, con que se notan m¨¢s las consecuencias negativas de las subidas de los tipos de inter¨¦s por las revisiones de hipotecas a tipo variable¡±. Es decir, los coletazos de la enfermedad y los efectos secundarios del remedio aplicado, unidos.
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