La imposibilidad de encontrar techo de urgencia si eres una persona LGBTI en Madrid: ¡°En el albergue general la violencia era incre¨ªble¡±
Un informe desvela que de los 429 miembros del colectivo que solicitaron una alternativa residencial, solo 116 fueron atendidos
Brenda Justiniano tiene 36 a?os, un problema en la vista que probablemente la deje ciega, no puede trabajar y cuando decidi¨® que, mientras pudiese ver, quer¨ªa empezar a transicionar (cambiar de sexo), se vio abocada a la calle. ¡°Cuando comenc¨¦ mi proceso, me separ¨¦ de mi pareja y me fui a casa de mi hermana mayor, que muy amablemente me pidi¨® que me marchase¡±, cuenta una semana antes del inicio del Orgullo de Madrid, q...
Brenda Justiniano tiene 36 a?os, un problema en la vista que probablemente la deje ciega, no puede trabajar y cuando decidi¨® que, mientras pudiese ver, quer¨ªa empezar a transicionar (cambiar de sexo), se vio abocada a la calle. ¡°Cuando comenc¨¦ mi proceso, me separ¨¦ de mi pareja y me fui a casa de mi hermana mayor, que muy amablemente me pidi¨® que me marchase¡±, cuenta una semana antes del inicio del Orgullo de Madrid, que comenz¨® el viernes 23 y seguir¨¢ hasta el 2 de julio. Lo hace en una de las aulas de la Fundaci¨®n San Mart¨ªn de Porres, en Carpetana la ¨²nica en la Comunidad que tiene un proyecto para personas en situaci¨®n de calle con perspectiva LGBTI, Hogar con Orgullo. Justiniano estuvo varios meses sin un lugar fijo en el que dormir. Cuando su trabajadora social le inform¨®, en junio, de que quer¨ªan incluirla en el programa Hogar con Orgullo, le dijeron que ten¨ªa que esperar hasta septiembre porque hab¨ªa lista de espera.
La mesa t¨¦cnica de atenci¨®n a personas LGBTI en riesgo de exclusi¨®n residencial de Madrid (Maper) present¨® hace unos d¨ªas un informe que ha puesto de manifiesto los problemas del colectivo a la hora de encontrar alternativas habitacionales seguras. De los datos obtenidos, los que m¨¢s llaman la atenci¨®n son que no existe ni una plaza de emergencia y que durante el a?o 2022 se recibieron 429 solicitudes, de la cuales solo se pudieron atender a 116. Ni un 30% del total. A¨²n m¨¢s preocupante es el n¨²mero de alojamientos espec¨ªficos para personas del colectivo: 67, cuando hay 1.017 plazas en la red estable de atenci¨®n a personas sin hogar en la ciudad de Madrid.
Dar¨ªo Br¨ªtez (Paraguay, 35 a?os) tambi¨¦n termin¨® viviendo en la calle durante tres semanas. Hace siete meses decidi¨® huir de su pa¨ªs debido a la persecuci¨®n y estigmatizaci¨®n de las personas LGBTI. ¡°Siempre me sent¨ª atrapado por ser gay. No te dan oportunidades, no te dan trabajo¡±, explica. En 2013, se gradu¨® en Psicolog¨ªa, pero nunca encontr¨® empleo en el sector y se dedic¨® durante muchos a?os al comercio informal. Con lo que hab¨ªa ahorrado decidi¨® migrar a Madrid. ¡°Sab¨ªa que me podr¨ªa mantener unos meses con lo que ten¨ªa, pero cuando se acab¨® el dinero no ten¨ªa donde quedarme. Mi situaci¨®n administrativa es irregular y nadie me quer¨ªa contratar¡±, cuenta.
Daniel Ugalde, trabajador social de la Fundaci¨®n San Mart¨ªn de Porres y uno de los investigadores de Maper, aclara que la situaci¨®n para las personas migrantes es ¡°muy complicada¡±. Para pedir asilo es necesario estar empadronado en la localidad y el pa¨ªs del cual se huye tiene que tener leyes en contra de las personas LGBTI para ser considerados aptos. ¡°Adem¨¢s, en Madrid hay que estar empadronado para absolutamente todo. Si no tienes padr¨®n, no te atienden en algunos comedores sociales¡±, se queja.
Antes de obtener una plaza en el albergue de Hogar con Orgullo, Br¨ªtez paso por uno general donde tuvo que ¡°dejar de ser visible porque la violencia que hab¨ªa era incre¨ªble¡±. Clara Castillo, trabajadora social de la fundaci¨®n Apoyo+, subraya que lo m¨¢s com¨²n es que ¡°se vean obligados a volver al armario para no sufrir maltratos¡±.
En el informe, se muestra tambi¨¦n que m¨¢s de la mitad de las personas encuestadas han sufrido prejuicios y/o discriminaci¨®n de su propia familia. Justiniano es una de ellas. Cuando su hermana decidi¨® echarla de casa, no ten¨ªa demasiadas opciones. ¡°Mi hermana dej¨® de creerse nada de lo que le contaba, ni siquiera mis problemas de vista y me dej¨® con una mano delante y otra detr¨¢s. As¨ª que tuve que empezar a tirar de amigos y amigos de amigos. Incluso llegu¨¦ a irme al norte de Espa?a a casa de un desconocido¡±, recuerda. Y a?ade que tambi¨¦n estuvo un mes viviendo debajo de un puente en su coche.
Todos los ponentes de la presentaci¨®n del informe, ya fuesen asociaciones o pol¨ªticos, se mostraron un¨¢nimes en cuanto a la falta de pol¨ªticas y protecci¨®n para el colectivo LGBTI en Madrid. ¡°Vivimos con un Gobierno que externaliza los problemas. Y lo que tienen que hacer es encargarse ellos de estas situaciones, diagnosticar y ofrecer las soluciones que se necesitan¡±, indic¨® el secretario de Pol¨ªticas Sociales y Diversidad de CC OO, Manuel Rodr¨ªguez, sobre el gobierno tanto de la Comunidad como del Ayuntamiento de Madrid. Al acto no acudi¨® nadie del PP, ¡°por problemas de agenda¡±, ni nadie m¨¢s de la derecha capitalina.
Los ejemplos de ese desamparo y violencia pol¨ªtica que citan son, por ejemplo, la lona que apareci¨® el 17 de junio, firmada por Vox, en la cual una mano con la bandera de Espa?a tiraba a la basura papeles con varios s¨ªmbolos, entre ellos la bandera LGBTI y la feminista. Tambi¨¦n la decisi¨®n, tres d¨ªas despu¨¦s, de Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, alcalde de la capital, de no colgar la bandera del colectivo en el Ayuntamiento durante el mes del Orgullo. Y el anuncio del 21 de junio de Isabel D¨ªaz Ayuso, presidenta de la Comunidad, de que cambiar¨¢ la ley trans de Madrid por una norma ¡°m¨¢s sensata¡±, algo que tanteaba desde el 2021.
La realidad del informe de Maper
El estudio realizado por Maper muestra que los mayores solicitantes de soluciones habitacionales son los hombres, cisg¨¦nero y gais, con un 65%. Muy lejos de estos porcentajes le siguen las mujeres cis con un 16% y las mujeres trans con un 14%. Sin embargo, Ugalde puntualiza que las cifras de las mujeres trans no son concluyentes, ya que hay que tener en cuenta las trabas burocr¨¢ticas que enfrentan para poder cambiar su DNI.
Jacinto conoce bien el laberinto que supone solicitar la reasignaci¨®n de sexo en el documento de identidad. ¡°Yo tengo una tarjeta comunitaria en la cual, aunque con la nueva ley se puede hacer el cambio, tengo que enfrentarme a todo el papeleo, ir al consulado, pedir el justificante de que en mi pa¨ªs [Bolivia] no puedo cambiar mi nombre, luego tengo que ir al registro¡. Adem¨¢s, ahora se puede hacer con la tarjeta comunitaria, pero antes no se pod¨ªa¡±, explica la boliviana, afincada en Espa?a desde hace 17 a?os.
Todos los colectivos tienen necesidades espec¨ªficas, pero sobre todo cuando se trata de personas LGBTI, subraya Ugalde. Muchas acceden a los centros con traumas relacionados con su orientaci¨®n sexual, con violencias que han podido vivir en la calle, en las casas familiares o en las instituciones. ¡°Las personas del colectivo que se ven abocadas al sinhogarismo vienen de situaciones muy dif¨ªciles y traum¨¢ticas, por lo que es imperante que los albergues y las diferentes entidades que acogen a personas LGBTI puedan atender a sus necesidades¡±, incide el trabajador social.
Un ejemplo perfecto de esta necesidad es Justiniano, que comenz¨® su transici¨®n cerca de los 35 a?os y es discapacitada, lo cual le impide trabajar. Ella lleva en el sistema dos a?os, debido a la situaci¨®n excepcional en la que se encuentra. No vive en el albergue sino en uno de los pisos de autonom¨ªa que ofrece la fundaci¨®n. ¡°Ser visiblemente trans y tener una discapacidad hace la vida muy dif¨ªcil, as¨ª que tener un espacio con otras compa?eras que es seguro hace todo un poquito m¨¢s f¨¢cil¡±, dice emocionada.
Br¨ªtez es contundente a la hora de explicar lo que el albergue ha supuesto para ¨¦l. ¡°Vine a Espa?a para ser libre y me encontr¨¦ con que no lo pod¨ªa ser. Al llegar a Hogar con Orgullo me he sentido yo mismo, me he apoyado en otros compa?eros y nos hemos convertido en familia. Sean o no parte del colectivo¡±, sentencia.
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