En San Crist¨®bal de los ?ngeles la gente vota, pero poco
M¨¢s de una cuarta parte de la poblaci¨®n de este barrio de la capital es inmigrante y carece del derecho a sufragio, aunque la Junta Electoral de Madrid se muestra esperanzada en que la participaci¨®n aumente en estas elecciones
Ni en tropel ni con cuenta gotas. En el colegio p¨²blico Sagunto de San Crist¨®bal de los ?ngeles, en el extremo sur del distrito madrile?o de Villaverde, la gente va llegando a depositar su voto este domingo 23 de julio. Las gallinas que entran por las que salen. Este barrio de la capital es el de menor renta media anual ¨Dapenas 20.000 euros, frente a los m¨¢s de 89.000 del barrio m¨¢s rico, El Plant¨ªo, en Moncloa-Aravac...
Ni en tropel ni con cuenta gotas. En el colegio p¨²blico Sagunto de San Crist¨®bal de los ?ngeles, en el extremo sur del distrito madrile?o de Villaverde, la gente va llegando a depositar su voto este domingo 23 de julio. Las gallinas que entran por las que salen. Este barrio de la capital es el de menor renta media anual ¨Dapenas 20.000 euros, frente a los m¨¢s de 89.000 del barrio m¨¢s rico, El Plant¨ªo, en Moncloa-Aravaca¨D y el segundo con mayor tasa de desempleo tras San Diego (Puente de Vallecas) al rozar el 18%, seg¨²n el panel municipal Indicadores de Distritos y Barrios de 2022. Aqu¨ª, la participaci¨®n en las elecciones es tradicionalmente baja. Sin embargo, una representante de la Junta Electoral de Madrid, que ha preferido no dar su nombre, cree que en esta ocasi¨®n las cosas van a ir mejor. ¡°De las 800 personas que deb¨ªan votar en una de las mesas, ya hab¨ªa unos 300 votos emitidos a las dos de la tarde¡±, comenta.
Najely, que no ha querido dar su apellido, que tiene 22 a?os, es la primera vez que le toca estar en mesa y su impresi¨®n es que no ha habido demasiada participaci¨®n. ¡°Todo es muy lento, pero est¨¢ siendo bastante tranquilo¡±, cuenta. Y a?ade que, si todo va bien, habr¨¢n terminado a medianoche, si se tuerce, quiz¨¢ salgan m¨¢s tarde. Ella tambi¨¦n va a votar porque es importante que ¡°el gobernante de un pueblo trabaje por el bien de todos¡±.
En las mesas, la gente es diversa, tanto como el propio barrio. Todos se conocen, se saludan y charlan antes o despu¨¦s de depositar las papeletas. No hay aire acondicionado, pero han colocado un ventilador en algunas de las mesa para aliviar el calor, aunque una de las vocales de una de las mesas se queja de que no les dan ¡°ni agua, que es gratis¡±. La apoderada de Vox, Alexia, de mediana edad, explica, mientras se abanica con vehemencia, a todos los que se acercan que para el Senado solo se pueden escoger un m¨¢ximo de tres representantes.
Una chica y un chico, ambos de Latinoam¨¦rica, est¨¢n sentados en la secci¨®n 041. Para ellos tambi¨¦n es la primera vez en una mesa. Van a votar y lo tienen claro. ¡°Hay partidos que representan una idea completamente diferente a lo que yo pienso¡±, dice ella, que lleva 16 a?os viviendo en San Crist¨®bal. ¡°A m¨ª el barrio me gusta. Si quieres puedes tener comunidad¡±, cuenta la joven.
Alexia, la apoderada de Vox, est¨¢ afiliada al partido desde casi el principio. Siempre que hay elecciones acude como representante. ¡°Informo de c¨®mo funciona, pero no puedo darles informaci¨®n de ning¨²n partido¡±, asevera. Es mitad alemana y mitad espa?ola y explica que, en el pa¨ªs de su madre, ense?ar la multiculturalidad es clave. ¡°Aqu¨ª no, aqu¨ª las diferentes culturas no se mezclan ni entre ellos. Es que podr¨ªamos estar aprendiendo unos de otros, pero no¡±, se lamenta. En cuanto al trabajo de apoderada, detalla que ayudan con el escrutinio y ¡°sobre todo con los votos por correo¡±, adem¨¢s de asegurarse de que los n¨²meros cuadran.
Una se?ora, vestida de rosa, se enfada con la representante del partido de Santiago Abascal. ¡°Sois unos fascistas¡±, le espeta mientras le pide que se quite de en medio. ¡°Usted no tiene por qu¨¦ estar aqu¨ª dici¨¦ndole nada a nadie¡±, sentencia, para irse va de camino a su mesa al grito de: ¡°S¨ª, yo soy roja!¡±. Al parecer se conocen y no tienen muy buena relaci¨®n, se oye comentar. La hija de la mujer dice que Alexia incluso ha llegado a pararla por la calle para increparle.
Juan va a votar a San Crist¨®bal, aunque ya no vive en el barrio. Su compa?ero, Jos¨¦, lo acompa?a. Los dos votan siempre porque ¡°esto decide el futuro¡±. Juan, que tiene 46 a?os, comenta que la gente que queda en el barrio es ¡°o muy mayor y no puede ir f¨ªsicamente a votar o es migrante y no tiene derecho al voto¡±. ¡°Al final, la gente de mi generaci¨®n ya no vive aqu¨ª. Y lo que queda no puede votar¡±, lamenta despu¨¦s de depositar sus papeletas. M¨¢s de una cuarta parte de la poblaci¨®n de San Crist¨®bal de los ?ngeles, el 36,4%, es extranjera, frente a 14,1% de la ciudad de Madrid, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Ayuntamiento, de 2022.
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