Un tobog¨¢n junto a su se?or¨ªa: c¨®mo logra la justicia que las v¨ªctimas no se sientan solas
La administraci¨®n cuenta con oficinas de apoyo a denunciantes que ayudan a sobrellevar los largos procesos, especialmente los de maltrato y abusos. En Madrid, su actividad ha crecido un 25%
Un balanc¨ªn, un tobog¨¢n y un columpio desentonan en medio de los rostros intranquilos que aguardan su turno, los funcionarios atareados y los agentes de seguridad que pululan por los pasillos. Y, sin embargo, forma parte del juzgado en el que se dirimen causas por violencia machista y agresiones sexuales. Un edificio que puede resultar excesivamente laber¨ªntico, pero que e...
Un balanc¨ªn, un tobog¨¢n y un columpio desentonan en medio de los rostros intranquilos que aguardan su turno, los funcionarios atareados y los agentes de seguridad que pululan por los pasillos. Y, sin embargo, forma parte del juzgado en el que se dirimen causas por violencia machista y agresiones sexuales. Un edificio que puede resultar excesivamente laber¨ªntico, pero que est¨¢ dise?ado as¨ª precisamente para que denunciante y denunciado nunca se crucen. En el juzgado n¨²mero 1 de violencia sobre la mujer, se halla la sede de la Oficina de Asistencia a V¨ªctimas de Delitos de la Comunidad de Madrid, un servicio centrado en ayudar en el abrumador proceso judicial a aquellas personas a las que m¨¢s les cuesta dar el paso de recurrir a la justicia. El 67% de las v¨ªctimas a las que atienden ha sufrido violencia machista o sexual.
Este servicio est¨¢ a disposici¨®n de cualquier v¨ªctima y se encuentra presente en todos los partidos judiciales de la Comunidad de Madrid. Aqu¨ª vienen derivados desde los juzgados, de la fiscal¨ªa, el colegio de abogados o de las comisar¨ªas y llegan a un equipo compuesto por psic¨®logas, trabajadoras sociales, administrativas, gestores y juristas. ¡°A una v¨ªctima siempre hay que decirle la verdad¡±, asevera Mar¨ªa Jes¨²s Ju¨¢rez, coordinadora de la oficina. La verdad sobre lo que les espera, sobre la dureza del proceso, lo que van a necesitar, cu¨¢nto va a durar y qu¨¦ les van a preguntar una vez que han dado el paso de denunciar. Por ejemplo, el porcentaje de v¨ªctimas de violencia machista que renuncia a declarar contra su agresor una vez iniciado el proceso es del 10%, seg¨²n datos del Consejo General del Poder Judicial.
La coordinadora usa sobre todo el femenino porque el 90% de las 11.402 asistencias de 2023 se hicieron con mujeres. Un porcentaje que se repite a?o tras a?o. De ellas, el 35% de los expedientes corresponden a violencia de g¨¦nero, el delito que m¨¢s se atiende. En segundo lugar, apoyan a v¨ªctimas de agresiones sexuales, lo que supone el 31% del total. En tercer puesto, reciben a afectados por violencia dom¨¦stica, que representa un 9% de los casos, especialmente asuntos de hijos que agreden a sus padres. ¡°Cuando un progenitor acaba denunciando a su hijo, detr¨¢s hay a?os de agresiones y de aguante. Llega en el momento en el que teme por su integridad f¨ªsica¡±, reflexiona Ju¨¢rez.
A sus manos llegan asuntos muy medi¨¢ticos y otros horrores cotidianos que no salen a la luz. No pueden hablar de ninguno de ellos, pero todos dejan huella en su interior. A Ju¨¢rez le impact¨® uno en el que la v¨ªctima fue un chico del colegio de su hijo. Ruth Otero, psic¨®loga, recuerda un asunto en el que los afectados eran unos ni?os muy peque?os que hab¨ªan sufrido amenazas y abusos de un profesor. Milagros Bautista, trabajadora social, no se olvida de dos hermanos a los que su padre violaba y ofrec¨ªa a otros.
No hay ning¨²n caso igual, ni mucho menos. ¡°Nuestra intervenci¨®n depende del caso. Algunas mujeres necesitan recursos sociales porque el inicio del proceso supone irse de la casa en la que viven con un agresor del que dependen econ¨®micamente, otras, apoyo psicol¨®gico para llegar hasta el final, otras saber c¨®mo pueden acceder a un abogado¡¡±, resume Ju¨¢rez. ¡°Adem¨¢s, hay que saber darles su tiempo y espacio. Hay veces que he tenido aqu¨ª a una chica que solo quer¨ªa salir de aqu¨ª para volver con su novio y un mes despu¨¦s la he vuelto a ver en el juzgado con un ojo morado y se ha sentido avergonzada, pero yo trato de quitarle esa culpa, no podemos juzgar ni presionar¡±, relata. Su actividad no deja de crecer, en 2023 atendieron un 25% m¨¢s de casos que el a?o precedente.
Las personas a las que reciben en esta oficina son los rostros de las estad¨ªsticas. Cada vez ven m¨¢s ciberdelitos: ¡°Tenemos a chicas que se quieren suicidar porque alguien de su confianza ha difundido sus v¨ªdeos sexuales. Completamente machadas y encerradas en casa¡±. Tambi¨¦n ven el maltrato y agresiones entre adolescentes: ¡°Lo peor es que naturalizan que una relaci¨®n sea as¨ª, que no pasa nada porque ese d¨ªa no le apeteciera mantener relaciones, no se reconocen como v¨ªctimas¡±. Tienen que intervenir en situaciones de violencia entre ancianos: ¡°Recuerdo a una mujer a la que su marido hab¨ªa pegado en la mu?eca. Los dos dependientes el uno del otro para vivir. Los hijos no pod¨ªan m¨¢s con la situaci¨®n porque no ten¨ªan recursos para hacerse cargo de ellos. Situaciones muy complejas que no se resuelven solo con una medida judicial¡±.
En una de las salas, la perra Eika, una labradora negra y mansa, descansa junto a su cuidadora Saskia. Unos ni?os que tienen que ofrecer su testimonio la acarician. Todos ellos est¨¢n a punto de entrar a la c¨¢mara Gesell, un espacio especialmente dise?ado para tomar declaraci¨®n a v¨ªctimas y testigos vulnerables como pueden ser los menores, que entr¨® en funcionamiento en Madrid en 2019. Un 12% de los expedientes de esta oficina son de menores de edad que han sufrido abusos o maltrato. Aqu¨ª tambi¨¦n exploran a ni?os que han podido ser testigos de una agresi¨®n en su familia o para comprobar si se ha quebrantado una orden de alejamiento.
La c¨¢mara Gesell es un espacio neutro, de colores claros y luz natural, en el que hay un sof¨¢ azul y una mesa con dos sillas, una psic¨®loga con pinganillo es la encargada de hacer las preguntas. Al otro lado del cristal se encuentra el juez, los abogados y el fiscal. Antes de entrar, los operadores judiciales entregan a la psic¨®loga una gu¨ªa con las cuestiones que quieren plantear en la toma de declaraci¨®n, ella se encarga de traducir estas preguntas al lenguaje apropiado para que un ni?o reviva algunos de los momentos m¨¢s traum¨¢ticos de su vida y esto no le deje una herida m¨¢s profunda.
Esta ser¨¢ la ¨²nica vez que una v¨ªctima especialmente vulnerable tenga que prestar declaraci¨®n, porque es la que se usar¨¢ en el juicio, al contrario de lo que ocurr¨ªa antes, cuando deb¨ªa revivir lo sucedido en varios momentos del procedimiento. Es lo que se llama la prueba preconstituida.
Adem¨¢s de la c¨¢mara, en la que se celebran cada d¨ªa hasta cinco o seis pruebas as¨ª, la sede dispone de una sala de juegos con un llamativo mural de peces y centenares de dibujos de todos los menores que han pasado por ella. Aqu¨ª, o en el parque infantil al aire libre, es donde esperan los hijos de las v¨ªctimas que acuden a la oficina o que vienen a declarar ante el juez. Todo se hace para que esta experiencia no deje huella en los menores. ¡°Una vez, ten¨ªa que declarar un ni?o con espectro autista y llegamos a la conclusi¨®n de que la ¨²nica forma en la que iba a ser posible era que viniera con su perrito, de modo que pedimos esa autorizaci¨®n al juzgado¡±, cuenta Ju¨¢rez.
El personal de este servicio est¨¢ para el antes, el durante y el despu¨¦s. ¡°Nadie sabe qu¨¦ va a pasar si no has vivido algo as¨ª. Cu¨¢ntas veces tendr¨¢s que declarar, qu¨¦ te van a preguntar, qu¨¦ consecuencias va a tener lo que cuentes¡ La primera preocupaci¨®n de casi todas las mujeres que vienen aqu¨ª es qu¨¦ va a pasar con sus hijos, pero tambi¨¦n, si van a meter al padre en prisi¨®n¡±, apunta Milagros Bautista, trabajadora social.
Acompa?an a los denunciantes tambi¨¦n el d¨ªa del juicio oral, como sucedi¨® hace unas semanas, cuando uno de los miembros de la oficina estuvo al lado de un chico que fue macheteado en la cabeza con 14 a?os y que ten¨ªa que contar lo que pas¨® el d¨ªa en el que qued¨® en coma y tuvo que renacer a una nueva vida con un 90% de discapacidad. ¡°Llegamos antes, planificamos por d¨®nde va a entrar la v¨ªctima para no tener que ver a ning¨²n acusado, les explicamos qu¨¦ es lo que va a ocurrir y que no se tiene que sentir atacado ni cuestionado ante las preguntas y tambi¨¦n intentamos aligerar las largas esperas¡±, se?ala Ruth Otero, psic¨®loga. Un largo proceso en el que es mejor que alguien acompa?e.
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