Ante la pasividad de Almeida con los pisos tur¨ªsticos, los vecinos reaccionan: su oficina atiende 467 quejas en siete meses
Un grupo de voluntarios orienta a los damnificados frente al desamparo que dicen sentir por parte del Ayuntamiento de Madrid, que ahora promete mano dura. Han abiertos dos sedes, en Centro y Arganzuela, y esperan ampliar a Retiro y Salamanca
De repente, entre bakeries, tattoo studios y barber shops, un local para vecinos. El letrero de la asociaci¨®n La Corrala, en grandes letras azules sobre fondo blanco, indica d¨®nde se encuentra este grupo vecinal, el ¨²nico que dispone de una sede en todo el distrito Centro de Madrid, seg¨²n la federaci¨®n que agrupa a 302 entidades de la regi¨®n. Se trata de un peque?o espacio en Lavapi¨¦s 38, una calle en cuesta reconocible por sus muchos ...
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De repente, entre bakeries, tattoo studios y barber shops, un local para vecinos. El letrero de la asociaci¨®n La Corrala, en grandes letras azules sobre fondo blanco, indica d¨®nde se encuentra este grupo vecinal, el ¨²nico que dispone de una sede en todo el distrito Centro de Madrid, seg¨²n la federaci¨®n que agrupa a 302 entidades de la regi¨®n. Se trata de un peque?o espacio en Lavapi¨¦s 38, una calle en cuesta reconocible por sus muchos restaurantes de cocina india. En sus terrazas al aire libre, turistas y madrile?os comparten platos con aroma a curry y tikka masala. Mientras, en La Corrala, los residentes han montado su propio mecanismo de autodefensa, la Oficina Vecinal de Afectadas/os por las Viviendas de Uso Tur¨ªstico, las conocidas como VUT. Una de cada tres personas que se aloja en el Centro es un visitante, seg¨²n datos que dio este jueves el Ayuntamiento, que reconoci¨® por primera vez que en este distrito existe un problema de ¡°desertizaci¨®n¡± vecinal. Est¨¢ en juego a qui¨¦n pertenecer¨¢ el coraz¨®n de la capital.
¨D?Es aqu¨ª lo de los pisos tur¨ªsticos?
Dos mujeres de mediana edad entran al local. Piden ver a uno de los asesores de la oficina. Viven en un edificio cercano de la calle Amparo donde dos de los 24 pisos se dedican al alquiler para turistas. Se llaman Maribel y Paqui (no quieren dar su apellido ¡°porque en este barrio hay que tener mucho cuidado¡±). Han pedido auxilio a la Polic¨ªa y al administrador de la finca, pero nadie les da esperanzas. Se encogen de hombros. ¡°Nos dicen que es muy dif¨ªcil¡±, dice Paqui. Durante media hora les atiende a puerta cerrada una voluntaria, del grupo de 14 que se turnan para recibir a los damnificados.
La oficina fue un experimento pionero que una decena de asociaciones pusieron en marcha el 15 de octubre. ¡°Surgi¨® por la sensaci¨®n de impunidad¡±, explica V¨ªctor Rey, uno de los impulsores. Era una manera de ordenar una asistencia que durante a?os se hab¨ªa dado de manera informal. Desde que abrieron han atendido 467 casos, dice Rey. Reciben visitas los jueves por la tarde de 18 a 20.30 horas y tambi¨¦n asisten por tel¨¦fono, de lunes a viernes. Ha sido tal el ¨¦xito que esta semana abrieron una segunda sede en Arganzuela, un distrito que linda por el sur con el Centro. La idea es abrir otras oficinas en Salamanca y Retiro, a?ade Rey: ¡°Desgraciadamente nos va muy bien¡±.
Aqu¨ª nadie se cree la promesa de mano dura que este jueves hizo Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida. El alcalde anunci¨® en rueda de prensa que se congela durante un a?o la concesi¨®n de nuevas licencias para VUT. Esa moratoria regir¨¢ mientras dise?a una nueva norma para el sector que sustituir¨¢ al Plan Especial de Hospedaje (PEH) que ide¨® su predecesora, Manuela Carmena. Almeida tambi¨¦n dijo que aumentan las multas y los inspectores. Es un giro que ven¨ªa anticipando desde octubre, cuando adelant¨® que cambiar¨ªa el PEH. El escepticismo se debe principalmente a que los vecinos sienten que Almeida suele priorizar el inter¨¦s de los negocios. El alcalde ha gobernado la ciudad durante cinco a?os de expansi¨®n fren¨¦tica de las VUT ilegales. Se estima que operan 25.543 VUT en Madrid, de las cuales la inmensa mayor¨ªa (entre un 93% y un 99%) ser¨ªan ilegales por no respetar el requisito de tener una entrada independiente desde la calle. Sin embargo, el a?o pasado el Ayuntamiento solo puso 86 multas a este sector, seg¨²n la memoria anual de la Agencia de Actividades. Ese mismo informe indica que esa oficina municipal recibi¨® 686 denuncias contra VUT.
¡°Milongas¡±
¡°Es una tomadura de pelo, un brindis al sol¡±, responde Rey. ¡°Almeida dice que a partir de ahora suspende licencias, pero antes tampoco pod¨ªa darlas, salvo en caso de bajos con acceso a la calle. Este se?or nos cuenta muchas milongas. Desde hace tiempo tiene la norma y los inspectores, pero no ha querido hacer nada¡±.
Los voluntarios que atienden en la oficina vecinal son ellos mismos afectados por las VUT. Los solicitantes de ayuda llegan sin mucha idea de c¨®mo proceder. ¡°Es un l¨ªo¡±, dice Gema A., una voluntaria de 53 a?os que trabaja como profesora de lengua. (Tambi¨¦n pide ocultar su identidad ¡°porque los caseros son fondos de inversi¨®n muy poderosos que hostigan a los denunciantes con denuncias por acoso¡±). Gema A. cuenta que el caso t¨ªpico es el de un vecino desesperado. ¡°Vienen hartos de sufrir molestias. Lo que nos ha pasado a todos. Vienen a por informaci¨®n. No saben c¨®mo comprobar si el piso tur¨ªstico es ilegal ni c¨®mo denunciarlo¡±.
El primer paso, previo a la denuncia, es una solicitud a la Comunidad de Madrid, a la Direcci¨®n General de Turismo, que deber¨ªa proporcionar el n¨²mero de registro de esa VUT. De ah¨ª viene mucha confusi¨®n porque la presencia en el registro no supone que la VUT sea legal, cuenta Gema A. Los caseros suelen presentar una declaraci¨®n responsable y la Comunidad los inscribe, aunque a todas luces sea un piso ilegal porque se ubica en una planta segunda o tercera de un bloque de vecinos, algo contrario al PEH. Eso da una apariencia de legalidad que confunde a la ciudadan¨ªa. Lo relevante es que los caseros hayan obtenido dos licencias municipales, de actividad y de funcionamiento (solo 277 VUT tienen las dos).
Una vez recibido ese n¨²mero del registro auton¨®mico, los voluntarios proporcionan dos formularios de denuncia, uno va a la Agencia de Actividades del Ayuntamiento y otro a la Direcci¨®n General de Turismo de la Comunidad.
La oficina ha recibido por tel¨¦fono llamadas de toda Espa?a. ¡°Nos llaman de Barcelona, M¨¢laga... desesperados¡±, cuenta otra voluntaria, Merche Sayalero, psic¨®loga jubilada de 74 a?os. ¡°Esto ha reventado en Canarias (por la manifestaci¨®n del pasado fin de semana), pero esto va a explotar por todo el pa¨ªs. Es que se mueve mucho dinero f¨¢cil y descontrolado¡±.
Sayalero dice que van registrando por escrito todos los casos que les llegan y hacen un seguimiento. El problema es que Ayuntamiento y Comunidad ¡°dejan caer¡± muchas de esas denuncias, explica. Incluso cuando consiguen algunos avances, a?ade, al final todo cae en saco roto. ¡°Hay pisos tur¨ªsticos con ¨®rdenes de cese y clausura que nunca se ejecutan. Y algunas acaban en multa¡±.
Y al mencionar esa ¨²ltima palabra tres compa?eras se quedan mirando tratando de hacer memoria. ¡°Hubo una vez uno que consigui¨® una multa. Pero ya est¨¢¡±, a?ade otra voluntaria. ¡°Normalmente el resultado es que no pasa nada¡±.
Escribe al autor a fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com
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