¡®Big data¡¯ para cazar a los carteristas en el Metro de Madrid
Un equipo de 300 agentes de la Polic¨ªa Nacional recibe cada semana un informe con los puntos m¨¢s golpeados del transporte p¨²blico. La criminalidad ha ca¨ªdo coincidiendo con la introducci¨®n de esta f¨®rmula
El reloj apenas pasa unos minutos de las siete de la ma?ana de un martes de julio cuando dos polic¨ªas se colocan en uno de los cruces m¨¢s concurridos de toda la red de Metro de Madrid, en la parada de Pac¨ªfico. Llevan tantos a?os trabajando juntos, bajo tierra, que solo les basta mirarse para decirse muchas cosas. Son los agentes V. y J. miembros de la Brigada M¨®vil de la Polic¨ªa Nacional. No es casualidad que se hayan apostado en ese punto y a esa hora. La experi...
El reloj apenas pasa unos minutos de las siete de la ma?ana de un martes de julio cuando dos polic¨ªas se colocan en uno de los cruces m¨¢s concurridos de toda la red de Metro de Madrid, en la parada de Pac¨ªfico. Llevan tantos a?os trabajando juntos, bajo tierra, que solo les basta mirarse para decirse muchas cosas. Son los agentes V. y J. miembros de la Brigada M¨®vil de la Polic¨ªa Nacional. No es casualidad que se hayan apostado en ese punto y a esa hora. La experiencia les indica d¨®nde tienen que buscar a los ladrones, pero desde hace tres a?os, les ayuda el an¨¢lisis de datos que hacen sus compa?eros para saber en qu¨¦ puntos de la red de transporte p¨²blico act¨²an m¨¢s los carteristas, en qu¨¦ ¨¦pocas y de qu¨¦ manera. As¨ª, con esta mezcla de trabajo estad¨ªstico y pateo sobre el terreno, las denuncias en el metro se han reducido hasta menos de 10.000 al a?o. En 2018 superaban las 14.600.
Fue el 15 de enero de 1996 cuando la Delegaci¨®n del Gobierno anunci¨® como una gran novedad la presencia de ¡°agentes de paisano¡± entre los viajeros del suburbano. Ese mismo d¨ªa un atracador hab¨ªa apuntado con una pistola a un ni?o de 10 a?os para llevarse la recaudaci¨®n de una taquilla. Entonces, el subsuelo de Madrid era un lugar inseguro, en el que los sindicatos denunciaban ataques constantes a los trabajadores de la red y las agresiones de los cabezas rapadas eran una amenaza. Una ¨¦poca en la que los propios conductores de los convoys se tomaban la justicia por su mano y alertaban a los pasajeros a trav¨¦s de la megafon¨ªa de la presencia de supuestos ladrones. Hoy, los peligros son otros, pero casi 30 a?os despu¨¦s, los 300 compa?eros de aquellos primeros agentes de paisano siguen confundi¨¦ndose entre los 2,3 millones de usuarios diarios del metro. El 85% de las denuncias corresponden a hurtos y el otro 15% se reparte entre delitos de lesiones, ri?as tumultuarias, da?os, delitos contra la salud p¨²blica y, en menor medida, contra la libertad sexual.
Pasan pocos minutos en ese cruce de l¨ªneas en Pac¨ªfico, cuando los polic¨ªas piden a un chico que se identifique. Tras algunas comprobaciones, descubren que su m¨®vil consta como robado. El chico les asegura que lo compr¨® a un vendedor de una red social y que desconoc¨ªa que no era legal, los agentes intervienen el tel¨¦fono y lo derivar¨¢n a sus compa?eros que har¨¢n gestiones para encontrar a su due?o. Unos minutos despu¨¦s, los agentes piden a otro viajero su identificaci¨®n y comprueban que sobre ¨¦l pesa una orden de expulsi¨®n. Resignado, va con los polic¨ªas hasta la superficie, donde les espera una patrulla que gestionar¨¢ que se cumpla.
Cada semana, el grupo de an¨¢lisis e inteligencia de la Brigada M¨®vil entrega un informe elaborado a partir de las denuncias y otros datos en el que reflejan las paradas y l¨ªneas m¨¢s afectadas y de qu¨¦ forma est¨¢n actuando los carteristas. Esta operaci¨®n se repite cada dos semanas en el caso de los trenes de cercan¨ªas. ¡°Un polic¨ªa tiene que saber por qu¨¦ va a un sitio y no otro, cu¨¢l es su cometido, qu¨¦ es lo que va a encontrar y qu¨¦ perfil tienen los delincuentes¡±, se?ala el inspector jefe al frente de esta brigada, Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez. ¡°Antes, el objetivo eran las carteras, ahora que casi nadie lleva efectivo, el mejor bot¨ªn es el tel¨¦fono. Al carterista no le interesa la violencia, no quiere ser visto¡±, recalca S¨¢nchez.
En esta brigada son expertos en lo que ellos llaman ¡°delincuentes itinerantes¡±. Aquellos cuya naturaleza es moverse de una l¨ªnea a otra, camuflarse entre los pasajeros, aprovecharse de los desprevenidos, ocultarse del gran hermano que son las estaciones de transporte. Roban hasta en el autob¨²s tur¨ªstico. ¡°Para ellos es carnaval todo el a?o¡±, se?ala J. en referencia a la multitud de pelucas y otros atrezzos que estos carteristas usan para ser irreconocibles. ¡°Hubo una temporada en la que iban especialmente a por los turistas japoneses y algunos ladrones consegu¨ªan parecer parte del grupo de tanto que se mimetizaban y mezclaban con ellos¡±, a?ade.
Las l¨ªneas que prefieren los carteristas son las evidentes. La seis, por ser la circular y permitir llegar a muchos puntos con trasbordos en los que se mezcla la multitud; la uno, porque es la que pasa por el centro y la que transporta a m¨¢s pasajeros a todas horas; y por ¨²ltimo la ocho, la que une el aeropuerto con Nuevos Ministerios, plagada de viajeros llenos de maletas, probablemente cansados del viaje y m¨¢s atentos a no perderse para llegar a su hotel que a vigilar sus bolsillos. En cuanto a la ¨¦poca de m¨¢s robos, los agentes se?alan un momento especialmente jugoso para los carteristas: el puente de diciembre, cuando miles de madrile?os acuden al centro de Madrid para las compras navide?as.
Turista con mala suerte
Estaci¨®n de Legazpi, una de las m¨¢s concurridas. Los usuarios van de un lado a otro mientras un artista urbano toca su xil¨®fono. Los agentes paran a unas chicas y les solicitan el carnet de identidad. A una de ellas le consta una orden de busca de un juzgado de Madrid. Su expediente est¨¢ repleto de detenciones por delitos contra el patrimonio y algunas estafas. Es momento de regresar a la base para hacer gestiones y llevarla delante del juez. En la entrada, una turista asi¨¢tica con cara compungida se encuentra denunciando el robo de sus pertenencias. Su mochila reposa en el suelo mientras ella se lamenta de haber llegado a Madrid con tan mala suerte.
El subsuelo, ¡°el distrito m¨¢s grande de todo Madrid¡±, como definen los agentes de esta brigada, tambi¨¦n tiene su propio lenguaje. Los ¡°chinaores¡± son los que sisan el m¨®vil o la cartera a los que vuelven a casa en el primer tren de la ma?ana en un vag¨®n medio vac¨ªo y con unas copas de m¨¢s. La ¡°muleta¡± es cualquier objeto con el que los cacos se cubren para robar, casi siempre un mapa del metro de Madrid.
Los polic¨ªas que recorren cada d¨ªa al menos 20 kil¨®metros en el subsuelo conocen estas arterias mejor que las de la superficie. No son pocas veces las que han recorrido sus t¨²neles en busca de alguien que huye, como sucedi¨® por ejemplo en diciembre de 2023, despu¨¦s de que un implicado en una reyerta de bandas en la Puerta del Sol escapara por la estaci¨®n de ?pera y paralizara las l¨ªneas durante un buen rato. Ni son pocas las armas que sacan de las entra?as de la ciudad. ¡°Cuando llegan algunos grupos de hooligans desde el aeropuerto, los esperamos y escoltamos. En el cacheo sale todo un arsenal de armas blancas que compran en el propio aeropuerto¡±, se?ala J. Otras veces, han requisado machetes ocultos en la pernera de los pandilleros. ¡°Uno me dijo que era de su padre, que era jardinero¡±, comenta el agente con iron¨ªa.
El trabajo de esta brigada consigui¨® hace a?os un hito judicial, una orden de alejamiento del suburbano para el clan de las bosnias, un grupo de delincuentes que hab¨ªa hecho de robar a usuarios del metro su modo de vida. Hace unas semanas lograron que otro juez dictara la prohibici¨®n provisional contra dos grafiteros de acceder a cualquier instalaci¨®n del metro por da?os a varios vagones y poner en peligro la seguridad de los viajeros. Su trabajo tambi¨¦n sirvi¨® para condenar hace un mes a un hombre que agred¨ªa a mujeres de forma despiadada y que lleg¨® a dejar a una trabajadora de la limpieza en coma. Sus tent¨¢culos salen a veces tambi¨¦n a la superficie, como cuando desmantelaron una red de estafas a partir de documentaci¨®n robada en el metro que usaba a toxic¨®manos disfrazados para pedir cr¨¦ditos. Su ojo experto detect¨® tambi¨¦n a un sicario en un autob¨²s de M¨¦ndez ?lvaro el pasado abril.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter sobre Madrid, que se publica cada martes y viernes.