Los nuevos estafadores aprenden desde su sof¨¢ y con v¨ªdeos tutoriales
Las ¨²ltimas operaciones contra el cibercrimen demuestran que ya no hacen falta grandes conocimientos inform¨¢ticos ni macroorganizaciones para delinquir y que muchos detenidos son autodidactas
Un grupo de veintea?eros se re¨²ne en un piso de Legan¨¦s (Madrid). Uno de ellos, el l¨ªder, les explica c¨®mo van a proceder. Si todos trabajan bien, pueden ganar mucho dinero. En su poder tienen una lista de nombres, apellidos, tel¨¦fonos y direcciones. Este registro corresponde a los clientes de una entidad financiera de cr¨¦dito y el cabecilla de este grupo lo ha obtenido en el mercado negro. Alguien ha vulnerado primero los sistemas de seguridad de esa empresa para despu¨¦s vender los listados al mejor postor. Esta pandilla de chicos de Legan¨¦s, aficionados a la PlayStation, acabar¨¢ robando 100.000 euros mediante estafas antes de que la polic¨ªa los detenga. As¨ª son muchos de los ciberdelincuentes hoy, no hay que imaginar a un hacker escondido en una madriguera rodeado de potentes ordenadores.
Esta operaci¨®n fue bautizada Usura y los detenidos hac¨ªan compras de dispositivos tecnol¨®gicos con los datos robados de los clientes. Como dispon¨ªan de su tel¨¦fono m¨®vil, en el mismo instante en el que hac¨ªan la compra los llamaban para advertirles de la operaci¨®n y les ped¨ªan la informaci¨®n bancaria y el c¨®digo de compra con el objetivo de anular la amenaza. La v¨ªctima, asustada, se fiaba y les daba a los estafadores todos los datos necesarios para completar el proceso de compra. Despu¨¦s, otro de los miembros del grupo se encargaba de vender los dispositivos adquiridos de forma fraudulenta. Al grupo le sali¨® bien esta operaci¨®n hasta 60 veces.
¡°Hoy en d¨ªa, el 80% de las estafas no son supersofisticadas. Basta con saber d¨®nde comprar los datos, qu¨¦ aplicaciones bajarse y empezar a funcionar¡±, apunta Enrique Fandi?o, inspector y jefe de grupo de cibercriminalidad de la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid, un nuevo equipo con 30 agentes nacido para aunar todas las investigaciones sobre cibercrimen, en su mayor¨ªa estafas. Otra de las caracter¨ªsticas de esta delincuencia es que est¨¢ muy desperdigada porque las v¨ªctimas pueden encontrarse en cualquier punto de Espa?a o incluso del mundo, pero los investigadores cuentan con herramientas especializadas para buscar puntos en com¨²n en denuncias en las bases de datos policiales para unirlas en una misma causa y que no se pierdan esfuerzos.
Entre los detenidos en Espa?a en 2022 por cibercriminalidad, los ¨²ltimos datos disponibles en la web del Ministerio de Interior, destaca la franja de menores de 30 a?os. Si se observa en concreto las cifras referentes a fraude inform¨¢tico, en el que se engloban este tipo de estafas, ese a?o hubo 3.768 sujetos investigados que ten¨ªan entre 18 y 25 a?os de los 10.422 totales. Tambi¨¦n se contabilizaron 181 menores de entre 14 y 17 a?os. Esto suma un 37,8% de los involucrados en este tipo de causas por debajo de los 26. ¡°Coincide perfectamente con la generaci¨®n que ha nacido con internet, con las redes sociales, cuyo principal modo de ocio han sido los videojuegos, que conciben el mundo virtual al mismo nivel que el real¡±, se?ala el inspector.
Pero los usuarios m¨¢s j¨®venes no solo son autores de las estafas, sino tambi¨¦n v¨ªctimas. Un ejemplo es el conocido como fraude del like. A los adolescentes les llega un mensaje a trav¨¦s de sus redes sociales en el que les ofrecen una oportunidad de ganar dinero ¨²nica: solo por dar ¡°me gusta¡± a algunas publicaciones ingresar¨¢n. Ellos lo ven como un negocio f¨¢cil y aceptan. ¡°Muchas veces hay un primer pago de cinco o diez euros que les hace confiar, pero luego eso se acaba y empiezan a perder¡±, resume Fandi?o. La confianza de los usuarios es, la mayor¨ªa de las veces, la mejor amiga de los delincuentes.
Una ¡°delincuencia autodidacta¡±
Con una peque?a inversi¨®n para comprar en el mercado negro las bases de datos, la descarga de algunas aplicaciones y la voluntad de unos cuantos involucrados, existen los elementos necesarios para empezar a estafar. ¡°Delincuencia autodidacta¡±, bautiza el inspector. Los conocimientos pueden adquirirlos f¨¢cilmente a trav¨¦s de canales de Telegram abiertos o en tutoriales publicados en foros. El polic¨ªa muestra uno de estos chats p¨²blicos del servicio de mensajer¨ªa en el que un usuario pregunta abiertamente si alguien puede proporcionar sus datos para abrir una cuenta en una entidad bancaria. ¡°Los que dan su nombre y DNI para abrir una cuenta a la que transferir el dinero obtenido de las estafas se llaman mulas y suelen ser gente desfavorecida a la que le dan un m¨ªnimo porcentaje a cambio de exponerse¡±, se?ala el investigador.
La inversi¨®n depender¨¢ de la informaci¨®n y aplicaciones que el grupo criminal quiera adquirir para empezar a actuar. ¡°No es lo mismo una base de datos actual, que una de hace a?os o una con centenares de nombres y otra con miles¡±, pone como ejemplo. En el caso del grupo de Legan¨¦s, hab¨ªan instalado en sus tel¨¦fonos tambi¨¦n una aplicaci¨®n que hac¨ªa que en las pantallas de sus v¨ªctimas apareciera el n¨²mero real de atenci¨®n al cliente de la entidad financiera para perfeccionar el enga?o. Otros grupos tambi¨¦n disponen de un instrumento al que conectar varias tarjetas sim desde las que se env¨ªan mensajes fraudulentos masivos. Este objeto es perfectamente legal y se usa en el marketing digital, por ejemplo.
Pero no solo basta con adquirir las herramientas adecuadas. ¡°Es necesario tener algo de ingenier¨ªa social¡±, recalca Fandi?o, en referencia a tener unas m¨ªnimas dotes de enga?o cuando se llama a las v¨ªctimas haci¨¦ndose pasar por teleoperadores o supuestos empleados de la empresa de suministros o de una entidad bancaria. Muchas veces, estas dotes de convencimiento son suficientes para llevar adelante la estafa, como le ocurri¨® a una mujer de Madrid y a su sobrina, que acabaron pagando m¨¢s de 200.000 euros a un hombre que les hizo creer durante a?os que necesitaba su apoyo econ¨®mico porque no dejaban de sucederle desgracias en la vida.
Cada vez hay m¨¢s crimen que se comete en el mundo virtual o gracias a ¨¦l. Uno de cada cinco delitos en Espa?a se comete en la red, y en 2025 se podr¨¢ llegar hasta las 150.000 denuncias, seg¨²n c¨¢lculos policiales. Esto hace que los polic¨ªas tengan que adaptarse tambi¨¦n a nuevas formas de investigar, la mayor parte del tiempo delante de un ordenador o rastreando movimientos bancarios. ¡°En muchas ocasiones hemos visto c¨®mo delincuentes digamos tradicionales, que se dedicaban a robos con fuerza, se han cambiado a este tipo de modalidad delictiva¡±, concluye Fandi?o.
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