Los vecinos no logran parar el desahucio de Alam y sus tres hijos menores en Bravo Murillo
La nueva propietaria del piso, residente en Suiza, compr¨® el piso a la Sareb mediante subasta p¨²blica y decidi¨® doblar el alquiler a la familia, de 700 a 1.300 euros
Este lunes, alrededor de las once de la ma?ana, un grupo de 20 agentes entre Polic¨ªa municipal y Nacional, han logrado ejecutar el desahucio de Alan y su familia, con tres hijos de 3, 6 y 10 a?os. Unos 40 vecinos y militantes de la Organizaci¨®n por la vivienda de Tetu¨¢n (OVT) han tratado de impedir el lanzamiento agolp¨¢ndose frente a la puerta del portal desde antes de que saliera el sol, pero la polic¨ªa ha acordonado la calle y en pocos minutos ha logrado tumbar la puerta del cuarto piso de Bravo Murillo, 207. Junto a Alan han sido desalojados los tres activistas que ha pasado la noche con ¨¦l en el piso. Antes de las 11, ¨¦l y su esposa estaban en la acera junto a sus muebles.
El llamado a los vecinos era a las 8 de la ma?ana, pero desde horas antes la polic¨ªa ya hab¨ªa acordonado el tramo comprendido entre las calles Fulgencio Miguel y Mariano Fern¨¢ndez, hab¨ªa expulsado al grupo de activistas reunidos y hab¨ªa cerrado la boca de metro de Estrecho. Entonces el grupo de jubiladas, estudiantes y vecinos de Tetu¨¢n tuvo que empezar a gritar desde m¨¢s lejos.
Dentro de la vivienda segu¨ªa Alan, de nacionalidad espa?ola y nacido en Bangladesh. Alan lleg¨® a Espa?a hace 15 a?os y en Madrid ha tenido a sus tres hijos. En 2020 trabajaba en un almac¨¦n y encontr¨® en el portal Idealista.com un piso en alquiler en la cuarta planta de este edificio por el que pagaba 700 euros a la inmobiliaria Bartolom¨¦. Compr¨® muebles, electrodom¨¦sticos y matricul¨® a sus hijos en colegio m¨¢s cercano, pero en 2022 la propiedad cambi¨® de due?o sin que ¨¦l supiera nada. Poco despu¨¦s le lleg¨® una carta de una se?ora que dec¨ªa ser la propietaria del piso. Era una mujer que hab¨ªa comprado desde Suiza el piso en subasta p¨²blica a la Sareb, el famoso banco malo de viviendas. La primera carta que recibi¨® de su casera fue cuando la mujer decidi¨® doblarle el precio del alquiler y pasar de los 700 euros actuales a 1.300. Alan, que hab¨ªa pagado puntualmente el alquiler, pregunt¨® en la OVT y, cuando el asunto lleg¨® a los juzgados, supo tambi¨¦n que el contrato que hab¨ªa firmado ni siquiera era v¨¢lido porque la vivienda estaba sujeto a hipoteca y ni siquiera pod¨ªa haber sido alquilado. El juzgado autoriz¨® el lanzamiento al comprobar que el inquilino ¡°no es el justo titular¡±, explican desde la Organizaci¨®n de vecinos de Tetu¨¢n.
A las nueve de la ma?ana una comisi¨®n del juzgado ha entrado al edificio. ¡°Comisi¨®n judicial, comisi¨®n criminal¡±, gritaban los vecinos al otro lado de la cinta de pl¨¢stico. A las jubiladas y los activistas de la plataforma se han unido varios estudiantes y algunos vecinos espont¨¢neos. ¡°Vecino despierta, desahucian en tu puerta¡±, volv¨ªan a gritar. Y con cada grito, el fr¨ªo y el vaho en las bocas. A ellos se han unido un grupo ni?os del colegio Jaime Vera, compa?eros de aula de los hijos de Alan. Una clase que sus padres han querido que hoy recibiera en la calle.
El caso de Alan, dice la OVT, es especialmente simb¨®lico despu¨¦s de que la ministra Isabel Rodr¨ªguez pidiera responsabilidad a los caseros, algo que en este caso no ha sucedido, ¡°porque a pesar de que Alam ha pagado su alquiler; la Sareb ha vendido el piso en lugar de buscar un alquiler social para su inquilino¡±. Actualmente, el 43% de las casas bajo control de la Sociedad de Gesti¨®n de Activos Procedentes de la Reestructuraci¨®n Bancaria (Sareb) est¨¢n vac¨ªas. Creada en 2012 para gestionar los activos t¨®xicos procedentes de la crisis financiera, la entidad p¨²blica cuenta actualmente con m¨¢s de 33.500 viviendas en su balance, de las cuales 19.164 est¨¢n habitadas y 14.359 permanecen clasificadas como ¡°libres¡±, seg¨²n datos oficiales.
La operaci¨®n de desalojo, ¡°lanzamiento¡± en lenguaje jur¨ªdico, ha durado menos de media hora. A las diez, nuevos agentes se han unido a los polic¨ªas municipales. Pero esta vez eran de la UIP, la Unidad de intervenci¨®n de la polic¨ªa, los antidisturbios de toda la vida. Hasta la puerta del cuarto piso han llegado diez agentes con cascos, escudos, equipo de protecci¨®n, un ariete y una radial que lo primero que han hecho ha sido tapar la mirilla. Dentro de la vivienda, Alam y tres ¡°compa?eros¡± de la asociaci¨®n por la vivienda de Tetu¨¢n esperaban con las manos en los bolsillos la entrada de la polic¨ªa.
Dos arquitectos han confirmado antes que si la polic¨ªa se liaba a golpes con la entrada se caer¨ªa la puerta y no las casas de los vecinos. Confirmado el peritaje, la madera han tardado pocos minutos en caer. Acto seguido la polic¨ªa ha pedido la documentaci¨®n y a empujones todo el mundo hacia abajo. Vecinos, comerciantes y los pasajeros del bus segu¨ªan la escena. La tienda de decoraci¨®n junto al portal Love Home abr¨ªa sus puertas. A las 11 de la ma?ana, Alam y su esposa miraban desconcertados sus muebles sobre la acera.