El cambio hacia un consumo sostenible empieza por los pies
No todo lo vegano es ecol¨®gico. Gabriela Machado, fundadora de la marca de zapatos Momoc, lo tiene claro. Por eso, su calzado es de origen no animal, se fabrica en kil¨®metro cero, utiliza materiales reciclados y se distribuye solo bajo demanda. Tambi¨¦n en el extranjero, hasta un 60%, para lo que han confiado en plataformas como Correos Market
Es probable que, cuando te encuentres con ella, lo primero que mire Gabriela Machado de ti sean los pies. Lleva un lustro escrutando qu¨¦ zapatos calzan las mujeres, dilucidando qu¨¦ hormas los estilizan y c¨®mo pueden resultar tan c¨®modos como elegantes. Es, dice, mucho m¨¢s ¨²til esa indagaci¨®n que un garabato en el papel, por inspirado que sea. Porque Machado fund¨® en 2017 Momoc, una marca de calzado femenino, como respuesta a una necesidad que ella misma hab¨ªa sentido: comenz¨® a obsesionarse con lo innecesariamente contaminantes que somos en el d¨ªa a d¨ªa tras vivir en una granja en Nueva Zelanda, y quiso cambiar: ¡°Lleg¨® el turno del armario. Me compr¨¦ ropa confeccionada sosteniblemente y no hubo problema para encontrarla. Busqu¨¦ y busqu¨¦ zapatos monos para la oficina y, simplemente, no exist¨ªan¡±, cuenta. As¨ª se le encendi¨® la bombilla a esta fiscalista internacional que desde el principio tuvo varias ideas claras: fabricar¨ªa con tejidos reciclados y de kil¨®metro cero, con artesanos de la cuna espa?ola del zapato, Elda (Alicante) y sin generar ning¨²n excedente: se manufacturar¨ªa calzado solo bajo demanda. Y, a la hora de distribuirlo, optar¨ªa por un modelo h¨ªbrido: f¨ªsico, en algunas tiendas donde contar¨ªan con su g¨¦nero; y digital, a trav¨¦s de su propia web y de plataformas como Correos Market, con un alcance suficiente como para cubrir esa demanda en el extranjero.
Momoc Shoes
Nueva Zelanda y un cambio de vida
Tras unos a?os en Par¨ªs, Machado empez¨® a trabajar para la multinacional de consultor¨ªa Ernst & Young en Luxemburgo, un pa¨ªs donde, en sus palabras, ¡°si tirabas en la bolsa del pl¨¢stico algo indebido etiquetaban tu basura y te la devolv¨ªan¡±. Se march¨® de excedencia a Nueva Zelanda. Se enamor¨® de sus paisajes y aprendi¨® much¨ªsimo de las formas de vida locales, en granjas casi autosuficientes. Ah¨ª comenz¨® su cambio vital, ah¨ª empez¨® a gestarse Momoc.
La polisemia de la sostenibilidad
La sostenibilidad en la industria del calzado ata?e a muy distintos factores, no solo a la materia prima. Importa mucho qui¨¦n fabrica y d¨®nde lo hace: ¡°Un zapato de pl¨¢stico elaborado en China es vegano [porque no es de origen animal], pero desde luego no es m¨¢s ecol¨®gico que uno de cuero procedente de la industria alimentaria y hecho en Espa?a. Si un zapato lo fabrican mujeres en riesgo de exclusi¨®n, es l¨ªcito decir que ese zapato es sostenible¡±, resume Machado con algunos ejemplos esta complejidad. Momoc atiende a todos los aspectos y certifica la sostenibilidad de sus zapatos veganos.
Valores
Ecologismo, sostenibilidad, artesan¨ªa, reciclaje, elegancia, creatividad¡
Licenciada en Derecho, odiaba redactar contratos, no se imaginaba en un bufete y termin¨® en Par¨ªs, trabajando en la delegaci¨®n espa?ola para la Unesco. Y, despu¨¦s, en una asociaci¨®n que impart¨ªa formaci¨®n para hacer eficiente la gesti¨®n de recursos humanos en las universidades. Iban a ser solo unos meses, los justos para perfeccionar el franc¨¦s, y sin embargo acab¨® residiendo en la capital gala durante dos a?os y sin todav¨ªa pista alguna de a qu¨¦ querr¨ªa dedicar su futuro laboral. Eligi¨® el campo de la fiscalidad internacional por pragmatismo y, en ese deambular habitual en el que suele convertirse el cursar un m¨¢ster, hacer unas pr¨¢cticas y esperar a d¨®nde te conducen, Machado se mud¨® a Luxemburgo: la contrat¨® la consultora Ernst & Young. ¡°Habr¨ªa querido marcharme unos meses como voluntaria a la India, pero en ese momento no pude¡±, explica, mostrando c¨®mo ese runr¨²n qued¨® postergado por la exigencia laboral, pero qued¨® muy vivo en su mente.
Despu¨¦s de cinco a?os en el puesto, se decidi¨®: solicitar¨ªa una excedencia. No ser¨ªa la India, pero viajar¨ªa durante tres meses por Nueva Zelanda, trabajando en ese periplo codo con codo con granjeros locales que ¡°recog¨ªan el agua de la lluvia, com¨ªan de su propia huerta, generaban electricidad con placas solares y criaban sus cerdos y gallinas¡±, relata Machado que, desde ese momento, no pudo evitar pensar en que ¡°solo el 9% del pl¨¢stico mundial se recicla, seg¨²n la ONU, ?y vivimos rodeados de pl¨¢stico!¡±. ¡°El envoltorio de una chocolatina que me coma podr¨¢ encontr¨¢rselo casi intacto mi tataranieta, ?nos hemos vuelto locos?¡±. El cambio de h¨¢bitos le pareci¨® urgente. Y, cuando se percat¨® de que no podr¨ªa trasladar esa mentalidad a lo que calzaba, tuvo claro que era ah¨ª donde estaba tambi¨¦n su futuro laboral. En Momoc.
Una t¨ªa suya, como afici¨®n, dise?a bolsos; ella le facilit¨® el tel¨¦fono de un artesano que, a su vez, le dio el n¨²mero de un productor de Elda (Alicante) que cre¨ªa que podr¨ªa ayudarla: ¡°Lo que les propon¨ªa era tan novedoso que tuve que hablar con mucha gente antes de encontrar a alguien que pudiera comprometerse con mi proyecto¡±. Al principio, cuenta, le costaba un mundo encontrar los ingredientes que requer¨ªan los zapatos Momoc: desde el caucho reciclado para las suelas a tejidos vegetales que no llegaran de la otra punta del mundo, generando una enorme huella de carbono. Ni siquiera serv¨ªan las m¨¢quinas usuales para imprimir patrones y tintes sobre cueros veganos; as¨ª fue como incluy¨® los estampados bordados en sus dise?os, hoy tan identificados con la marca. La cuesti¨®n central, explica, era que los componentes se trabajaran de tal forma que pudiera respetarse el saber tradicional de los manufactureros, para garantizar su excelencia y comodidad. ¡°Uso hormas que fabrica un hombre con 30 a?os de experiencia. Y, ahora, encuentro textiles fascinantes: desde un falso cuero hecho con fibra de pi?a que se procesa en Catalu?a hasta una loneta hecha con trozos de pl¨¢stico recuperado del mar y certificado por la organizaci¨®n que lo desarroll¨®, Seaqual¡±, cuenta Machado, demostrando el inmenso potencial de un sector al alza.
La bola de nieve, aunque todav¨ªa no es gigante, ya ha empezado a rodar ladera abajo, expresa Machado: ¡°Si el precio no es una locura, el consumidor prefiere apoyar moda espa?ola. Y s¨ª se preocupa por la calidad y el origen de aquello que compra¡±. Esa es su experiencia. Aunque, explica, a este tipo de cliente concienciado le faltan asideros para que no le tomen el pelo, y le sobran mensajes que distorsionan la realidad: ¡°Vegano no significa autom¨¢ticamente sostenible. Ser sostenible ata?e tanto a qui¨¦n lo hace como a con qu¨¦ lo hace, y el primer paso ser¨ªa utilizar el menor n¨²mero de elementos posibles o utilizar materiales reciclados. Yo no puedo auditar que todos mis proveedores empleen materiales de kil¨®metro cero. Pero deber¨ªa regularse desde la UE, para que el sector pueda cumplir con su exigencia de reducir la huella de carbono antes de 2030¡å, desarrolla Machado. Un prop¨®sito que comparten desde la Federaci¨®n de Industrias del Calzado de Espa?a (Fice), firme defensora de que se establezca una etiqueta com¨²n a todos los productores europeos en la que se muestre la trazabilidad de los componentes y se certifique as¨ª una producci¨®n verdaderamente ecol¨®gica.
Ni un residuo innecesario
La labor de Machado comienza con encontrar una horma perfecta ¨Cle encantan las de punta alargada¨C. Luego corta el material, borda el dise?o, se cose junto al forro y se monta con la suela y el tac¨®n. Fabrica un prototipo, que fotograf¨ªa y coloca en la web. Seg¨²n su acogida, lanza una primera tirada en las tallas m¨¢s usuales, no m¨¢s de 20 pares, que distribuye en las siete tiendas f¨ªsicas en las que se vende Momoc. Con esa peque?a muestra es suficiente. A partir de ah¨ª, producir¨¢n aquellos pares que la gente haya ido pidiendo. Se compran y, despu¨¦s, se elaboran. Es una cuesti¨®n innegociable para Machado: ¡°Si lanz¨¢ramos miles de unidades de un modelo que, por la raz¨®n que fuese, no triunfara, y tuvi¨¦ramos luego que tratar de reciclarlos de nuevo o destruirlos, ?c¨®mo podr¨ªamos defender que somos una marca de calzado sostenible?¡±.
El argumento es tan sencillo como incontestable: el paso indispensable hacia la sostenibilidad pasa por un cambio en nuestros h¨¢bitos de consumo. Cuando alguien adquiere unos zapatos Momoc, explica Machado, puede tardar hasta siete semanas en recibirlos, per¨ªodo durante el cual le van manteniendo al tanto de los procesos por los que pasa su calzado.
¡°El 60% de los zapatos que vendo se exportan a pa¨ªses como Dinamarca, Suiza, Italia o Reino Unido¡±, indica Machado, raz¨®n por la que la colaboraci¨®n con Correos desde hace a?os le resulta primordial. ¡°Hace unos meses me incorpor¨¦ tambi¨¦n a Correos Market, su plataforma digital; me parece un compa?ero ideal para el crecimiento de una marca cuya idiosincrasia incluye el apostar por lo local, tambi¨¦n en la distribuci¨®n¡±. Marca Espa?a, desde el que cose el forro hasta el que te lleva el zapato a casa. Adem¨¢s, la plataforma Correos Market no cobra como intermediario a los productores que aloja, d¨¢ndoles la oportunidad de competir en mejores condiciones contra los gigantes de la venta en l¨ªnea.
En breve llegar¨¢ una bota y, poco a poco, Machado, a la vez que ampl¨ªa la oferta de sus dise?os, calcula c¨®mo crecer sin renunciar un ¨¢pice a su identidad: ¡°para finales del a?o que viene deberemos estar vendiendo unos 400 pares mensuales¡±, estima, pero sin fabricar ni un par que vaya a quedar olvidado en un almac¨¦n. Imagina c¨®mo ser¨ªa una tienda solo para zapatos Momoc: ¡°Una cafeter¨ªa con libros y un muestrario, donde la gente pudiera probarse los distintos modelos en su talla, para tramitarles in situ el pedido a f¨¢brica¡±. Hasta que el sue?o se cumpla, Machado promete seguir mirando pies, hasta dar con el zapato que provoque la revoluci¨®n sostenible.