La magia de la buganvilla o por qu¨¦ no podemos resistirnos a la trepadora fucsia
Su origen es brasile?o y no aguanta bien las heladas mesetarias. Sin embargo, tener una buganvilla que nos recuerde al verano en zonas con inviernos fr¨ªos es dif¨ªcil, pero no imposible
El cielo azul del verano se ve cada a?o engalanado por los colores fucsias de la buganvilla (Bougainvillea spp.). Puede que se trate de una de las plantas m¨¢s fotografiadas de las costas espa?olas, donde es muy frecuente verla ascender por los muros blancos. Las buganvillas son plantas trepadoras muy vigorosas, amantes del sol, capaces de alcanzar alturas de hasta ocho metros. Su secreto para llegar tan alto, adem¨¢s de su fortaleza, est¨¢ en la superficie de sus tal...
El cielo azul del verano se ve cada a?o engalanado por los colores fucsias de la buganvilla (Bougainvillea spp.). Puede que se trate de una de las plantas m¨¢s fotografiadas de las costas espa?olas, donde es muy frecuente verla ascender por los muros blancos. Las buganvillas son plantas trepadoras muy vigorosas, amantes del sol, capaces de alcanzar alturas de hasta ocho metros. Su secreto para llegar tan alto, adem¨¢s de su fortaleza, est¨¢ en la superficie de sus tallos, armados con unas robustas espinas que funcionan como los piolets de los monta?eros. Su lugar de origen es principalmente Brasil, donde el bot¨¢nico que llevaba a bordo de su barco el explorador franc¨¦s Louis Antoine de Bougainville la descubri¨® para los europeos en 1768.
Antonia G¨¢rate, funcionaria jubilada del Ayuntamiento de Madrid, cuida de esta planta en una regi¨®n alejada de aquellas tierras brasile?as. Ella misma rememora con cari?o de d¨®nde procede su magn¨ªfica buganvilla que crece lozana en el madrile?o barrio de Carabanchel Alto: ¡°Viene de Galicia, de unas preciosas vacaciones que hice con mi compa?ero en el a?o 1991 a la zona de Bayona. Al marcharnos le hice parar en un vivero para traerme una buganvilla a casa. Como era un sitio mar¨ªtimo, hab¨ªa muchas buganvillas por todos lados, y eran tan preciosas que quer¨ªa tener una. As¨ª que la compr¨¦. Estaba plantada en una peque?a maceta, que empec¨¦ a mover por diferentes lugares del patio y del jard¨ªn. La colocaba en uno, y la dejaba all¨ª dos o tres d¨ªas. As¨ª ve¨ªa si le gustaba el sitio o no, seg¨²n se encontrase. En el ¨²nico sitio en el que vi que levantaba cabeza la plant¨¦, y es ah¨ª donde todav¨ªa est¨¢¡±.
A sus 31 a?os, la buganvilla de Antonia tiene un tronco de un di¨¢metro considerable, con una copa bastante grande y que llama mucho la atenci¨®n. Tanto, que un d¨ªa que pasaba por all¨ª un t¨¦cnico de Parques y Jardines del Ayuntamiento se qued¨® sorprendido, y lleg¨® a decirle que no era una planta com¨²n en la capital. Y desde luego que en la ciudad no lo es, ya que en la meseta castellana ha de sufrir unos inviernos muy rigurosos. A veces tan severos como el que sacudi¨® toda la zona centro de la pen¨ªnsula hace poco m¨¢s de un a?o y medio, con la tan temida tormenta Filomena. En esa ocasi¨®n Antonia cuenta que la buganvilla ¡°se qued¨® totalmente cubierta de nieve¡±, y pens¨® ¡°que no sobrevivir¨ªa¡±. Pero afortunadamente el mal presagio no se cumpli¨®, en gran parte debido a un muro y a la propia casa, que la protegen de los vientos m¨¢s fr¨ªos del norte.
Uno de los secretos para conseguir una floraci¨®n m¨¢s abundante es una buena poda anual, ya que la buganvilla florece en los brotes nuevos del a?o. As¨ª ocurr¨ªa tambi¨¦n con la de la casa de Antonia: ¡°Mi marido la podaba todos los a?os en febrero, ya que se queda en invierno como si se hubiera muerto, sin hojas. Cuando la cortaba, ¨¦l siempre dec¨ªa ¡®?la habr¨¦ matado, le habr¨¦ hecho algo malo?¡¯. Pero luego brotaba de nuevo en primavera, tan bonita, y volv¨ªa a darnos sombra y flores¡±.
Aunque ese es un enga?o de la buganvilla, ya que lo que parecen flores se tratan en realidad de hojas transformadas, lo que un bot¨¢nico define como br¨¢cteas. Si nos fijamos, es verdad que no son m¨¢s que unas hojas te?idas de colores vivos, formando un tr¨ªo alrededor de la verdadera flor, de color amarillento p¨¢lido. Normalmente las br¨¢cteas suelen ser fucsias o rosadas, aunque tambi¨¦n podemos encontrar h¨ªbridos de buganvillas con tonos amarillentos, anaranjados, encarnados y blanquecinos. En lugares c¨¢lidos es una planta incansable a la hora de florecer, y se podr¨ªa decir que produce sus inflorescencias durante casi todo el a?o. Eso s¨ª, no esperemos encontrarnos con su fruto, que en rara ocasi¨®n aparece en nuestra latitud.
Pero si queremos reproducirla, podemos recurrir a hacer esquejes le?osos de sus tallos en los meses invernales de reposo. Si los pinchamos en una maceta solo con arena de r¨ªo, que mantendremos siempre h¨²meda y en un sitio c¨¢lido y muy luminoso, tenemos muchas probabilidades de ¨¦xito.
?Y qu¨¦ ocurre si solo se cuenta con una terraza? Pues que la buganvilla tambi¨¦n vegeta bien en un buen macet¨®n al sol. Pero tanto si crece en un jard¨ªn como en un balc¨®n, hay que tener precauci¨®n con el agua, ya que no es una planta a la que le guste tener las ra¨ªces constantemente empapadas. A la buganvilla le suele gustar que espaciemos los riegos para darle tiempo a la tierra a secarse un poco. Esto es debido a que est¨¢ acostumbrada a nacer en tierras que sufren periodos de sequ¨ªa estacional, ligados a climas subtropicales.
Teresa Pe?a, responsable de Viveros Pe?a, comenta que ¡°ahora, a finales de agosto¡± suelen traer buganvillas al vivero: ¡°Porque la gente que viene de vacaciones de la costa pregunta por ellas¡±, para cultivarlas en Madrid. Y recalca: ¡°Las compran, a pesar de que les avisamos que se suelen helar, pero les gustan tanto¡¡±. Esperemos que caigan en tan buenas manos como en las de Antonia, y que 30 a?os despu¨¦s nos recuerden, como un tesoro, aquel viaje por la costa. Aunque las personas con las que fuimos ya no est¨¦n con nosotros, nos siguen acompa?ando cada vez que florece la buganvilla.