Seis vinos con monastrell: el patito feo de la vi?a se convierte en estrella

No hace mucho era lugar com¨²n afirmar que con la uva monastrell de origen espa?ol (tambi¨¦n llamada morastel, morrastell o vermeta), conocida como mourv¨¨dre en Francia, y matar¨® en el resto del mundo, no se pod¨ªan elaborar excelentes tintos de m¨¢xima expresi¨®n y elegancia. Se le presum¨ªa a la monastrell una rudeza y desmesura que tan solo la hac¨ªan apta para elaborar graneles. La causa: su elevado color, intensa frutosidad, cuerpo voluminoso y alta graduaci¨®n alcoh¨®lica, que puede llegar a alcanzar el 17%. Demasiado para un tiempo de claretes y vinos finos. Tampoco importaba mucho porque los graneles de monastrell fueran apreciados, muy demandados y estaban bien pagados, sobre todo en Francia y Alemania. Un buen negocio para los viticultores, fundamentalmente de Murcia, Alicante, Almansa, o Valencia y, en menor medida, de otras zonas donde se cultiva como Catalu?a y Arag¨®n.

Lo que no se dec¨ªa, o sab¨ªa, es que ese destino granelista inexorable era fruto de unas pr¨¢cticas vitivin¨ªcolas que buscaban precisamente estos atributos, muy demandados. No era la uva, era el mercado. Sin embargo, en estas zonas vitivin¨ªcolas exist¨ªan poderosas razones para elaborar vinos excelentes: peque?os vi?edos donde cepas centenarias de monastrell se cultivaban en pie franco; ubicaciones privilegiadas donde el c¨¢lido clima mediterr¨¢neo atemperaba su influencia y se ralentiza la maduraci¨®n; diversidad de suelos: arenosos, pedregosos, calizos... Pero la imagen granelista que arrastraba hac¨ªa poco rentable una elaboraci¨®n de calidad.

Hizo falta que algunos bodegueros audaces y pundonorosos se decidieran a elaborar tintos donde la monastrell diera su do de pecho, situando a este varietal definitivamente entre los grandes del mundo. Hablo de Agapito Rico, de Jos¨¦ Mar¨ªa Vicente, Ram¨®n Casta?o, o Felipe Guti¨¦rrez de la Vega, con su majestuoso fondill¨®n Rec¨®ndita Armon¨ªa, la autenticidad convertida en arte. Y de los que siguieron, como Pepe Mendoza, Cerd¨¢n, Rafael Cambra, o Miguel Vel¨¢zquez.

Y es que la monastrell, la quinta variedad tinta m¨¢s plantada en Espa?a tras la tempranillo, garnacha tinta, bobal y garnacha tintorera, ha sufrido una dram¨¢tica p¨¦rdida de vi?edo ¡ªde las casi 106.000 hect¨¢reas en 1990 a unas 36.000) al ser tratada como un cultivo m¨¢s, buscado la cantidad y el grado alcoh¨®lico, con menosprecio de sus personal¨ªsimas y poderosas cualidades organol¨¦pticas. Pero cuando a la vi?a se le da lo que pide, y es bien poco, y la uva madura plet¨®rica de az¨²cares, bien provista de ¨¢cidos, desbordante de polifenoles, con producciones limitadas, entonces muestra su grandeza y sus vinos rompen esquemas con su fuerte personalidad y car¨¢cter resumido en dos palabras: vigor y elegancia. Con la monastrell solo hay un problema: la viticultura. Claro que hay que evitar los riesgos y desmesuras de una uva propensa a las sobremaduraciones y a los tonos dulzones (algarroba), que le restan finura. Pero cuando el laboreo es adecuado y el cultivo orientado hacia la calidad, el fruto se metamorfosea en tinto de aromas tel¨²ricos, donde la fruta se ilumina con la resonancia del terru?o. Sin olvidar que la monastrell es capaz de soportar prolongados periodos de sequ¨ªa, un dato a tener en cuenta. Estos seis vinos son una clara demostraci¨®n de todo ello.

CASA CASTILLO CUV?E N 2019

LA CALERA DEL ESCARAMUJO 2021

CASA CISCA 2017

PEPE MENDOZA EL VENENO 2020

RAFAEL CAMBRA UNO 2021

LOS FRAILES DOLOMITAS 2021