La princesa Irene de Orange y su indiscreto amante
La t¨ªa del actual rey de Holanda mantuvo una relaci¨®n extramatrimonial con un ayudante de su padre durante tres a?os cuando ella estaba casada con Carlos Hugo de Borb¨®n
¡°Claro que no estuvo bien, pero creo que si tu matrimonio, o cualquier otra relaci¨®n de pareja es armonioso, no necesitas a nadie m¨¢s¡±. Ronnie Wolff, antiguo oficial de la Marina neerlandesa, ha resumido as¨ª sus casi tres a?os de romance con la princesa Irene de Orange, una de las hijas del fallecido pr¨ªncipe Bernardo, esposo de la antigua reina Juliana. Tanto Irene como Wolff estaban casados, y ¨¦l trabajaba, adem¨¢s, como ayudante de campo de Bernardo, pero asegura ahora que comparti¨® ¡°un tiempo precioso con Irene¡±, aunque le cost¨® el cargo. Fue despedido.
Ronnie Wolff tiene 83 a?os, y entre 1976 y 1979, mientras cumpl¨ªa con sus labores con Bernardo, conoci¨® a la princesa Irene, que ha cumplido 80. El amor entre ambos surgi¨® durante unas vacaciones en Porto Ercole, en la Toscana italiana, donde la familia real neerlandesa ten¨ªa una casa de veraneo, seg¨²n ha explicado al rotativo De Telegraaf. ¡°All¨ª hablamos por primera vez, y de nuevo al siguiente d¨ªa, cuando ella estaba sola. Ten¨ªamos intereses comunes y pens¨¢bamos igual sobre asuntos que afectaban a la sociedad. Jugamos mucho al tenis, y s¨ª, [el sentimiento] empez¨® a crecer¡±, declara en la entrevista. Irene estaba casada entonces con el pr¨ªncipe Carlos Hugo de Borb¨®n Parma, con el que tuvo cuatro hijos, y del que se divorci¨® en 1981. ¡°Estas cosas pueden pasar: en un momento determinado surge una relaci¨®n¡±, a?ade Wolff, que describe luego el grado de exposici¨®n social que alcanzaron. ¡°En Pa¨ªses Bajos, acudimos juntos a las fiestas y fuimos de visita a casas de amigos; de vez en cuando, tambi¨¦n nos aloj¨¢bamos juntos. En total, la relaci¨®n se prolong¨® durante dos a?os y medio¡±, asegura.
Su uni¨®n con los Orange fue excelente, y pasaba con ellos tres meses anuales de vacaciones en la costa italiana, en la villa El Elefante Feliz, con toda clase de reuniones familiares. All¨ª es donde asegura que surgi¨® su romance con la princesa Irene. ?Fue amor?, le preguntan durante la entrevista. ¡°S¨ª. Est¨¢bamos enamorados y en ese estado te quieres, por supuesto¡±, responde Wolff. A continuaci¨®n, describe a la princesa como ¡°bella, inteligente y atractiva, con un aura maravillosa, y hab¨ªa una qu¨ªmica que puedes traducir como amor¡±. Cuando el romance se filtr¨® a la prensa hace cuarenta a?os, se acab¨® su carrera en la Marina y encontr¨® trabajo ¡°en el mundo empresarial¡±.
Hijo de un general del Ej¨¦rcito del Aire, Ronnie Wolff, naci¨® en Bandung, la actual Indonesia, y estuvo internado all¨ª, con su madre, en un campo de concentraci¨®n japon¨¦s durante la II Guerra Mundial. En la entrevista, recuerda que se tom¨® ¡°como un honor trabajar para Bernardo¡±, aunque en 1976, al principio de su labor, estall¨® el esc¨¢ndalo de los presuntos sobornos en la venta de aviones de la compa?¨ªa Lockheed, que salpicaron al pr¨ªncipe. Bernardo fue obligado a abandonar sus principales cargos oficiales, y Wolff admite que pens¨® lo siguiente: ¡°Qu¨¦ hago aqu¨ª, me dije. Quiero marchar, pero no era posible, claro¡±. Casado en segundas nupcias, asegura que mira atr¨¢s ¡°con satisfacci¨®n porque he sido siempre un optimista¡±. Convertida al catolicismo para casarse con Carlos Hugo de Borb¨®n Parma, la princesa Irene es hoy una firme defensora de la naturaleza. Sobre las revelaciones de su amante no ha hecho comentarios.
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