George Clooney, la denuncia de un actor reconvertido en activista pol¨ªtico
Con motivo de la muerte de George Floyd, el int¨¦rprete exige cambios legislativos y llama al voto en un comprometido art¨ªculo
Hace 20 a?os, George Clooney era ese atractivo actor metido en el papel del doctor Ross en la serie Urgencias. Hace 15, era ya un int¨¦rprete de ¨¦xito gracias a comedias, romances y franquicias como la de la saga Ocean¡¯s Eleven. Hace 10, daba un giro a su carrera con un paso hacia la direcci¨®n cinematogr¨¢fica. Hace algo m¨¢s de cinco, sorprend¨ªa por su matrimonio con la abogada y activista en pos de los derechos humanos Amal Alamuddin. Igual que su carrera y su vida personal han ido evolucionando, tambi¨¦n lo ha hecho su conciencia social y pol¨ªtica, y con el paso del tiempo Clooney se ha convertido en un activista con gran potencial y conocimiento sobre la situaci¨®n sociopol¨ªtica de su pa¨ªs.
Ahora, Clooney, de 59 a?os, ha demostrado su compromiso escribiendo un ensayo en The Daily Beast con motivo de la muerte de George Floyd, mientras era detenido por un polic¨ªa blanco ¡ªque ha sido acusado de homicidio involuntario¡ª y que ha llenado Estados Unidos de manifestaciones y tambi¨¦n de actos de violencia para protestar contra el racismo y la actuaci¨®n de la polic¨ªa. El texto del actor se titula: ¡°La mayor pandemia de Estados Unidos es el racismo contra los negros¡±.
¡°Y entonces, ?qu¨¦ hacemos ahora?¡±, arranca Clooney en su escrito de algo m¨¢s de 500 palabras. ¡°?Estamos en 1992? ?Acabamos de escuchar a un jurado decirnos que los polic¨ªas blancos a los que hemos visto en una cinta cientos de veces golpeando a Rodney King no eran culpables de sus obvios cr¨ªmenes?", se pregunta, en referencia al conocido caso de un taxista agredido por la polic¨ªa en marzo de 1991 y fallecido en 2012. ¡°?Estamos en 2014, cuando Eric Garner fue ejecutado por vender cigarrillos por un polic¨ªa blanco que le estrangul¨® mientras mir¨¢bamos? ?Y esas palabras, ¡®No puedo respirar¡¯, ancladas para siempre en nuestras mentes?¡±, relata, enumerando a distintas v¨ªctimas: ¡°Tamir Rice, Philando Castile, Laquan McDonald¡±.
¡°Caben pocas dudas de que George Floyd fue asesinado. Le hemos visto suspirando su ¨²ltimo aliento en manos de cuatro polic¨ªas. Ahora vemos otra desafiante reacci¨®n al tratamiento sist¨¦micamente cruel que se le da a una porci¨®n de nuestros ciudadanos, como ya lo vimos en 1968, 1992 y 2004. No sabemos cu¨¢ndo parar¨¢n estas propuestas. Esperamos y rezamos porque no muera nadie m¨¢s, pero tambi¨¦n sabemos que habr¨¢ pocos cambios¡±, relata.
Clooney reflexiona sobre el asunto, afirmando que muchos se preguntan qu¨¦ se puede hacer a t¨ªtulo personal y recordando c¨®mo hace poco escuchaba la experiencia de la periodista Sarah Koenig, ¡°que pas¨® un a?o informando sobre los juicios de Cleveland¡±. Por ello, recuerda las palabras de la informadora: ¡°Aceptemos que algo hemos hecho mal. Hagamos de eso nuestra premisa¡±. Despu¨¦s, recuerda en palabras de Koenig la falta de equidad que vive el pa¨ªs, y c¨®mo la poblaci¨®n negra pasa tiene una tasa de detenciones m¨¢s alta que la de la blanca compar¨¢ndolo con el mismo n¨²mero de delitos. ¡°Se les imputa de un modo m¨¢s severo, se les imponen fianzas m¨¢s altas, les ofrecen peores tratos. Sufren sentencias de c¨¢rcel m¨¢s largas y se les revoca con m¨¢s frecuencia la libertad provisional. Esos n¨²meros no flotan en el cielo, son parte de la realidad de nuestro pa¨ªs¡±.
¡°Todo eso es verdad¡±, reafirma Clooney, asegurando que ¡°la ira y la frustraci¨®n est¨¢n en las calles como un recordatorio de lo poco que hemos crecido como pa¨ªs desde nuestro pecado original, la esclavitud". Seg¨²n el actor, se necesita "un cambio sist¨¦mico en nuestra ley y en nuestro sistema de justicia criminal. ¡°Se necesitan legisladores y pol¨ªticos que reflejen una equidad b¨¢sica para sus ciudadanos, por igual. No l¨ªderes que azuzen el odio y la violencia¡±, escribe, en referencia al presidente Donald Trump.
¡°Esta es nuestra pandemia¡±, afirma con rotundidad Clooney, ¡°nos infecta a todos y en 400 a?os no hemos logrado encontrar vacuna. Incluso parece que hemos dejado de buscarla y que intentamos curarnos las heridas de manera individual. Y no parece que lo hagamos muy bien¡±. Por eso, afirma, estos d¨ªas se pregunta c¨®mo arreglar ¡°esos infranqueables problemas¡±, y recuerda: ¡°Los hemos creado nosotros, as¨ª que nosotros los podemos arreglar. Y solo hay un modo en este pa¨ªs para lograr un cambio definitivo: votar¡±.
Este escrito reivindicativo que concluye con una clara llamada al voto es la ¨²ltima de las numerosas muestras del compromiso del actor. Por ejemplo, ya anim¨® a apoyar a Hillary Clinton cuando era candidata a la presidencia de EE UU en 2016. ?l mismo particip¨® en cenas de recaudaci¨®n de fondos (aunque no dud¨® en calificar el gasto de las campa?as de ¡°obsceno¡±) e incluso dio una fiesta en su casa en la que invit¨® a donantes. Declarado dem¨®crata, es amigo personal de los Obama ¡ªque han veraneado en su casa en Italia¡ª y declarado enemigo de Trump. ¡°Tenemos un demagogo en la Casa Blanca¡±, ha dicho sobre el actual presidente, al que ha calificado de ¡°fascista xen¨®fobo¡±. Tambi¨¦n ha alzado la voz contra la pobreza en su pa¨ªs, y en distintas causas en otros. En 2012 fue detenido por protestar frente a la Embajada de Sud¨¢n, y hace unos meses se convert¨ªa en defensor del periodismo en Filipinas.
Ese perfil se ha hecho m¨¢s p¨²blico y notable desde su matrimonio. Amal ha trabajado en la oficina del fiscal en el Tribunal Especial para L¨ªbano en las Naciones Unidas y en el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, as¨ª como en diferentes causas de relevancia. Ha sido asesora de Kofi Annan como enviado especial de la ONU para Siria, y ha participado en procesos en los que represent¨® al Estado de Camboya o a Julian Assange, fundador de WikiLeaks.
Ambos brillan en cada uno de sus ¨¢mbitos y ayudan a brillar al otro en el suyo. Adem¨¢s, juntos se han implicado en diversas causas. Por ejemplo, en verano de 2017 anunciaban que iban a ayudar a escolarizar a m¨¢s de 3.000 ni?os sirios refugiados en L¨ªbano. ¡°No queremos perder una generaci¨®n entera porque tuvieron la mala suerte de haber nacido en el lugar equivocado en el momento equivocado¡±, explicaban entonces.
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