Hilario L¨®pez Mill¨¢n: ¡°Mi memoria vale una pasta¡±
El veterano cronista asiste desde la barrera a la eclosi¨®n de programas sobre sagas art¨ªsticas cuyos secretos domina sin renunciar a su genio y figura: ¡°Cuando se pase el virus me hago un 'lifting¡±
Hilario L¨®pez Mill¨¢n duerme en la calle Hilario L¨®pez Mill¨¢n. La placa de la v¨ªa que le dedic¨® hace d¨¦cadas su pueblo ¡ªHell¨ªn (Albacete)¡ª preside la entrada al pisazo de barrio burgu¨¦s de Madrid que comparte con Alberto, su pareja desde hace 43 a?os y marido desde hace 14. En el cuarto del fondo, en un estante de techo a suelo, reposan las docenas de premios, del Ondas para abajo, que ha ganado en 55 a?os contando y cantando la vida de los otros en radio y televisi¨®n. Pese a dedicarse casi a tiempo completo a cuidar a Alberto, delicado de salud, Hilario ¡ªHili para su ¨ªntima amiga Roc¨ªo Jurado, que en paz descanse¡ª sale cada d¨ªa un rato a ¡°marujear¡± por el barrio para no perder el pulso de la calle de donde viene.
?C¨®mo y cu¨¢ndo sali¨® de Hell¨ªn?
Y¨¦ndome de voluntario a la mili a Madrid. Mi madre quer¨ªa que fuera cura, y mi padre, torero o militar. Y yo, maric¨®n, me entreten¨ªa con las pel¨ªculas de Sissi emperatriz, ya me dir¨¢s t¨² si me iba a ver de cura o de teniente coronel.
?Cu¨¢ndo not¨® que era distinto?
Cuando me hac¨ªan bullying en el colegio. Bueno, entonces se dec¨ªa putearte. Me puteaban y yo me lo com¨ªa con patatas. No pod¨ªa ir a llorarle a mi madre, porque la quer¨ªa horrores. Entonces me fui a la mili porque era mi ¨²nica posibilidad de salir de eso.
?En la mili no le puteaban?
No, porque fui muy listo. Imitaba a los sargentos [pone voces]: ¡®Te corto el pelo a hostias, muchacho¡¯. Me hice muy popular y me respetaban mucho. Hasta vino el capit¨¢n a decirme que si no lo imitaba a ¨¦l tambi¨¦n, me met¨ªa en el calabozo.
?Ah¨ª empez¨® a liberarse?
Bueno, ten¨ªamos nuestros l¨ªos a escondidas, clandestinos pero siempre con m¨¢s libertad que en el pueblo. En el pueblo me expulsaron del armario directamente. Mi madre lo sab¨ªa, claro, pero nunca habl¨® de eso. F¨ªjate con Alberto: 43 a?os juntos y jam¨¢s pregunt¨® nada, ni despu¨¦s de casarnos. Eran otras mentalidades. Luego supe que iba a santiguarse con las amigas ante la placa de mi calle. Yo he sufrido mucho, reina.
Como las mujeres en las coplas. ?Por qu¨¦ nos fascinan tanto?
Pues muchas veces porque la oyes y dices ¡®esta es mi vida¡¯. Esto que canta esta mujer es lo que me est¨¢ pasando, pero lo canta otra. Ya lo dec¨ªa la canci¨®n: ¡®De lo que me est¨¢ pasando, yo no me quiero enterar, prefiero seguir so?ando, a conocer la verdad¡¯. Y porque eran grandes artistas y mujeres de bandera. Ahora no salen esas figuras tan tremendas.
EL MORENO DE LA COPLA
Aunque ha hablado mucho, vale m¨¢s por lo que calla. Hilario L¨®pez Mill¨¢n (Hell¨ªn, Albacete, 76 a?os), cronista social con 55 a?os de carrera, fue testigo privilegiado de la intrahistoria art¨ªstica y sentimental de cierta Espa?a y la cont¨® en docenas de programas de radio y televisi¨®n, cosechando los grandes premios del oficio. Su amistad con actores, toreros y artistas -"era una folcl¨®rica m¨¢s", admite- le dio acceso a secretos y vivencias que, a¨²n hoy, sorprenden y fascinan. Pionero de los programas del coraz¨®n, y ya retirado mitad por voluntad propia, mitad porque ya no le llaman tanto, admite que los contenidos de algunos programas ya no le interesan. "Hablan de gente que no ha hecho nada en la vida, sin preparaci¨®n y sin arte. Para eso, me interesan mucho m¨¢s mis vecinos que veo en la cafeter¨ªa".
?Imagin¨® ver al Rey padre tener que salir de Espa?a por esc¨¢ndalos de dinero y alcoba?
Pues yo s¨ª, porque los Borbones siempre han sido muy mujeriegos y borrachines. Eso estaba ah¨ª. Lo sab¨ªamos todos. Co?o, si B¨¢rbara Rey me cont¨® lo suyo en una fiesta de Joy Eslava que nos toc¨® en la misma mesa. Pero no ten¨ªamos la libertad de ahora de denunciar las cosas. Y a la gente le sentaba mal que te metieras con el Rey, o con el Papa, ojo, no te creas. Mientras otros se dec¨ªan juancarlistas, a m¨ª no me la daba. Yo he sido sofi¨ªsta de toda la vida.
Ha frecuentado a la flor y nata de la sociedad espa?ola. ?Cu¨¢les son sus armas para integrase en todos los ambientes?
Pues lo que me salv¨® en la mili: el cachondeo. Yo creo que he sido gracioso, muy intuitivo, muy de actuar sobre la marcha y muy observador, de saber d¨®nde me met¨ªa. Si estaba en una cena con gente muy superior a m¨ª, depende de por d¨®nde te entraran. Si te preguntaban por Carolina de M¨®naco, ya te lo ten¨ªas ganados con chascarrillos, pero si eran intelectuales lo que hac¨ªa era escuchar escuchar much¨ªsimo, y chupar todo lo que he podido.
?Chupar qu¨¦?
Lo que dec¨ªa el otro, beb¨¦rtelo. Ser una esponja. Y currar. Yo he currado much¨ªsimo y lograba que se me pusieran al tel¨¦fono ministros, toreros, artistas. Yo levantaba a Vicente Aleixandre de la siesta para felicitarle el cumplea?os desde la radio. Yo he tenido la mejor agenda de Espa?a.
Y memoria de elefante, con perd¨®n.
Todo lo que hablo es de memoria. Es mi vida, c¨®mo no me voy a acordar. Me doy miedo: recuerdo conversaciones de ni?o con fecha y hora. Ahora, en el confinamiento, hac¨ªa ejercicios para no aburrirme: ¡°Rafael debut¨® el 8 de noviembre de 1968 en el Teatro de la Zarzuela...¡±. Me da pavor perderla: mi memoria es mi patrimonio y vale una pasta.
?Ha callado m¨¢s que hablado?
He hablado m¨¢s, pero he callado mucho y soy muy fiel. Tengo l¨ªneas rojas: los cuernos, por ejemplo, cuando pod¨ªas hacer da?o a los ni?os. O sacar a alguien del armario sin que ¨¦l o ella quisiera. Ah¨ª, lo m¨¢s que he dicho es que la cabra tira al monte. La gente no es tonta, pero decir a lo bestia que ese o esa es maric¨®n, o lesbiana, es una sinvergonzoner¨ªa. Eso es muy f¨¢cil, facil¨ªsimo. Ahora, yo le he dado ca?a a Lola Flores y la Pantoja por lo de Hacienda, que nos afecta a todos: si no han pagado, las cabronas, hay que decirlo.
Y eso que eran amigas.
Pues s¨ª. Pero luego me he arrepentido mucho de tener amistades en el oficio, porque entonces no les puedes criticar. Pierdes libertad. A m¨ª la ¨²nica querella que me han puesto, y gan¨¦, fue Roci¨ªto, a la que he visto nacer y crecer porque era como un hermano de su madre.
No he encontrado su fecha de nacimiento en Google. ?Qu¨¦ edad tiene?
Siete, seis [sic]; los mismos que tendr¨ªa Roc¨ªo Jurado, y mira, lleva 14 a?os enterrada.
Habr¨¢ tenido que borrar muchos nombres de su agenda por defunci¨®n.
Muchos. Pero no los borro, les pongo una cruz. Te la voy a dejar en herencia, por acordarte de ellos.
?Le gustar¨ªa volver a la tele?
No s¨¦, no tengo ilusi¨®n. Ya no vibras como antes, y tengo que cuidar de Alberto. Tambi¨¦n llega un momento en que eres el mayor y no te llaman. O yo no me amoldo. Nunca he sido chill¨®n. He contado cosas, pero a hostias no me he peleado, ni he pisado al otro, y ahora se lleva eso. Ahora escojo. Ya no es como antes, que cerraba la temporada en junio, cog¨ªa seis puentes a¨¦reos a la semana y me daban ataques de ansiedad porque lo hac¨ªa todo y no sab¨ªa decir que no.
Tambi¨¦n habr¨¢ ganado mucha pasta.
Mucha, porque trabajaba much¨ªsimo y se pagaba bien. Gracias a Dios no me falta, pero ahora, si te llaman a alg¨²n programa te dan 150 euros y gracias. La culpa la tenemos nosotros, por ir. Hay gente que va gratis. Yo soy como las marujas, pregunto siempre qu¨¦ me van a pagar. Y, si no es por amistad, no me muevo por ese dinero, soy muy cabr¨®n yo para eso.
Ya ha dicho que su memoria es oro.
Ah¨ª es cuando me siento humillado. No quiero nombrar a nadie [me los nombra], pero a veces me llaman, me graban hora y media contando cosas que solo s¨¦ yo, y luego las cortan, o no me citan, o no me llaman a plat¨® para llamar diez minutos a otros m¨¢s j¨®venes, o 40 a?os, da igual, pero que no saben ni la mitad que yo de eso. De otras cosas vale; pero de eso, no.
Con sus ¡®siete, seis¡¯ a?os es claramente grupo de riesgo. ?Tiene miedo al coronavirus?
Le tengo respeto. Tengo mucho miedo a la muerte. Ese irte sin tener siquiera alguien que te d¨¦ la mano. Y al deterioro. Yo soy muy coqueto, me ti?o desde los 24 a?os, s¨ª, lo que la gente cree que es peluca es mi pelazo. Ahora no es el momento, no estoy de humor ni me voy a meter a un quir¨®fano por gusto con la que est¨¦ cayendo, pero, cuando pase esto, si salgo vivo, me hago un lifting.
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