Jos¨¦ Tom¨¢s reaparece por razones del coraz¨®n
El torero rompe con su pareja despu¨¦s de 20 a?os de relaci¨®n y un hijo en com¨²n


El torero Jos¨¦ Tom¨¢s ha reaparecido, muy a su pesar, en esta extra?a temporada del coronavirus y no por razones taurinas, sino por otras m¨¢s ¨ªntimas: la ruptura de la relaci¨®n sentimental que durante los ¨²ltimos 20 a?os ha mantenido con su pareja, Isabel, con quien tiene un ni?o de 11 a?os.
Jos¨¦ Tom¨¢s se ha separado. Se le ha visto por Estepona, su localidad de residencia, en compa?¨ªa de una mujer m¨¢s joven. La separaci¨®n se produjo en junio pero el estado de alarma lo pas¨® el torero en una finca sevillana de su amigo el empresario Pedro Trapote. La madre se ha quedado con el ni?o y la ruptura no est¨¢ siendo amistosa¡ Hay muchas cosas, pero todas son y ser¨¢n conjeturas, porque ni Jos¨¦ Tom¨¢s ni su entorno ofrecer¨¢n con toda seguridad la m¨¢s m¨ªnima informaci¨®n sobre su vida privada. Que nadie espere unas palabras del torero o verlo en un cocodrilo hinchable con otra compa?¨ªa femenina, ni fotos en las redes sociales. Tom¨¢s no es de esos; si ha sido siempre reacio a airear su vida p¨²blica, qu¨¦ no har¨¢ con la privada.
Esta forma de actuar es consecuencia de una forma de ser y de entender su profesi¨®n, a la que lleg¨® con condiciones para ser el mes¨ªas prometido, aunque ¨¦l ha preferido el papel de profeta. Y no ya por el misterio y el secretismo a ultranza que ha impregnado su trayectoria taurina, sino por decisi¨®n irrevocable de no competir con las figuras del toreo, renunciar a su papel de revolucionario en tiempos de mucha zozobra, y optar por reapariciones puntuales que siempre han sonado m¨¢s a irrefrenables deseos de hacer caja en plazas de gran aforo que a exigentes encuentros con un p¨²blico fan¨¢tico y ¨¢vido de experiencias cuasi paranormales.

Este mismo a?o, Jos¨¦ Tom¨¢s estaba anunciado solo dos tardes y en la misma plaza, en Nimes, con capacidad para m¨¢s de 16.000 espectadores, condici¨®n indispensable para un taquillazo reluciente. Pero el virus ha roto las ilusiones de tantos tomasitas que suspiraban con so?ar de nuevo con el valor y el arte de un torero ¨²nico, autor de gestas inolvidables.
Verlo otra vez de luces, aunque los a?os no pasan en balde (Tom¨¢s ha cumplido ya los 45) y las cicatrices hacen mella en un cuerpo dolorido, es un espect¨¢culo en s¨ª mismo; y as¨ª estaba previsto el 31 de mayo y el 16 de septiembre, en las ferias francesas de Pentecost¨¦s y la Vendimia, para celebrar los 25 a?os de su alternativa.
Pero no ha podido ser. Las restricciones de aforo impuestas por las autoridades francesas han mermado considerablemente la taquilla y, por ende, la ilusi¨®n del torero.
De todos modos, su figura no ha pasado desapercibida en este complicado a?o de la pandemia. Su ruptura sentimental lo ha devuelto a la actualidad.
Hace 20 a?os que Jos¨¦ Tom¨¢s conoci¨® a Isabel en el departamento de fotograf¨ªa de un establecimiento comercial de Estepona, y desde entonces han vivido juntos, ajenos al mundanal ruido, y han sido padres de un ni?o. En la localidad malague?a, alejado de periodistas y curiosos, ha defendido su privacidad y se ha fraguado su m¨¢s que sorprendente carrera taurina.
Tom¨¢s naci¨® el 20 de agosto de 1975, en Galapagar, provincia de Madrid, en el seno de una familia formada por Isabel y Jos¨¦, due?os de un restaurante. Su padre, entrenador de f¨²tbol, so?¨® con verlo vestido de corto y triunfar en el Atl¨¦tico de Madrid.
Siendo a¨²n un ni?o, su abuelo Celestino, antiguo taxista de hombres de oro y plata, lo llev¨® a la plaza de las Ventas, donde conoci¨® a los maestros, vibr¨® con sus gestas y comenz¨® a so?ar con tardes de gloria.
No fue alumno de ninguna escuela taurina, y, entre las patadas a un bal¨®n, la frustrada ilusi¨®n paterna y los consejos interesados del abuelo, se fue forjando la incipiente personalidad de quien ser¨ªa pocos a?os despu¨¦s un aut¨¦ntico revolucionario de la fiesta de los toros.
El 24 de septiembre de 1995, siendo a¨²n novillero, sali¨® por vez primera a hombros de la plaza de Madrid. Tres meses despu¨¦s, el 10 de diciembre, tom¨® la alternativa en la Plaza M¨¦xico, donde pronto se convirti¨® en un ¨ªdolo consentido de la afici¨®n. Ha salido seis veces por la Puerta Grande de Las Ventas, dos por la del Pr¨ªncipe de la Maestranza de Sevilla y ha triunfado en todas las ferias importantes.
El 18 de septiembre de 2002 anunci¨® su retirada de los ruedos; volvi¨® cinco a?os m¨¢s tarde en Barcelona para reivindicar la fiesta en una plaza amenazada por una prohibici¨®n que llegar¨ªa a?os despu¨¦s.
Volvi¨® a Las Ventas en 2008, se anunci¨® dos tardes, cort¨® siete orejas y se erigi¨® en leyenda. En 2010 se cruz¨® con el drama en la plaza mexicana de Aguascalientes, donde un toro le infiri¨® una cornada que hizo temer por su vida.
Desde entonces, Jos¨¦ Tom¨¢s no ha perdido un ¨¢pice de su prestigio torero, pero ha renunciado abiertamente a ejercer su condici¨®n de revolucionario. Sus apariciones en los ruedos han sido espor¨¢dicas, pero en todas ellas ha dejado huella de la pureza de su tauromaquia, de su apabullante personalidad y de la encendida pasi¨®n que despierta vestido de luces.
El 22 de junio de 2019 fue la ¨²ltima vez que actu¨® en Espa?a; lo hizo en la feria de Granada y cort¨® seis orejas y un rabo.
Lo que ocurrir¨¢ a partir de ahora es, como toda su vida, un misterio.
Lo ¨²nico cierto es que seguir¨¢ siendo un extraterrestre encerrado en su planeta de Estepona, o donde la vida le lleve; en el fondo, no es m¨¢s que un ser humano, triste o feliz, seg¨²n las circunstancias. Un grandioso torero, tambi¨¦n, que se ha rebelado contra su propio destino y ha decidido no ser quien es, o, al menos, no reconocerse como tal ante los dem¨¢s
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
