Rocambolesco
Siento m¨¢s empat¨ªa por el caso Mainat que por lo que se desprende de las declaraciones de Corinna Larsen
De un tiempo a esta parte la palabra rocambolesco parece haberse insertado en nuestras vidas. El coronavirus de los Trump en la campa?a electoral y su reacci¨®n, ese v¨ªdeo triunfalista y apocal¨ªptico, es rocambolesco. El caso Mainat, que para m¨ª ser¨¢ siempre el querido productor del programa que convirti¨® mi vida en algo diferente, es un fen¨®meno televisivo plagado de situaciones rocambolescas. Y las declaraciones de Corinna Larsen, mucho m¨¢s de lo mismo. Ella misma parece erigirse en la reina de lo rocambolesco.
Ver la vida, la realidad como algo rocambolesco, lleno de aristas, giros dram¨¢ticos cada vez m¨¢s arriesgados, un permanente equilibrio entre lo soportable y lo grotesco, puede conseguir que se diluya el dramatismo que en verdad estamos viviendo. Lo rocambolesco sirve como escapismo, abstraernos es esa vacuna que a¨²n no tenemos. Los ¨²nicos tratamientos eficaces que se han encontrado contra la exitosa hipoglucemia del caso Mainat en Telecinco ha sido una buena dosis de Corinna Larsen por las tardes en Cuatro y la artiller¨ªa glucoreguladora de MasterChef Celebrity en TVE.
Pero confieso que lo necesito. No puedo vivir sin mi dosis rocambolesca. Siento que tengo nexos con todas las historias. De hecho, he recuperado un chat de WhatsApp que se cre¨® al cumplirse 20 a?os de Cr¨®nicas Marcianas porque en ¨¦l hay muchas personas que mantienen una relaci¨®n con Mainat y se postean muchos mensajes de indignaci¨®n: al parecer, las im¨¢genes de sus propiedades en Canet no son las suyas sino las de su fallecido hermano Joan Ram¨®n. Yo mismo estuve varias veces en la casa de Mainat en Barcelona, conozco a ?ngela (que en esos primeros d¨ªas de su relaci¨®n no hablaba nada y todos lo entend¨ªamos porque se estaba adaptando) y por todo eso lo que de verdad me preocupa de lo que pase en esa casa es que se fastidien sus maravillosos jardines, que no tienen culpa de nada.
Siento m¨¢s empat¨ªa por lo rocambolesco del caso Mainat que por lo que se desprende de las declaraciones de Corinna Larsen a OK Diario. Conoc¨ª a Corinna en una fiesta de Vanity Fair en Art Basel en Miami, me la present¨® Bob Colacello y la descubr¨ª burbujeante y muy directa. ¡°Para m¨ª la confianza es lo m¨¢s importante¡±, me dijo entonces. ¡°Es lo ¨²ltimo que das. Y lo primero que pierdes¡±. Siempre me ha parecido una frase perfecta pero, tras la difusi¨®n de su ¨²ltima entrevista (la ¨²nica a un medio espa?ol), creo que ahora piensa distinto. Aunque lo reconozca rocambolesco, no estoy de acuerdo en que se critique su aspecto para desmerecerla. Corinna dice lo que sabe y lo que ha visto. Ya se desestimaron sus palabras en la grabaci¨®n de Villarejo y un tiempo despu¨¦s, en uno de esos giros rocambolescos, las mismas palabras la han llevado a ser citada por la justicia. O sea, Corinna siempre nos desvela algo. Ahora se ha decidido por dibujarnos a una reina Sof¨ªa implicada en facilitar el ascenso de su hijo al trono. Muy Hamlet, muy rocambolesco. Me gusta pensar en Corinna y Sof¨ªa como l¨ªderes femeninas en un universo infectado de mala educaci¨®n machista en el que ellas lo surfean todo.
Corinna, como no vive aqu¨ª, no se da cuenta que la em¨¦rita es el personaje m¨¢s valorado de la instituci¨®n. Hasta la reina Letizia tuvo que escenificar un perd¨®n rocambolesco para recuperar la simpat¨ªa del p¨²blico despu¨¦s de aquel rifirrafe en la catedral de Palma de Mallorca.
En otro programa de televisi¨®n hablamos de la pareja de Donald y Melania Trump como ejemplo de familia disfuncional. Vaya, pues la familia real de don Juan Carlos ha hecho de lo disfuncional toda una fuente de informaci¨®n y, parafraseando a Corinna, un modus operandi. As¨ª que los Trump parecen unos aprendices, con perd¨®n, en este aspecto. Trump puede ganar. ?Y saben por qu¨¦? Por ese est¨ªmulo rocambolesco sin el que ya no sabemos vivir.
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