?Qui¨¦n es Caperucita?
Si Campanario y B¨¢rcenas quieren ahora Justicia, que sepamos toda su verdad, resulta estimulante
El hecho de que estalle de nuevo una guerra medi¨¢tica y judicial entre Mar¨ªa Jos¨¦ Campanario y Bel¨¦n Esteban, ambas madres de hijos del torero Jesul¨ªn de Ubrique, me ha hecho recuperar la esperanza de que estamos llegando al final de lo peor de la pandemia.
Y es porque durante estos largos meses este tipo de tramas y de batallas se hab¨ªan focalizado en esa otra zarzuela que es la familia de Isabel Pantoja. Cantora era un surtidor de contenidos que ya daba se?ales no de agotamiento pero s¨ª de fatiga. Y entonces, va Mar¨ªa Jos¨¦ Campanario, una mujer de 41 a?os y con lo que llevamos de siglo formando parte de la gran familia de la prensa del coraz¨®n y publica en su Facebook una carta incendiaria contra Bel¨¦n Esteban, que aparte de llevar m¨¢s tiempo que ella bajo ese foco ostenta el incontestable t¨ªtulo de Princesa del pueblo. En su encendida misiva milenial, Campanario sugiere que Esteban no ha dicho toda la verdad, que en su pasado hay ¡±esa trastienda de la tienda de bolsos (el emprendedor Jesul¨ªn le puso a su entonces pareja, Bel¨¦n, una tienda de marroquiner¨ªa)¡ hay que ver lo que cuenta y lo que calla¡±; lo que sin duda constituye una pasi¨®n epistolar similar a los papeles de B¨¢rcenas acerca de la caja B del Partido Popular. Si Campanario y B¨¢rcenas quieren ahora Justicia, que sepamos toda su verdad, eso, que duda cabe, resulta estimulante. Campanario amenaza incluso con demandar a Esteban y mientras lo lees no puedes dejar de imaginar ese juzgado y los estilismos de cada una de ellas. Como en Dinast¨ªa. Algo que tambi¨¦n sucede con las apariciones de B¨¢rcenas en su propio caso, una especie de editorial de moda sobre c¨®mo afecta la corrupci¨®n al vestuario .
Esteban, que tambi¨¦n es copresentadora del programa m¨¢s influyente de televisi¨®n, S¨¢lvame, ha calificado este nuevo mel¨®n como ¡°la tercera guerra mundial¡±. Puede llamar la atenci¨®n, al menos en cuanto a sonoridad frente a pandemias, campa?as electorales, luchas desiguales por la igualdad de derechos, noticias falsas, teor¨ªas conspiratorias y chistosos r¨®tulos antimon¨¢rquicos, todas esas cosas que acompa?an estos meses de un largo confinamiento estresante. La Tercera Guerra de Ubrique, surge como un acontecimiento intenso, lleno de insultos (¡°lerda y princesita barata¡±, le ha llamado Campanario a Esteban) pero tambi¨¦n con expectativas de hacernos re¨ªr un rato. En esa din¨¢mica, de ataque, carcajada, l¨¢grima y aplauso, Bel¨¦n Esteban no es que sea una experta, sino que merecer¨ªa la medalla por haberlo inventado. Por ejemplo, el que ahora se refiera a Mar¨ªa Jos¨¦ solamente con Jose, es genial. ¡°Jose, s¨¦ por donde vas¡§, titula Diez Minutos y, piensas, el problema de todos los que se enfrentan a Esteban es que suelen olvidar su fortaleza, que sumada a su capacidad dial¨¦ctica, han hecho de ella la respetada Princesa del pueblo que es.
Es cierto que Mar¨ªa Jos¨¦ Campanario se ha puesto farruca, pero no cae tan bien como Bel¨¦n. Tiene un gesto antip¨¢tico un tanto acomplejado, y particip¨® junto con su madre en una bochornosa estafa a la Seguridad Social. Son ese tipo de avales y m¨¦ritos que puede compartir con The B¨¢rcenas, como cari?osamente algunos se refieren a Luis y Rosal¨ªa y que, por qu¨¦ no, podr¨ªa ser el t¨ªtulo para una serie de Netflix sobre ellos. Esa misma altivez, la ostentaci¨®n de un ¨¦xito que apenas rascas, genera escozores y suspicacias. Pero debemos reconocerles, a Campanario y a B¨¢rcenas, ese defendible af¨¢n por airear su verdad, aunque se lleven por delante a un ex presidente del Gobierno o una estrella de televisi¨®n. Quiz¨¢s por eso Campanario sintetiz¨® esta lucha con un mensaje en sus redes sociales que destap¨® el conflicto: ¡°El lobo siempre ser¨¢ el malo si Caperucita es quien cuenta la historia¡±.
Muy bien, Jose pero, ?qui¨¦n es Caperucita?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.