?Les toc¨® la china!
Si las infantas Elena y Cristina pueden vacunarse contra la pandemia mundial pag¨¢ndolo, pues lo pagan, o lo paga su padre o alguien y listo
No me ha asombrado que las infantas Elena y Cristina de Borb¨®n se hayan vacunado en Abu Dabi durante una visita al rey em¨¦rito. ?Es que les toc¨® la china, la vacuna china, y no pudieron decir que no! Do?a Elena ha comunicado que las aceptaron como medida para un pasaporte de vacunaci¨®n. Lo dijo un poquito tarde, seguramente porque est¨¢ acostumbrada a que las cosas en palacio van despacio. Y por eso no me asombra lo ocurrido. Supongo que forma parte de la educaci¨®n que h...
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No me ha asombrado que las infantas Elena y Cristina de Borb¨®n se hayan vacunado en Abu Dabi durante una visita al rey em¨¦rito. ?Es que les toc¨® la china, la vacuna china, y no pudieron decir que no! Do?a Elena ha comunicado que las aceptaron como medida para un pasaporte de vacunaci¨®n. Lo dijo un poquito tarde, seguramente porque est¨¢ acostumbrada a que las cosas en palacio van despacio. Y por eso no me asombra lo ocurrido. Supongo que forma parte de la educaci¨®n que han recibido como personas tan acostumbradas al privilegio que no imaginan que exista otra opci¨®n. Hijas de millonario: lo quiero, lo tengo. Si pueden vacunarse contra la pandemia mundial pag¨¢ndolo, pues lo pagan, o lo paga su padre, o alguien y listo.
La verdad es que una familia real sin esc¨¢ndalo no resulta seria. Aunque no les debemos nada, no est¨¢ de m¨¢s recordar alguno de los peculiares rasgos de estas mujeres en la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono. Por ejemplo, y en eso coincidimos, do?a Elena fue una gran entusiasta de las telenovelas venezolanas y, de hecho, invit¨® a Zarzuela a Carlos Mata, el gal¨¢n protagonista de Cristal y La Dama de Rosa. Para nosotros, guionistas de esas telenovelas, era realmente lo m¨¢s que la hija del rey de Espa?a disfrutara con nuestros enrevesados culebrones familiares. En esas telenovelas la protagonista era una mujer bella pero humilde, a menudo empleada como servicio dom¨¦stico que se enamora del hijo de sus patronos. Que la infanta Elena consumiera estas aventuras, nos dejaba pasmados y pensando en si la suerte de la mujer pobre era envidiada por la mujer rica. Ahora me gusta imaginar que la primera vacuna sentimental que se inocul¨® do?a Elena fue una telenovela escrita por m¨ª.
Con la infanta Cristina podemos intuir su modus operandi, capaz de vacunarse a golpe de influencia o de talonario, porque siempre podr¨¢ aducir que no sab¨ªa nada, excusa que emple¨® m¨¢s de 50 veces durante el juicio del Instituto N¨®os, aquella fundaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que termin¨® con su marido en la c¨¢rcel y con ella como beneficiaria a t¨ªtulo lucrativo. La fiebre medi¨¢tica subi¨® al coincidir las vacunas chinas con el tercer grado para Urdangarin, que lo traslada del centro penitenciario a la casa de su madre. Es como cerrar un c¨ªrculo, pasar de la c¨¢rcel al nido materno para continuar all¨ª su rehabilitaci¨®n contra la corrupci¨®n administrativa, que est¨¢ siguiendo gracias a un curso que le facilitan en prisi¨®n. No hay como una madre para vigilar que te enmiendes y no vuelvas al mal camino. Y con una esposa vacunada, vaya, yo creo que este tercer grado va a estar controlad¨ªsimo.
En mi gimnasio s¨ª hab¨ªa cierto malestar con que las hermanas del Rey est¨¢n vacunadas antes que el propio Rey y su cu?ada, la Reina. Mis amigos de la sauna de vapor echaban humo. Suger¨ª que pensaran que Victoria Abril podr¨ªa rebautizarlas como cobayas reales, porque llevan una vacuna oriental y comunista siendo princesas millonarias de Occidente. No gust¨® a todos el argumento pero tampoco a mi admirada maquilladora en TVE que puso el grito en el cielo: ¡°Estoy harta de ataques a la monarqu¨ªa¡±. Se hizo un silencio en la sala de maquillaje porque tampoco reinaba all¨ª el acuerdo. ¡°Mujer¡±, le respondieron, ¡°que ellos mismos se la est¨¢n cargando con un esc¨¢ndalo un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n¡±. Ante el tab¨², me qued¨¦ calladito para que no me estropearan el maquillaje y pensando que si tuviera que escribir un culebr¨®n sobre la familia Borb¨®n, preferir¨ªa centrarlo en estos a?os de conductas inc¨ªvicas, como calific¨® el presidente S¨¢nchez la del em¨¦rito, que en los anteriores cuando todo era ilusi¨®n. Nada sienta mejor a un melodrama que un poco de decadencia. Pero claro, a riesgo de perder a la infanta Elena como espectadora.