¡®Pagainfantas¡¯
Se ha sabido que Elena y Cristina se vacunaron en Abu Dabi durante una visita al patriarca. Es legal, vale, pero no ¨¦tico
Crec¨ª viendo a las infantas Elena y Cristina en la portada de las revistas rosa. Sus bautizos y comuniones, sus idas y vueltas al cole, sus veraneos en Mallorca, sus compromisos y, claro, sus fastuosas bodas, transmitidas por la tele p¨²blica con gran despliegue de medios sin que nadie dijera ni p¨ªo. Qu¨¦ menos. Se casaban la primog¨¦nita y la mediana del idolatrado rey Juan Carlos, hermanas del heredero, relegadas por una Constituci¨®n que a¨²n prima al var¨®n sobre la mujer sin que a ning¨²n partido se le caigan las siglas del oprobio. Despu¨¦s vinieron todas las debacles, privadas y p¨²blicas. El divorcio de Elena. La c¨¢rcel del marido de Cristina. La p¨¦rdida del norte, el sur, el este y el oeste de Juan Carlos. La disgregaci¨®n de la familia real y de la real familia. Se acabaron las vacaciones, las Navidades, la misa de Pascua juntos en la catedral de Palma. A Cristina, incluso, le quitaron plazas y calles y su nueva Majestad, su hermano, la despoj¨® del ducado que le dio su padre por su boda. Desde entonces, hermanas y padre parecen habitar, dos palmos sobre el resto y eternamente enojados, un mundo que no entienden.
Se ha sabido que las infantas se vacunaron en Abu Dabi durante una visita al patriarca en su jaula de oro. Se las ofrecieron y accedieron por no hacer el feo, seg¨²n han contado, con dos ovarios por testa, al ser pilladas en falta. En plata: que, con 55 y 57 a?os, habr¨ªan tenido que aguardar meses para vacunarse en Espa?a y tomaron el atajo del privilegio que mamaron desde la trona. Es legal, vale, pero no ¨¦tico. Y, como todo tiene remedio en esta vida, menos la muerte de quienes no llegaron ni llegar¨¢n a tiempo, les propongo enmendarse, esperar turno y ponerse la segunda dosis en sus sanatorios. Tenerlos, los tienen. El Infanta Elena, de Valdemoro, y el Infanta Cristina, de Parla, en la periferia madrile?a. Dos hospitales pagados por todos que lucen su nombre en la fachada. Por ahora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.