Maria Callas, una tragedia griega de drogas y abusos
Cartas in¨¦ditas descubren que Arist¨®teles Onassis, su gran amor, us¨® sustancias para tener sexo con ella, fue chantajeada por su madre y estafada por su marido
Maria Callas fue un mito, la gran dama del bel canto, y tambi¨¦n la protagonista de una de las historias de amor m¨¢s tormentosas de los ¨²ltimos tiempos a la que muchos atribuyen la debacle de una carrera que solo hab¨ªa hecho que ascender. Cuando el millonario armador griego Arist¨®teles Onassis se cruz¨® en su camino y, como ella misma dijo, la hizo sentirse ¡°la reina del mundo con su irresistible picard¨ªa¡±, ...
Maria Callas fue un mito, la gran dama del bel canto, y tambi¨¦n la protagonista de una de las historias de amor m¨¢s tormentosas de los ¨²ltimos tiempos a la que muchos atribuyen la debacle de una carrera que solo hab¨ªa hecho que ascender. Cuando el millonario armador griego Arist¨®teles Onassis se cruz¨® en su camino y, como ella misma dijo, la hizo sentirse ¡°la reina del mundo con su irresistible picard¨ªa¡±, la convirti¨® tambi¨¦n en ¡°un animal domesticado¡±. Estas declaraciones no son nuevas y pertenecen al documental Maria by Callas: In her own words, de Tom Volf que se present¨® en 2017. Pero que los recovecos de la vida de la diosa de la ¨®pera no tienen fin y, como buen ¨ªdolo que se precie, la b¨²squeda de nuevos datos sobre ella lleva una y otra vez a nuevos descubrimientos, es un hecho.
Lyndsy Spence se ha pasado los dos ¨²ltimos a?os de su vida examinando tres colecciones distintas de material sobre Maria Callas que nunca hab¨ªa visto y su investigaci¨®n ha dado lugar a una nueva biograf¨ªa sobre la cantante, Cast a diva: The hidden life of Mar¨ªa Callas que, como su t¨ªtulo indica, indaga en su vida m¨¢s escondida. Entre las revelaciones de este nuevo libro hay lugar para las sorpresas pese a lo mucho que se ha escrito sobre Callas. Y el resumen es que ella, que interpret¨® tantas tragedias griegas sobre el escenario, vivi¨® una a¨²n mayor en su vida real. Del dolor que experiment¨® tras enamorarse perdidamente de Onassis y terminar por darse cuenta de que no la amaba a ella ¡°sino a lo que representaba¡±, se ha dado cumplida cuenta. Pero en ning¨²n momento se ha publicado que el armador griego lleg¨® a drogar a la soprano para poder tener sexo con ella.
Entre las cartas m¨¢s impactantes de las consultadas para esta obra se encuentra una que Callas dirige a su secretaria cuando ya el naviero est¨¢ casado con Jackie Onassis, viuda del presidente estadounidense John F. Kennedy. En ella la cantante confiesa que Onassis la amenaz¨® f¨ªsicamente y en el diario de una de sus amigas m¨¢s cercanas se puede leer que lleg¨® a drogarla por razones sexuales, algo que hoy ser¨ªa claramente tipificado como abuso sexual.
Tampoco parece que la prima donna tuviera suerte con su marido, el industrial italiano Giovanni Battista Meneghini, de quien afirma que es ¡°un piojo¡±. Y a?ade: ¡°Mi esposo todav¨ªa me molesta despu¨¦s de haberme robado m¨¢s de la mitad de mi dinero al poner todo a su nombre desde que nos casamos. Fui una tonta al confiar en ¨¦l¡±. Tampoco sale bien parado Peter Menin, entonces presidente de la famosa escuela dedicada a las artes The Juilliard School de Nueva York. De ¨¦l Callas afirma que, tras rechazar sus avances e insinuaciones sentimentales o sexuales, se le impidi¨® regresar a la instituci¨®n a ense?ar.
Ni su madre queda libre en este cruce de confesiones de una mujer que se siente traicionada por los m¨¢s cercanos a ella. De su progenitora Mar¨ªa Callas afirma que lleg¨® a vender historias de ellas a la prensa y que la chantaje¨®. Tampoco parece que encontr¨® grandes aliados entre compa?eros de profesi¨®n, al menos no en la soprano Renata Tebaldi, con quien los medios de la ¨¦poca airearon un sonado enfrentamiento despu¨¦s de que dijera: ¡°Tengo una cosa que Callas no tiene: coraz¨®n¡±. Aunque ambas desmintieron entonces esta supuesta rivalidad, los documentos consultados ahora demuestran que s¨ª la hubo y que Callas hablaba de sus respectivas voces diciendo que equipararlas era ¡°como comparar champ¨¢n con co?ac¡± o que Tebaldi ¡°era desagradable y astuta¡±.
En cualquier caso la etapa m¨¢s atormentada de su vida estuvo relacionada con Arist¨®teles Onassis con quien se relacion¨® entre 1959 y 1968. Con ¨¦l abandon¨® el personaje histri¨®nico, mani¨¢tico y algo caprichoso que todo el mundo escuch¨® y am¨®, para mostrarse como una mujer de deseos sencillos y coraz¨®n abierto que, lejos del escenario, le¨ªa recetas de cocina y coleccionaba carillones. Pero la relaci¨®n con el riqu¨ªsimo y pol¨¦mico empresario fue siempre extrema y muy alejada de la serenidad familiar que Mar¨ªa Callas buscaba desesperadamente. La pasi¨®n, el amor y la tormenta de aquella relaci¨®n acab¨® en 1968, cuando Onassis la abandon¨® para casarse con Jacqueline Kennedy, un trofeo a¨²n m¨¢s preciado que ella por su elegancia, mesura y por ser la viuda del presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy, asesinado cinco a?os antes.
¡°Por ¨¦l abandon¨¦ una carrera incre¨ªble¡±, dijo Mar¨ªa Callas entonces. ¡°Rezo a Dios para que me ayude a superar este momento¡±, a?adi¨®. Aquella decepci¨®n la sumi¨® en la tristeza: ¡°No debo hacerme ilusiones, la felicidad no es para m¨ª. ?Es demasiado pedir que me quieran las personas que est¨¢n a mi lado¡±, lleg¨® a decir. Intent¨® reponerse pero estaba hundida, incluso se habl¨® en 1970 de un intento de suicidio tras ingerir una sobredosis de barbit¨²ricos. El 16 de septiembre de 1977, con 53 a?os, la muerte la sorprendi¨® en su domicilio de Par¨ªs. El lugar en el que se hab¨ªa recluido desde casi una d¨¦cada y donde se sinti¨® rechazada por todos.